Eliminación de la Fuerza Armada Venezolana

[box_dark]Golpistas del 4-2-1992 condecorados!! Orgullosos de su malandraje[/box_dark]

por Gustavo Coronel / Washington D.C.
La semana pasada publiqué un escrito sobre la Fuerza Armada Ve
nezolana en mi blog, en ND y La Patilla que tuvo mucho apoyo de los lectores,  así como  reacciones de algunos ex-miembros de las Fuezas Armadas en contra de lo que consideraron un “severo e injustificado ataque” contra la gente de uniforme. Decía yo en ese escrito que, eventualmente, la Fuerza Armada Venezolana debía ser eliminada por ser y haber sido historicamente muy dañina para la nación.  

Ahora me entero de la existencia de un análisis hecho por el Profesor Hernán Castillo, de la Universidad Simón Bolívar, el cual documenta con mucho rigor la significativa dimension parasitaria de la institución armada en nuestro país. Se trata de un libro: “Militares y Control Civil en Venezuela”, en el cual se refuerzan algunas de las críticas que yo he hecho en forma conceptual.

En mi artículo de la semana pasada hablé de la Fuerza Armada como un cáncer, un duro término que chocó a algunos respetables miembros o ex-miembros de la Fuerza Armada. Ciertamente no es un término amable pero, al utilizarlo,quise ilustrar mi convicción de que la institución armada ha sido y  es una terrible amenaza para la buena salud de la nación.

Dice el profesor Castillo en su libro que Venezuela ha pasado de tener un puñado de generales y almirantes en la época pre-chavista a tener 1875 generales y almirantes hoy en día. Esto es totalmente inaceptable y revela la existencia de una institución corrompida y burocratizada.

Ya me había extrañado el hecho de que teniendo solo 11 generales en jefe durante 192 años, la Fuerza Armada pasara a tener una nueva docena en los 15 años en los cuales este régimen ha estado en el poder. Si no estamos equivocados ellos son: Lucas Rincón Romero, Jorge Luis García Carneiro, Raúl Isaías Baduel, Gustavo Rangel Briceño, Carlos Mata Figueroa, Jesús González González y Henry Rangel Silva.  Además Luis Alfonso Acevedo Quintero, Almidien Moreno Acosta y Alberto Müller Rojas, de las filas del ejército, recibieron la distinción post morten. A esta lista se le suma Ramón Oswaldo Maniglia Ferreira, ascendido a almirante en julio de 2005, cuando ese grado era equivalente al de general en jefe. Creo, además, que hay otro General en Jefe recientemente nombrado. Se ha abaratado la jerarquía al otorgarla de manera pródiga, tal y como se han abaratado la Gran Orden del Libertador y la Espada de Bolívar, entregadas a forajidos de todo el planeta y los barriles de petróleo a los sátrapas de La Habana.

 

 Corruptores 
Ninguno de estos nuevos generales en jefe ha ganado tal distinción donde se debe ganar, en el campo de batalla, sino en las trastiendas chismosas del poder politico. Uno le pidió la renuncia a Chávez, la cual aceptó. Los hay señalados como aliados de narcotraficantes, hay uno preso, acusado de corrupción por el difunto,  al menos uno se hadesmayado en público y ninguno de los fallecidos, con todo respeto hacia los muertos, tenían méritos suficientes para tal promoción.

Segun el profesor Castillo, entrevistado para TAL CUAL, los militares “han invadido la administración publica, abandonando funciones de defensa de la soberanía nacional”. Como el difunto decidía todos los ascensos, ello facilitó la corrupción del proceso. Por eso, dice el professor Castillo, Maduro es hoy un rehén de la Fuerza Armada y del régimen castrista, los dos grupos que se disputan el poder en Venezuela y el dinero proveniente de PDVSA.
Esto que dice Hernán Castillo reafirma mi creencia que la institución armada venezolana es una institución parasitaria que debe eventualmente desaparecer. Hoy en dia, apunta el profesor Castillo, los militares venezolanos son “una casta”.
Pero, preguntamos: cuando no lo fueron?  Que yo recuerde siempre han tenido privilegios especiales. Su lealtad ha sido siempre a quien le aceite los engranajes. Hoy en día, dice el professor Castillo, hasta tienen un servicio social separado y sus aumentos de sueldo son totalmente desproporcionados en relación al resto de la población. Los recuerdo prepotentes y abusadores en la época de Pérez Jiménez, lo cual sufrí en carne propia cuando me sacaron de mi silla del Estadio Universitario a punta de bayonetas para que se sentara alguien del séquito del dictador y, luego, cuando fui a la cárcel en Maracaibo por rebelarme en contra de ellos.
Segun el profesor Castillo existe “un gran sector institucionalista” en la Fuerza Armada. Pero, si esto es así,  por qué no se pronuncia? Cumplir la orden del bufón anti-aéreo que está en Miraflores, de dotar cada ciudad venezolana de baterías de misiles es una muestra de insensatez, cobardía y complicidad criminal por parte de la F.A. Asistir como comparsa a los saqueos de la propiedad privada que, por razones politiqueras promueve el régimen, indica su total entrega a la barbarie.
 Quienes se han sentido ofendidos por mi llamado a la eliminación de la Fuerza Armada argumentan que los militares “no pueden ser mejores que los civiles” y que es injusto pedirles lo que no pedimos a los civiles. Pero es que eso mismo le estamos pidiendo a los civiles! Que se rebelen!  Mi argumento es que sería más efectiva la insurgencia de los civiles si fueran apoyados por alguien armado.  Y, como dice Carlos Peñaloza, al hablar de insurgencia no estoy promoviendo un golpe militar, como el del gorilaje de 1992, sino llamando a la F.A. a cumplir con su deber de proteger la constitución y las leyes, un deber que ellos han abandonado para comvertirse en opresores del pueblo.
Por cierto, no se trata de pensar solo en la F.A. como parasitaria e indeseable. Es que también creo que el modelo petrolero tendrá que cambiar en Venezuela porque PDVSA, tal y como existe hoy, es irrecuperable. Esas dos instituciones han sido claves en la ruina del país.
La mayoría de nuestro pueblo sigue sin darse cuenta, por indiferencia o ignorancia, de la magnitud del desastre venezolano. Venezuela está hoy en los estratos inferiores de la dignidad como país.
En esa bajada hacia la ignominia la Fuerza Armada Venezolana ha marcado el paso.

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