El discreto encanto de la Magnolia

En pocas palabras. Javier J. Jaspe

Washington D.C. / analisislibre.org

 

[dropcap]C[/dropcap]on los calores y la humedad que comienzan a hacer sus estragos en el area de Washington, aún cuando oficialmente el verano apenas se inicia, uno se siente reconfortado con el verdor de los árboles, los cuales dejan colar una brisa suave entre sus hojas trayendo el perfume de las flores. No pocos dejarán de preguntarse si acaso no es un poco tarde para las flores cuando ya la primavera está a punto de fenecer, pero no, todavía es posible encontrar plantas que las siguen brindando con generosidad haciendo más llevadera la vida en la ciudad e inspirando nuestra admiración por la belleza femenina.

 

La planta de la Magnolia y sus flores

Una de esas plantas es la de la Magnolia, árbol que generalmente crece de unos quince a treinta metros, cuya aparición sobre la faz de la tierra se remonta a varios millones de años, incluso antes de que las abejas surgieran para cumplir la función de polinización. Para algunos, el hecho de que esta función la tuvieron que asumir en aquella época anterior algunos otros insectos, como los escarabajos, puede explicar la fuerte contextura de los pétalos de la singular flor de la Magnolia, con capacidad de resistir ante embates de éstos y otros agentes externos.

 

Digo que a mi gusto la Magnolia es una flor singular, al menos la que he conocido en mi vecindario, no sólo por la fortaleza de sus pétalos, sino igualmente por su color blanco intenso (aunque hay una variedad de tipos y colores), ordenados en forma que semeja una estrella y, principalmente, por el delicioso aroma que expide a los cuatro vientos mientras abre y se mantiene erguida, hasta que sus pétalos marchitos se desprenden hacia el suelo.

 

La Magnolia es una planta que se conoce en varias regiones del mundo, aunque se dice que es originaria de  Asia y América. En EEUU se da mayormente en los estados del sur. Por tanto, su singularidad también se pone de manifiesto  en que ha sido elegida como la flor típica de los Estados  Mississippi y Louisiana. En el área de Washington D.C. también abunda, especialmente en la parte que pertenece al Norte de Virginia. En esta zona, es una planta que tiene su propio tiempo, es decir, que no va con el ritmo que en general señala el desarrollo de las estaciones. Por ejemplo, la caída de sus hojas no se produce necesariamente en el otoño, sino fundamentalmente al principio de la primavera, aunque algunos sostienen que cualquier momento del año es bueno para que sus hojas se lancen vertiginósamente al suelo en un permanente afán de renovación.

 

Asímismo, en mi experiencia, las Magnolias no aparecen al principio de la primavera, sino bien entrada ésta, y más que probable, en junio, casi en el momento en que da comienzo el verano. Cuando veo surgir las primeras flores, me viene a la memoria el verso de José Martí dedicado al valor de la Amistad. Aunque Martí lo hace valiéndose de una rosa blanca, mentalmente le hago un pequeño cambio para sustituirla por la flor muy blanca de la Magnolia:

magnolia2

Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
(http://www.poemas-del-alma.com/jose-marti-cultivo-una-rosa-blanca.htm)

 

Cuando florece la Magnolia hay perfume en toda la cuadra. Como no conocíamos esta planta, el primer año que nos mudamos a nuestro actual vecindario, le atribuimos el grato aroma a la acción del viento sobre las flores en general. Gracias a uno de nuestros vecinos que tiene una planta similar, aprendimos que el origen de tal aroma se encontraba principalmente en las flores de la Magnolia, las cuales hasta ese momento habían pasado desapercibidas.

 

Ese día aprendimos sobre su existencia y discreto encanto, colocándonos en la acera de enfrente de nuestra casa. Ésto, porque un completo panorama de la inmensidad y belleza de las flores de la Magnolia sólo puede observarse desde una prudencial distancia, ya que en su gran mayoría se encuentran ubicadas a una altura fuera del alcance de nuestras manos, semejando nidos o nichos blancos rodeados de verdor por todas partes. Todo un espectáculo, como si de un gigantesco pino de navidad se tratara, sólo que esta vez en lugar de bombillos, bolas y demás adornos, se contempla a cientos de bellas y olorosas flores blancas colocadas armoniósamente por la naturaleza a lo largo y ancho del árbol, bajo la guía de la mano prodigiosa de Dios.

 

El tipo Magnolia de mujer

 

La belleza y fortaleza de la Magnolia ha hecho aparecer la idea de que hay una tipología de mujer que responde a estas características para hacer frente a las adversidades que le presenta la vida. En una película dirigida por Herbert Ross en 1989 (Steel Magnolias o Magnolias de Acero, traducción libre de JJJ), en la cual se adapta una obra de Robert Harling, en alguna medida se recrea esta idea, contando con un elenco integrado, entre otros, por: Sally Field, Dolly Parton , Shirley MacLaine, Daryl Hannah, Olympia Dukakis, Julia Roberts, Tom Skerrit, Dylan McDermott, Kevin J. O’Connor y Sam Shepard (https://en.wikipedia.org/wiki/Steel_Magnolias).

 

En un comentario que vimos sobre esta película se dice que el indicado título se habría escogido para significar que las mujeres representadas por las actrices indicadas, no sólo eran bellas como la Magnolia, sino que además eran fuertes como el acero. Luego de haber conocido la Magnolia, yo tiendo a disentir de esta interpretación, pues me parece que la palabra “steel” (o acero) viene a ser una reiteración, sino una referencia, a la fortaleza misma de la Magnolia. Es decir, la Magnolia no sólo es bella, sino que mientras vive, aunque de apariencia delicada, también está conformada por una estructura fuerte como el acero (valga la metáfora), para resistir la presión que puede recibir de insectos, lluvias y otros agentes externos.

 

Además de su belleza y fortaleza, hay otras características de la planta de la Magnolia y sus flores que analogica o metafóricamente, y sin que se indique orden de preferencia o importancia, podrían ser identificables en algunas mujeres. Veamos:

 

No son de conquista fácil – Así como es difícil acceder a la Magnolia, pues generalmente se encuentra ubicada en partes del árbol que no están al alcance de nuestra mano, igualmente hay mujeres que no ceden fácilmente a los requiebros del hombre que aspira a conquistarlas para la relación amorosa.

 

Su perfume es seductor – Uno de los mejores atributos de la Magnolia es su perfume. Luego que usted lo siente difícilmente resiste la tentación de buscar una nueva oportunidad para olerlo. Hay mujeres que por si mismas o porque combinan su aroma natural con un perfume que les hace bien, guardan semejanza con el indicado atributo.

 

Eligen su propio tiempo para el amor – Del mismo modo que la Magnolia tiene su propio tiempo para deshojarse y para florecer, hasta el punto de que algunos árboles tardan hasta diez años para dar sus primeras flores, así hay mujeres que seleccionan la oportunidad que les es más propicia para acceder al juego amoroso. Quizás, la Florinda que nos dibuja el renombrado poeta Andrés Eloy Blanco era un tipo de mujer Magnolia en este aspecto (http://www.poesiaspoemas.com/andres-eloy-blanco/a-florinda-en-invierno).

 

Desean ser admiradas en su integridad – Arriba dijimos que el discreto encanto de la Magnolia merece ser admirado a distancia, para observarla en toda la majestad de su expresión con el arbol del cual forma parte. Caso parecido sucede con ciertas mujeres que se preocupan no sólo por arreglarse en su apariencia física, sino igual o principalmente, para cultivar su formación intelectuial, espiritualidad y talento, con el fin de que se les aprecie y admire como un todo.

 

Disfrutan de la soledad – El diccionario de la Real Academia Española define a las magnolias como “flores hermosas, terminales, solitarias, muy blancas, de olor intenso y agradable, de forma globosa….” (RAE, tomo II, página 1419). Rescatando el carácter solitario de la Magnolia, también hay mujeres que prefieren la paz y reflexión que les brinda el encontrarse a solas con sus propios pensamientos. Cuando pienso en este tipo de mujeres, recuerdo mi lectura sobre la biografía de la reina Isabel de Castilla (1451-1504).

 

Practican la discreción – Se ha dicho que al tener su propio tiempo y estar en un árbol de gran altura, la Magnolia no sólo es solitaria, sino que igualmente suele pasar discretamente desapercibida. Igiuamente, hay mujeres que practican la maxima que enseñara El Quijote a Sancho Panza, según la cual, la discreción es la madre de todas las virtudes.

 

Se recuperan rápido del fracaso amoroso – Conocido es que el arbol de la Magnolia se deshoja en cualquier momento del año, dando paso a una renovación permanente de sus hojas. De forma similar, algunas mujeres poseen la virtud de superar la circunstancia dolorosa de la ruptura o el desencanto con su pareja, viendo con fe y optimismo las posibilidades para el renacimiento de nuevas relaciones amorosas.

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La Magnolia en un poema

 

La magnolia

Por José Santos Chocano (1875-1934)

 

En el bosque, de aromas y de músicas lleno,

la magnolia florece delicada y ligera,

cual vellón que en las zarpas enredado estuviera,

o cual copo de espuma sobre lago sereno.

 

Es un ánfora digna de un artífice heleno,

un marmóreo prodigio de la Clásica Era:

y destaca su fina redondez a manera

de una dama que luce descotado su seno.

 

No se sabe si es perla, ni se sabe si es llanto.

Hay entre ella y la luna cierta historia de encanto,

en la que una paloma pierde acaso la vida:

 

porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve,

como un rayo de luna que se cuaja en la nieve,

o como una paloma que se queda dormida.

(https://www.poeticous.com/jose-santos-chocano/la-magnolia?locale=es)

En pocas palabras, la Magnolia, fuente valiosa de atributos que hacen más llevadera nuestra vida sobre la faz de la tierra, capaz de inspirar las analogías o metáforas que nos permiten admirar el mundo  inagotable de la belleza femenina. Veremos…

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