El chavismo y la “coexistencia pacífica”

Por Alfredo Michelena

Cada vez es más difícil entender la lógica que guía las acciones internacionales de Maduro. No es tanto su carencia sino que es tan diferente a la que se impone en el mundo actual que entenderla requiere una arqueología del pensamiento. Quizás necesitamos darle el sentido del realismo mágico y comprenderla como “socialismo mágico”.

Este socialismo crea una narrativa que “funde la realidad con elementos fantásticos de manera discordante”, con base en una realidad trucada ex profeso para convencer de la existencia de un dogma que desafía la lógica de quienes no comparten “el proceso”. Y que siempre termina en el conjunto de lugares comunes de la izquierda latinoamericana, mezcla de realidad e ideología, con el uso de términos -o coartadas epistemológicas- como antiamericanismo, antiimperialismo, burguesía parasitaria, ultraderecha o internacionalismo revolucionario. Ideología que como dijo el Papa Francisco siempre termina en regímenes dictatoriales.

No se puede entender cómo el chavismo entregó el Esequibo a Guyana y cerró militarmente la totalidad de la frontera con Colombia, con la lógica que rige el mundo actual. Esa que hace que el mismo día que el Papa Francisco viaje de La Habana a Washington, llegue a Seattle el presidente de China, Xi Jinping, que los Castro se abran tímidamente al mundo, y que Francisco (como los papas anteriores que visitaron la isla), no hable públicamente con la disidencia cubana.  Posiciones que a veces no compartimos pero entendemos su lógica.

Cerrar la frontera con Colombia e imponer la idea de la “la coexistencia de los modelos económicos, políticos y sociales de cada país”, como reza el comunicado conjunto con Santos en Quito, es volver a los años cincuenta de Nikita Kruschev -al menos no retrocedieron al estalinismo. La “coexistencia pacífica” fue la justificación soviética para no iniciar una guerra entre el comunismo -o socialismo, como fase previa- y el capitalismo para que se aceptaran dos “modelos económicos, políticos y sociales” distintos y para asegurar su desarrollo independiente -desarrollo que nunca cuajó. Para ello fue necesario hacer caer “… sobre el continente europeo una cortina de hierro”, como dijo Winston Churchill. O un muro como en Corea del Norte o ser una isla como Cuba.

Cerrar la única frontera terrestre que en realidad tenemos por cercanía e historia, y además dificultar severamente la salida aérea, es llevarnos a la época de la Guerra Fría y aislarnos “a la cubana” del mundo globalizado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *