Escándalos por plagio en Estados Unidos reabren debate sobre atribución de fuentes

por Zach Dyer/ FD

«Un grave error». Así fue como el autor y presentador del canal de noticias CNN, Fareed Zakaria, describió la decisión de tomar un párrafo de la revista The New Yorker para su columna en la revista Time, de acuerdo con The Huffington Post. El diario The Washington Post utilizó la misma frase, «grave error», en una disculpa, en octubre de 2011, después de que uno de sus periodistas utilizara cantidades «sustanciales» de información de un artículo del periódico Arizona Republic, sin las atribuciones respectivas, sobre el atentado contra la congresista Gabrielle Giffords.

En el último año, varios de los grandes nombres del periodismo estadounidense se han visto enfrentados a acusaciones de plagio, incluyendo recientemente a Zakaria y a Jonah Lehrer, otrora reportero de la revista The New Yorker. Ambos casos no solo muestran la facilidad del plagio en el mundo de cortar y pegar de los medios online, sino también revive antiguos debates sobre la ética periodística, independientemente del tipo de medio.

La caída en desgracia de Lehrer es quizás la más corta y seca de los escándalos de plagio recientes. El reportero, experto en ciencia y tecnología, comenzó a defenderse de las acusaciones de auto-plagio en junio de 2012, después de que se detectara que había tomado párrafos escritos por él mismo en publicaciones anteriores. Poco después, Michael Moynihan, de la revista Tablet, denunció que Lehrer inventó citas de Bob Dylan para su best-seller, Imagine.

Esta caída obligó a Lehrer a renunciar a The New Yorker, y al editor de Imagine a retirar el libro de las tiendas, de acuerdo con The New York Magazine. Hasta el día de hoy, 15 de agosto, Lehrer ha conservado su puesto como editor colaborador de la revista Wired, pero la revista aún está considerando si continua o no publicando el trabajo del escritor caído en desgracia, según la propia publicación.

Inventar fuentes y citas es algo rotundamente criticado como poco ético, pero el tratamiento a la atribución de fuentes y citas, especialmente online, es debatible. He ahí el caso de Zakaria. En su blog de CNN, Global Public Square, Zakaria fue sorprendido con varios párrafos con «cercanas similitudes» a un ensayo de la profesora Jill Lepore para la edición de abril de The New Yorker. De acuerdo con The Atlantic Wire, Zakaria admitió que había tomado la información por lo que emitió un comunicado diciendo: «Cometí un error terrible. Es un grave error y uno del cual soy completamente culpable. Le pido perdón a ella, sin reservas, a mis editores en Time, y a mis lectores”.

Tanto CNN como Time suspendieron a Zakaria por su indiscreción. Time inicialmente declaró que suspendería a Zakaria por un mes pero rápidamente lo reincorporó después de sólo una semana, según The Maynard Institute. Esa decisión y otra acusación de plagio del Washington Post provocó un gran revuelo en la blogósfera.

Varios comentaristas de los medios salieron en defensa de Zakaria. Edward Jay Epstein escribió que Zakaria no cometió plagio porque él aún atribuyó la cita a la fuente original, incluso si no le dio los créditos a Lepore por su trabajo, de acuerdo con Politico. David Frum también defendió a Zakaria en su columna, desestimando el mal uso de las palabras de Lepore, meditando sobre si el reportero que hace la entrevista necesita ser nombrado si la fuente original ya fue mencionada.

David Zurawik del Balitmore Sun no estuvo de acuerdo, escribiendo en un blog: «No es una cuestión de ‘interesante’ o ‘más delicado’, como lo dijo Frum. Es tan claro como la norma, tal como alguna vez la hubo en el periodismo: No te apropias del trabajo de otros sin dar los créditos respectivos. Punto».

Vanessa Horwell fue aún más lejos, blogueando, «Un mes de suspensión y una revisión disciplinaria no bastan. Si se abordan que las cuestiones legales y éticas son tan fundamentales para la industria de la comunicación que todos alabamos, entonces los castigos por pisotear esas lecciones deben ser igualmente severos».

Lehrer y Zakaria son sólo dos de los muchos acusados de plagio en el último año. En octubre de 2011, un reportero político renunció después de plagiar artículos previamente publicados por The New York Times y otros periódicos. Los escándalos por atribución terminaron de engendrarse con el bloguero de periodismo Jim Romenesko de Poynter en noviembre de 2011, cuando surgieron preocupaciones sobre su patrón de «atribución imperfecta». En junio de 2012, el New Canaan News en Connecticut despidió al reportero Paresh Jha por inventar fuentes y citas en por lo menos 25 notas.

«Todo se reduce a la ejecución«, escribió David Carr en una reciente columna para el diario New York Times: «Si atribuyo las historias de los otros y logro mantener al margen los derechos de propiedad intelectual al hacer un argumento convincente, entonces puedo vivir para escribir otro día».

Fuente: http://knightcenter.utexas.edu/es/users/zach-dyer

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