Manipuladores, hipócritas y mentirosos

por José R López Padrino

Un rasgo fundamental de los gobiernos autoritarios de corte fascista es la de reescribir la historia, presentar una historia oficial deformada y manipulada. A través de los recursos del Estado contratan a plumíferos dóciles quienes se encargan de la oprobiosa tarea de reestructurar la historia para acomodar los hechos en función del libreto totalitario.

El régimen del tte coronel ha reelaborado determinados episodios de nuestra historia Patria para adaptarlos en función de su proyecto neototalitario: el socialfascismo bolivariano. Se han empeñado en analfabetizar nuestra historia, de corroer nuestra memoria a fin de hacernos más dóciles y sumisos ante su perverso proyecto. La historiografía sobre el 27F (1989) ha pasado de ser una protesta anarquizada de la población, al inicio de la Revolución Popular Bolivariana obviamente emparentada con los golpes militares del 4F y del 27N de 1992.

La historia oficial ha manipulado los hechos sangrientos del 27F a fin de sacarle el máximo provecho político. El 27F fue un estallido espontáneo y anarquizado de la población en respuesta a los aumentos inesperados de la gasolina y de los pasajes del transporte colectivo, que se propagó desde Guarenas, ciudad-dormitorio hacia Caracas y desde allí a otras ciudades del país. Fue la primera vez que un gobierno venezolano, el de Carlos Andrés Pérez (CAP), de manera explícita, aceptaba someterse a las orientaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). La doctrina neoliberal se había logrado imponer, prometiendo que tras el inicial apocalipsis social por los aumentos en los servicios y por los recortes en los programas sociales, vendría un paraíso donde la tasa de cambio se estabilizaría, el clima de inversión se restablecería y los conflictos sociales serían manejables. La historia demostró todo lo contrario.

Sin embargo, el 27F no fue un estallido insurreccional revolucionario en contra del gobierno de CAP o las medidas del FMI como los cagatintas del régimen han querido interpretar. Fueron saqueos generalizados que nadie puede atribuirse, o reivindicar como acciones revolucionarias, y menos aún de insurreccionales, pues si de algo careció el 27F fue precisamente de contenido político. No hubo lideres, ni partidos o vanguardias organizadas, solo un pueblo embargado por una delirante alegría de hacerse de víveres de consumo, y en muchos casos de bienes lujosos no accesibles por sus precios. Estos saqueos fueron brutalmente reprimidos por las Fuerzas Armadas, resultando más de 300 personas asesinadas según cifras oficiales, aunque otras versiones hablan de 1.000 ultimados.

Lamentablemente 24 años después del Caracazo el régimen sigue aplicando las recomendaciones del FMI, y el imperio sigue gozando de nuestras riquezas a través de las empresas mixtas que constituyen la mayor regalía que le ha otorgado gobierno alguno a las trasnacionales del petróleo. Todo ello bajo la mascarada del socialismo bolivariano y de una revolución inexistente. Además, la complicidad e impunidad sigue reinando. No hay detenidos, no sabemos con exactitud el número de personas asesinadas o desaparecidas. Poderosos intereses tanto en la IV República, así como en el presente han impedido que se haga justicia. La complicidad del régimen militarista del tte coronel, así como la impunidad de los culpables materiales de esos crímenes, podría estar relacionado al hecho de que quienes ejecutaron las masacres en las zonas populares para aquel momento pudieron ser tenientes, capitanes o mayores, quienes hoy en día podrían ser generales y voceros del proceso. No olvidemos que el “Catire” Acosta Carles, fundador del MBR-200 muere precisamente cuando reprimía a los pobladores de la parroquia del Valle y el tte coronel inquilino del Hospital Militar no participó en la gran masacre porque estaba de permiso por enfermedad.

Estamos ante un régimen que distorsiona la verdad histórica y miente a fin de crear una épica para su maltrecho proyecto político neototalitario. Gobierno felón e hipócrita donde muchos de los milicos que hoy dicen ser “socialistas rodilla en tierra” son los asesinos que masacraron al pueblo el 27F.

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