De la colombianización a la mexicanización

Alfredo Michelena

Cuando hablamos de colombianización nos referimos a algunas prácticas delictivas de las guerrillas de las FARC y el ELN en Colombia, y de los paramilitares de las Autodefensas así como de los grupos derivados en bandas criminales, pero que ahora se practican en Venezuela. Se inició con los secuestros,  vacunas y “boleteos”, en la frontera. Luego estas prácticas se expandieron hasta llegar a convertir a Caracas en «la capital del secuestro» de Suramérica.

Las narcoguerrillas usaban nuestro territorio como aliviadero. Ahora son protegidas del régimen y asientan sus campamentos cómodamente. Como denunció Álvaro Uribe en forma documentada. Ellas controlan amplias zonas del país donde imponen sus códigos. Esto ha permitido la transformación de Venezuela en una zona de trasiego de droga. Somos  puerto de salida de la mayoría de la droga que se dirige a Europa y a EE.UU.

Para colmo, ahora crece la delincuencia organizada. No son las banditas de un barrio contra otro. Son grupos paramilitares fuertemente armados que controlan zonas donde extorsionan a comerciantes, se dedican al abigeato, al sicariato,  al robo y se hacen parte del narcotráfico. Entre ellas se enfrentan por el control territorial. Recientemente, la banda de “El Picure”, que actúa en Guárico y Aragua, enfrento a la de “El Juvenal” con un saldo de 11 muertos. Cinco oficiales de cuerpos de seguridad han sido asesinados por ellos, este año.

¿Nos estamos también está mexicanizando?. Allá estas bandas han mostrado una crueldad infinita para imponerse territorialmente. Ya hay presencia del cartel de Sinaloa y de los Zetas en la frontera con Colombia.  Y de clanes colombianos como el de Los Rastrojos y el de Úsuga (antiguos Urabeños).

Lo grave es la complicidad por acción u omisión. ¿Qué esperar  de un régimen que ha permitido – e incluso estimulado- el crecimiento de la violencia, se ha aliado con las guerrillas, premia con altos cargos  a los oficiales generales acusados de estar vinculados al narcotráfico – el cartel de los soles- y que recientemente cede ante la presión de los paramilitares chavistas o “colectivos”?.

La primera característica del Estado es el monopolio de la violencia. Su misión es evitar que otros grupos puedan ejercerla y reprimirlos si lo intentan. Se trata de controlar el territorio y que prevalezcan las leyes nacionales, y no la voluntad de esos grupos. Han fallado. Parece que lo que logró el tirano Gómez lo perdió el chavismo. ¿Volveremos al siglo XIX y sus montoneras?

 

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