26 de Julio de 2017

Cuartel de Moncada, avenida Francisco Sosa 202, en el Barrio de Santa Catarina, Santiago de Cuba.

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Antonio Olivieri

El 26 de julio de 1953, hace hoy 64 años, se produjo la toma del Cuartel Moncada en Santiago de Cuba por un grupo de jóvenes, principalmente estudiantes, comandados por Fidel Castro, en una acción de temeraria aventura contra la dictadura de Fulgencio Batista. El intento fue un fracaso, pero se considera ésa la fecha del nacimiento de la Revolución Cubana, aunque su verdadera influencia comenzó tras ascender al poder a comienzos de 1959, cuando ganaron la guerra contra Batista.


De romanticismo aventurero, el Movimiento 26 de Julio pasó a agresiva fuerza opositora contra los Estados Unidos, convirtiéndose en el brazo latinoamericano del Partido Comunista Soviético y su Internacional Comunista.

Las posturas originales antidictatoriales del castrismo derivaron paradójicamente en férrea dictadura. La boyante economía turístico-azucarera de Cuba decayó hasta convertir a la nación en paupérrimo parásito de la Unión Soviética primero, y luego de la riqueza petrolera de Venezuela, a la que subyugaron a través del movimiento cívico-militar que encabezó el fallecido Hugo Chávez Frías (hoy llamado Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV).

El gobierno cubano, a lo largo de sus 58 años como poder, casi permanentemente ha intervenido en procesos políticos de América Latina y hasta de África. Ernesto “Ché” Guevara, segundo héroe de la Revolución después de Fidel Castro, fue capturado y muerto en Bolivia en 1967, en guerrillas insurgentes. Hay un largo anecdotario de muchas otras intervenciones armadas o no, y hasta una grave crisis mundial en 1962, cuando por permitir Cuba el establecimiento de bases soviéticas de cohetería nuclear rusa apuntando a los Estados Unidos, estuvo a punto de producirse la Tercera Guerra Mundial, que habría sido nefasta no sólo para la humanidad, sino para la vida en el planeta.

El saldo actual de la Revolución Cubana es rotundamente negativo en lo político, social, cultural y económico, como ya lo demostró en la década de los noventa el régimen de socialismo marxista-leninista en Rusia y Europa Oriental, y ahora lo comprueba la exportación del esquema cubano a Venezuela. Aunque todavía hay partidos comunistas gobernando en China, Corea del Norte y algunas excolonias europeas de África, se cree que antes de finalizar el presente siglo la presión de la historia borre repentina o progresivamente estas ideologías y sus organizaciones de seguidores, para abrir paso a propuestas de sociedad más acordes con los recursos tecnológicos actuales y con los retos reales de progreso que ahora vivimos.

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