Democracia Cristiana: Rerum Novarum siglo XXI

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» La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!.» (Papa Francisco XVI, Rerum Novarum 2015)

 

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José Ignacio Moreno León

El pasado 20 de enero se instaló en Caracas el Consejo Superior de la Democracia Cristiana en Venezuela propuesto por la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), con fines de fortalecer los valores de la Democracia Cristiana en el país y de incorporar en este movimiento a instituciones y personalidades genuinamente interesadas por el rescate de nuestra democracia. Se trata de un esfuerzo de líderes históricos de la Democracia Cristiana venezolana, con el respaldo de ODCA para relanzar en Venezuela un movimiento democrático que,  en sus mejores tiempos, aportó invalorable apoyo a la defensa de la institucionalidad democrática del país –Pacto de Punto Fijo- y logró con Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns liderar por 15 años, en tres períodos presidenciales, el gobierno de la república, con relevantes aportes para el progreso nacional.

Muy significativo fue el mensaje que en ese evento pronunció el padre Luis Ugalde cuando, al referirse a los orígenes de la Democracia  Cristiana como doctrina y movimiento político, señalaba que la Democracia Cristiana se originó a raíz de la encíclica Rerum Novarum (de las cosas nuevas), publicada en mayo de 1891 por el Papa León XIII y conocida como la primera encíclica social de la Iglesia Católica. Como aclaraba el destacado jesuita, la referida encíclica fue una repuesta a las nuevas realidades sociales y económicas  que estaba confrontando la humanidad, producto de la revolución industrial, frente a las cuales el mensaje papal que dio origen a la Democracia Cristiana clamaba por una nueva organización socioeconómica en defensa del derecho laboral y las organizaciones sindicales, pero igualmente en apoyo a la propiedad privada y a la promoción de la justicia social, como repuesta a las ideas sustentadas en la lucha revolucionaria.

A más de un siglo de esa propuesta papal, la Democracia Cristiana, como todas las corrientes ideológicas que conforman los movimientos políticos a nivel global, deben confrontar nuevas realidades, producto de las grandes transformaciones que está experimentando la sociedad, al impulso de los más profundos cambios científicos y tecnológicos que registra la historia con la revolución de la comunicaciones que está configurando la llamada sociedad de la información y del conocimiento. Son cambios que se están generando a velocidades exponenciales y con tendencias imposibles de predecir. Pero que en el campo de la política reflejan pérdida de fe de los ciudadanos en los procesos democráticos, incluyendo las nuevas generaciones que son más exigentes respecto a los políticos y tienden a considerar la política como un negocio corrupto en el que sus líderes se preocupan por sí mismos, en lugar de tener siempre presente el bien de los ciudadanos.

Frente a esas nuevas realidades -Rerum Novarum Siglo XXI- la Democracia Cristiana del Siglo XXI debe ajustarse a las nuevas demandas de la institucionalidad democrática y a los novedosos retos planteados al liderazgo político, ya que se está configurando un concepto más amplio de ciudadanos y ciudadanía que va a promover el surgimiento de nuevas formas de hacer gobierno y de practicar la política, con vinculaciones más cercanas al ciudadano, promoviendo una democracia más participativa y eficiente, en la que los individuos más educados y mejor informados puedan participar directa y activamente en los procesos de toma de decisiones sobre asuntos de interés personal y de su colectividad, liberándose de muchas de las trabas y restricciones de las instituciones de la modernidad y de la vieja política.

 Es por ello que, ante el colapso de los grandes partidos políticos tradicionales, con sus rígidas estructuras jerárquicas y piramidales, la Democracia Cristiana del siglo XXI debe promover nuevas organizaciones, movimientos y grupos de presión de la sociedad civil que representen una renovación, tanto en el estilo operativo, como en la estructura de la actividad política, en repuesta a las agrupaciones caudillistas y a las viejas macro estructuras clientelares y excluyentes de la tradicional democracia representativa. En la nueva Democracia Cristiana no debe haber cabida para el autoritarismo político ni para el caudillismo mesiánico. Y menos para falsos líderes que hipotecan sus principios por un puñado de dinero sucio. El liderazgo de la nueva Democracia Cristiana debe estar sustentado en valores éticos y en la cultura de paz. Debe ser promotor del humanismo como valor original de esa doctrina que reconoce el papel fundamental de la sociedad civil y el principio rector que coloca a la persona humana como protagonista y razón fundamental de la actividad política.

Konrad Adenauer con Ludwig Erhard (padres de la Economía Social de Mercado y del “Milagro alemán “) y Franz Meyers

La visión del desarrollo de la nueva Democracia Cristiana, frente a las nuevas realidades de la globalización y de la mundialización de la economía debe orientarse, en lo económico, por los principios del sistema de economía social y ecológica  de mercado, como paradigma renovado  que, preservando los principios de solidaridad y subsidiaridad y los valores de la libertad y la justicia social, promueve nuevas prioridades en la preservación del medioambiente, la participación del ciudadano como protagonista de su propio desarrollo y de las redes sociales, y la promoción de una educación de excelencia, como palanca fundamental del progreso en la sociedad del conocimiento. Se trata de un nuevo “contrato social” que promueve el justo equilibrio entre el mercado, el Estado y el interés social, que fue protagonista del milagro económico alemán de la postguerra y ha tenido exitosas ejecutorias en otros países en donde se ha aplicado. Un sistema cuyos logros contrastan con las fracasadas recetas socialistas, tanto en su versión marxista original, como en su mimetizada versión gramsciana (1937), edulcorada por el ruso A.V. Buzgalin (1996) y por Heinz Dieterich (2005) con la etiqueta  de Socialismo del Siglo XXI. Un sistema que representa igualmente una valiosa alternativa a las fórmulas neoliberales que han provocado graves crisis sociales y políticas en su aplicación.

Eduardo Frei Montalva y Rafael Caldera, lideres de la Democracia Cristiana Latinoamericana en el siglo XX.

En el caso específico de Venezuela, la nueva Democracia Cristiana debe contribuir activamente a la promoción de los valores constitutivos del  Capital Social, mediante la prédica de la solidaridad, la honestidad, la confianza interpersonal, el compromiso cívico, el emprendimiento y los valores éticos para lograr el necesario cambio cultural que nos permita deslastrarnos de la cultura rentista, paternalista y clientelar con una democracia de ciudadanos y una sociedad productiva, competitiva y solidaria, como garantes del desarrollo humano sustentable.

A más de doce décadas de la encíclica papal que dio origen a la Democracia Cristiana, el Papa Francisco, en su encíclica Laudato Si de mayo 2015, aporta una valiosa contribución para enriquecer y actualizar la  Democracia Cristiana con su visión frente a las nuevas realidades globales, cuando clama por la promoción de una economía global con sentido humano, y cuando frente al tema ecológico y los problemas sociales señala que: No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja socio-ambiental; lo que obliga a promover un cambio del patrón global de desarrollo en el que se sustenta la civilización contemporánea. Un cambio que, como lo propone el Papa, debe impulsarse poniendo la ecología por encima de la economía, lo que implica reemplazar el modelo economicista por una economía en donde la dignidad humana y el interés planetario estén por encima de intereses crematísticos y ambiciones de poder. Igualmente Francisco, frente al cáncer de la corrupción -una de las manifestaciones más obscenas de la quiebra de principios y valores de la sociedad contemporánea-, hace un llamado que debe ser guía de la Democracia Cristiana del Siglo XXI para fortalecer la prédica y el ejercicio de la ética, no solo en la gestión pública y en la actividad política, sino además en el ámbito de los negocios y del comportamiento de las personas en sociedad, cuando en 2015, en el barrio de Scampia  de Nápoles –feudo de la mafia italiana-  el Papa advertía severamente que: La corrupción es sucia y la sociedad corrupta apesta. Un ciudadano que deja que le invada la corrupción no es cristiano, ¡apesta!.

 

7 comentarios en “Democracia Cristiana: Rerum Novarum siglo XXI

  1. La realidad de los hechos y acontecimientos que se suscitan en Venezuela y en la mayor parte de los países latinoamericanos nos debe mover al análisis de la convivencia social y económica para rescatar la aplicabilidad de los grandes valores éticos que orienten el desarrollo óptimo de las Naciones…

  2. Es relevante lo expresado en este manifiesto de la odca, qué tiene como centro el rerum novarum,encíclica o doctrina social de la iglesia, qué busca la predica de la dignidad, y el bien común,y como instrumento la democracia basada en lo perfectible qué es el gobierno del pueblo y para el pueblo,sin parcelas de poder o feudos cuyo resultado social es el enagenamiento.y como lo digiera el presidente Luis Herrera: Dios ayúdanos a llegar a dónde nosotros no podemos.

  3. QUE EXCELENTE ARTICULO, CONCUERDA CON EL SENTIDO DE LUCHA POR LA CUAL NACE LA JUVENTUD REVOLUCIONARIA COPEYANA, EN CUAL SE SOSTENÍA QUE LA DIVERSIDAD DE SABERES, PENSAMIENTOS , ENFOQUE Y MÉTODOS PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD DISTINTA Y MEJOR DONDE LAS CÚPULAS POLÍTICAS Y SOCIALES NO SECUESTRARAN EL PODER, A LOS DERECHOS HUMANOS NI A LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, NI MUCHO MENOS LO COLONIZARAN PARA CONVERTIRLO EN APÉNDICE DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS. SE LUCHO POR ESAS IDEAS DONDE FIGURAS COMO ABDON VIVAS TERAN Y OTROS PERO TODAVÍA ESA IDEA ESTA PENDIENTE. LA LUCHA CONTINUA Y ES PROPICIO ENCAJAR EN EL DEBATE DE LA DEMOCRISTIANA

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