Mujeres y poder: ¿más cerca de la igualdad de géneros?

Michelle Bachelet, presidenta de Chile y Laura Chinchilla, exmandataria de Costa Rica.

Más de 70 líderes internacionales de la política, la economía y la sociedad se reúnen en Santiago de Chile para revisar cuánto han avanzado las mujeres y qué desafíos tienen pendientes.

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DW

Michelle Bachelet en Chile, Cristina Fernández en Argentina, Dilma Rousseff en Brasil o Angela Merkel en Alemania son casos emblemáticos de un fenómeno impensado hace algunas décadas. Sin embargo, expertas en temas de género coinciden en que falta mucho para que mujeres y hombres se encuentren en igualdad de condiciones en la sociedad y también en los puestos de poder.

Este 2015 se cumplen 20 años de la declaración y plataforma de acción de Beijing, adoptadas en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en 1995. Momento para revisar cómo han avanzado los estados miembro de las Naciones Unidas en la implementación de los compromisos y qué retos están pendientes. “A lo largo de estos 20 años ha habido progresos, pero más lento de lo esperado”, indica la abogada española Begoña Lasagabaster, Directora interina de la División de Políticas de ONU Mujeres.

Para revisar, compartir experiencias y proponer caminos, más de 70 líderes internacionales, en su mayoría mujeres, se reunen este 27 y 28 de febrero en Santiago de Chile en la cumbre “Mujeres y Poder: Construyendo un mundo diferente”, organizada por ONU Mujeres y el gobierno de Chile. “Nos queremos centrar en una de las áreas de acción, que es la mujer en la toma de decisiones. Queremos reunir a las mujeres que lideran en distintos ámbitos como la política, la economía, la sociedad civil, los sindicatos, el ámbito rural o urbano, y ver qué tenemos que hacer para que los compromisos se hagan realidad” explica Begoña Lasagabaster, quien fuera diputada en España.

Junto con la actual Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, y su antecesora en el cargo y actual presidenta chilena, Michelle Bachelet, estarán la presidenta de Lituania, la vicepresidenta de Costa Rica, las alcaldesas de Santiago y de París, ministras de varios países, presidentas de bancos, ex primeras ministras, ex presidentas, ex ministras, activistas de derechos humanos y la premio Nobel de la Paz de Liberia Leymah Gbowee, entre otras.“No creo que podamos decir que las mujeres en política, al igual que en economía y ciencias, tengan igualdad con los hombres en los puestos de poder, sino que existen determinadas mujeres que lo han alcanzado, pero son más bien casos aislados que una paridad”, indica la Dra. Barbara Stiegler, Directora del Área de Trabajo, Mujer e Investigación de Género de la Fundación Friedrich Ebert en Bonn, Alemania.

Cada caso es diferente

Mientras que la presidenta chilena apela a su cercanía y empatía con el electorado y a un fuerte respaldo femenino, la canciller alemana se ha perfilado como una autoridad fuerte en la cual el tema femenino no juega un gran papel. Más bien intenta neutralizar este aspecto y no le da prioridad tampoco a los temas de género. Aquí se ha dado un mecanismo distinto, explica la experta alemana: Cuando hay cargos que ocupar y los partidos tienen problemas o están en crisis, los cargos ya no son tan atractivos, los hombres prefieren no asumirlos, y entonces las mujeres tienen mejores oportunidades de optar a puestos de poder.

Pero en ocasiones, ni siquiera tienen la oportunidad de demostrar sus capacidades, por lo que políticas de cuotas y paridad ofrecen esa posibilidad. “En los últimos 20 años ha habido cambios importantes, pero mi sensación es que se desarrollan lento”, opina Barbara Stiegler.

En Latinoamérica, a pesar de las tres mujeres presidentas, no se puede decir que las condiciones sean igualitarias. “La región tiene que estar muy satisfecha por el porcentaje de mujeres en parlamentos y jefas de estado o gobierno, en comparación con otras regiones, pero tiene que hacer más. Si observamos el porcentaje de alcaldesas, curiosamente baja mucho. Y mientras la participación en educación universitaria es tremendamente alta, a la vez hay situaciones de alarma, como la violencia”, comenta Begoña Lasagabaster, de ONU Mujeres.

Los procesos de democratización en países lationamericanos en los últimos 30 años han sido un factor de inclusión de las mujeres, pero el número es todavía bajo y falta ampliar los niveles de participación a una mayor diversidad cultural, económica, de clases y también en el ámbito rural e indígena, indica la experta.

En los países nórdicos europeos, en tanto, donde destaca la mayor representitividad femenina en política, se incorporan temas nuevos en educación, políticas sociales y conciliacion de la vida laboral, pero incluso también en el ámbito fiscal, de seguridad social, pensiones, trabajo rural.

No obstante, las mujeres candidatas enfrentan obstáculos que sus colegas hombres no tienen: nadie le pregunta a un candidato cómo piensa conciliar su cargo con la vida familiar, ni tampoco se le pide que dé prueba de sus capacidades, a lo que las mujeres están expuestas permanentemente.

Apurar los cambios
“En educación y salud ha habido avances importantes, pero requieren un impulso todavía mayor. Por ejemplo, en América Latina las mujeres representan un amplio porcentaje en las universidades y, sin embargo, en el ámbito laboral no tienen la misma participación y la diferencia de remuneraciones entre hombres y mujeres en muchos casos es una brecha importante”, indica Begoña Lasagabaster.

La directora interina de Políticas de ONU Mujeres destaca que la incorporación de las mujeres “no es un tema sólo de derechos humanos. Hay datos que nos dicen que ahí donde participan mujeres y hombres los resultados para la ciudadanía son mucho mejores, ya sea en temas económicos, políticos, preservar la paz o incluso en grandes desafíos como el cambio climático y la protección del planeta”.

Los alcances son insospechados. En India, por ejemplo, en algunos gobiernos locales que establecieron cuotas de participación femenina, transcurridos los años se observó un incremento sustancial en la educación de las niñas. Los padres, al ver que sus hijas podrían aspirar a cargos políticos y a un mejor futuro, se esmeraron en darles una mejor educación.

Los estudios indican que cuando las mujeres participan en el ámbito de decisiones económicas hay un mejor desempeño y mayor productividad en las empresas, y cuando tienen cargos políticos en el gobierno, ministerios o parlamento, hay debates y se afrontan problemáticas que no se dan cuando ellas no están.

Sin embargo, según explica la representante de ONU Mujeres, las estadísticas muestran que a la velocidad actual de cambios tardaríamos 81 años en tener un equilibrio entre hombres y mujeres en el ámbito económico, 75 en conseguir una igualdad en el empleo, y todavía 30 años en tener una igualdad de representación en las decisiones políticas.

Apurar los cambios pasa por un compromiso general de todos los actores de la sociedad. “Todo el mundo tiene que ponerse las pilas, tener voluntad politica, invertir en ello y afrontar una velocidad que hasta ahora para nosotras ha sido dolorosamente lenta”, apunta Lasagabaster.

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