Las giras energéticas

Por Alfredo Michelena

Dos giras presidenciales tuvieron lugar esta semana en la región, la de Chávez y la de Lula. El tema energético dominó ambas agendas, pero sus visiones fueron diferentes.
En su periplo, el trashumante Chávez prometió desembolsar más de US$ 13.000 millones para proyectos en el sector y firmó acuerdos de Seguridad Energética, asegurando «petróleo para todo el siglo».
En Bolivia creó Petroandina (US$ 600 mm) y acordó financiar una planta eléctrica (US$ 70mm), mientras que el Ecuador prometió ayudar a reconstruir la industria petrolera (US$ 10.000 mm) que incluye una refinería (US$ 5.000mm). En Argentina financiará una planta de liquefacción de gas (US $ 400mm ) y otra en Bolivia (US $ 400mm). Además de comprar la deuda Argentina en dos partes (US$ 1.000 mm) y posiblemente bonos de Bolivia ( US$ 100 mm) y Ecuador (US$ 500 mm).
La gira hizo patente que Chávez está abandonando el proyecto de «gasoducto del sur», para transarse por la construcción de plantas de liquefacción de un gas que sería transportado por barco y no por el gasoducto. También pasó por debajo de la mesa con el tema de MERCOSUR, primero diciendo que no había dado un ultimátum para luego extenderlo hasta diciembre.
Probablemente el caudillo barinés entendió que las condiciones que le favorecían internacionalmente habían cambiado, entre otras cosas por el rechazo internacional al cierre de RCTV- suavizado por la suspensión temporal del mismo por dictamen del Tribunal Supremo—por lo que desechó el realizar mítines anti-imperialistas, insultar a quienes los adversan, poner condiciones para su ingreso al bloque, etc.
Esta gira concluye con la III Reunión de Petrocaribe en Venezuela que ha convocado a 14 jefes de Estado del Caribe y desde donde ya se anuncia la firma del mismo Tratado de Seguridad Energética, condonaciones de deuda y un nuevo delirio: un gasoducto hasta Cuba .
Pero los caribeños no han querido apostar sólo al petróleo y están embarcados en proyectos de bio-combustibles con Brasil y EE.UU. Esta misma semana acaban de concluir un seminario en Guyana, denominado » Expandiendo las oportunidades bio-energéticas en el Caribe», patrocinado por el CARICOM, BID y la OEA.
Por su parte, Lula ha orientado su gira por México, Honduras, Nicaragua, Panamá y Jamaica, al tema de los bio-combustibles. Lula firmó con el «imperio» acuerdos sobre el tema y está impulsando una agresiva política para fomentar y liderar la industria del etanol, sacando provecho de sus ventajas comparativas, por su conocimiento del tema, su capacidad instalada y sus grandes extensiones agrícolas.
Para los países que no producen petróleo, producir biocombustibles es realmente una alternativa en especial por su creciente demanda y el mejoramiento de los precios. Con lo cual no sólo pueden tener acceso a divisas, sino que esta estrategia rápidamente fomentará el empleo agrícola e industrial, que es una vía para combatir la pobreza. Otra ventaja es que la instalación de plantas y el incremento de la frontera agrícola se realiza, indudablemente, a un costo menor y en menos tiempo que cualquier proyecto que involucre hidrocarburos.
Lula ha firmado acuerdos con todos los países que visitó para desarrollar el etanol de caña de azúcar. Pero además Brasil se propone aprovechar los respectivos TLC- u otros acuerdos comerciales- que han firmado esos países a fin de tener acceso preferencial al mercado norteamericano.
Lula y Chávez presentan y representan en la región dos manera de enfrentar el problema del desarrollo y en este caso de la energía. Chávez se basa en el petróleo, «su chequera» y «su socialismo» anti-norteamericano; Lula en los biocombustibles, el poderío empresarial brasileño y un socialismo democrático y pragmático.
En resumidas cuentas, dos propuestas energéticas que pudieran ser complementarias se presentan como contrapuestas empañadas de ideología. Posiblemente la región lo ha entendido y tomará lo que pueda de ambas. Pero si esta actitud no es entendida por Chávez y comienza de nuevo a atacar buscando alineaciones «patria o muerte», en su visión de que todo es parte de la guerra global contra el imperio y el capital, y utiliza sus «generosos» acuerdos y tratados como camisas de fuerza, los últimos tornillos que sostienen internacionalmente su imagen y su política se tornarán en alfileres y luego se caerán, precipitándose un asilamiento muy tenso, pues será un aislamiento con mucho que perder por todas partes.

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