¡Aquí no se habla mal del Gobierno!

.

Francisco Olivares

Análisis Libre

Si bien la frase se popularizó en las paredes de los organismos públicos, como: ‟¡Aquí no se habla mal de Chávez!″ Ya elevado el personaje a un espacio de deidad, la frase terrenal se ha diversificado como un principio referido a no hablar mal de Maduro, del gobierno, de los corruptos, de los militares o del Fiscal por ejemplo.

En las últimas semanas las disidencias dentro del campo revolucionarios se han ido por caminos insospechados. Cada una de ellas tienen su dinámica específica. Algunos de sus autores terminan en el exilio, colaborando con la justicia internacional; otros tras las rejas por conspirar o los menos relevantes simplemente son execrados de la vida pública.

Es así que algunos se identifican como “chavismo originario”; mientras otros proclaman frentes patrióticos y desde el exilio develan la historia de la corrupción y hay quienes optan por desaparecer del escenario público en un retiro estratégico en algún país del primer mundo.

En estos días le tocó al contralor Manuel Galindo Ballesteros quien en la mañana del 7 de octubre, en el programa de José Vicente Rangel tuvo un momento de lucidez y se le escaparon verdades que no son adecuadas para un “contralor revolucionario”.

Instalado frente al veterano Rangel, quien no da puntada sin dedal, dijo: “la mayor fuente de corrupción actualmente en Venezuela se encuentra en el marco de las contrataciones públicas”. Agregando que Venezuela es un país altamente corrupto. ¿Para quién sería el mensaje o la advertencia?

Pocos días después este contralor revolucionario, presentó ante la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), ese organismo que no tiene competencia para ello, su retiro del cargo y su jubilación. Es decir, mejor me voy tranquilo por la puerta trasera.

Inmediatamente la carta enviada por el contralor, fue leída por el presidente de la ANC, Diosdado Cabello, quien de inmediato postuló a otro revolucionario probado en estos 20 años del proceso, Elvis Amoroso, quien se desempeñaba como su segundo al mando en ese organismo que funciona paralelo a la Asamblea Nacional.

Desde luego la consulta llevada a plenaria fue votada a mano alzada por unanimidad como suele ocurrir en esa asamblea integrada exclusivamente por disciplinados revolucionarios.

Galindo no era un contralor cualquiera. Antes de ser designado como contralor en 2014, fue procurador general de la República, sucediendo en el cargo a Cilia Flores con quien había trabajado como su viceprocurador.

De manera que se trata de una figura de confianza de lo más alto del poder. De allí que su repentina salida, luego de sus declaraciones, hace sospechar que hay una mano dura detrás del poder que pone orden en las filas.

Otro caso que llamó la atención fue la destitución de la vice fiscal Katherine Harrington, el pasado 23 de octubre. Sorprendió porque esta fiscal, también ha sido una probada revolucionaria, cobró notoriedad cuando fue designada en ese cargo por el TSJ, contraviniendo las normas que le dan esa potestad al Fiscal General. Para entonces estaba aún en su cargo Luisa Ortega Díaz, pero ya estaba cuestionada por el alto poder. Harrington cobró notoriedad cuando intentó ingresar a la Fiscalía para asumir su cargo escondida dentro de la maleta de un vehículo.

Pero su intachable trayectoria revolucionaria recoge una larga historia cuando en su desempeño desde el Ministerio Público, condujo los casos de implicación política más relevantes entre ellos los referidos a los los manifestantes de 2014.

El 8 de marzo de 2015 fue sancionada con el congelamiento de los bienes en Estados Unidos y la suspensión de la visa por el  Departamento de Estado de dicho país e incluida en la lista de la Oficina de control de Activos Extranjeros de Estados Unidos (OFAC) al ser acusada de violación de derechos humanos durante las protestas de 2014, siendo una de siete funcionarios sancionados y la única civil.

Harrington no manifestó ningún tipo de disidencia pero sus enfrentamientos con el fiscal general designado por la ANC, habrían provocado su abrupta destitución.

De manera que un mensaje en twitter con tono cuestionador; hablar de democracia interna; decir que hay que escuchar a las bases, o hablar mal del jefe, puede costar toda una carrera revolucionaria intachable.

Algo así nos recuerda cómo todo el comité central del partido que hizo la revolución rusa terminó en Siberia o en el exilio.

Twitter: @folivares10

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *