Oswaldo Muñoz (Venezuela-USA): “Banqueros prófugos no son perseguidos políticos”

 En una entrevista publicada en el periódico venezolano Versión Final, el director-editor del semanario  El Venezolano (que se edita en Miami) Oswaldo Muñoz manifestó que los banqueros prófugos se venden como víctimas del gobierno de Chávez. “Frente a ese fenómeno luchamos para que no se entremezclen con la comunidad venezolana que a punta de tesón se labra un porvenir… En Venezuela se condena la libertad de expresión. Ahí está el caso de Globovisión».

por Version Final. Maracaibo, Venezuela

El editor del semanario El Venezolano, fundado en Miami y extendido a varios países, vino a compartir con sus familiares de Maracaibo.
Es Oswaldo Muñoz, empresario zuliano que por más de dos décadas ha sido el principal apoyo de venezolanos que se han radicado en la Florida.
Fue también el primer presidente de la Fundación Nacional Venezolana Americana, el organismo pionero de los compatriotas que han ido iniciando nueva vida en el Doral y demás ciudades del sur americano.
Hoy es nuestro invitado a «El Repiqueteo», la más vibrante entrevista dominical del periodismo zuliano.—¿Por qué cree usted que la comunidad venezolana de Miami es tan radical contra Chávez?
—Porque hay una influencia cubana. El cubano no sólo es una referencia obligada. Es el factor económico, social y político más importante que tiene Miami. Entonces, esa vivencia que han tenido ellos a través de estos 52 años de dictadura de alguna manera se transmite. Suceden cosas similares a las que pasaron ellos en Cuba. Compartir ambas historias de alguna manera conduce al radicalismo de ciertas posiciones. Insisto, el radicalismo contra Chávez está influenciado por los daños que la dictadura castrista ocasionó a los cubanos en más de medio siglo.—¿Quién dirige en Miami esas matrices de opinión y esas conductas antichavistas?
—Nadie dirige a un conglomerado. Se fijan posiciones, hay organizaciones del exilio. Está la Fundación Nacional Venezolana Americana y también existe Venezolanos en el Exterior. En el caso nuestro tenemos un medio. Hay programas de radio que hacen venezolanos, pero nadie tiene el liderazgo absoluto como para determinar la conducta a asumir.

—¿Observa alguna diferencia en el comportamiento entre los venezolanos en el exilio y los que residían allá antes de la llegada de Chávez al poder?
—Claro que sí la hay. Cuando nosotros llegamos en el año 1991, éramos unos dos mil quinientos venezolanos. Después se dio una oleada de venezolanos producto de la crisis bancaria en el año 1995. Era otra camada de venezolanos, que iba fundamentalmente por la crisis económica. Y la nueva avanzada está llegando por razones políticas y sociales. Muchos le huyen a la inseguridad que se ha desbordado en Venezuela. Quienes buscan protección forman parte de un nuevo tipo de inmigrante. Debo destacar que los nuevos venezolanos del exilio se esfuerzan en llegar con sus papeles en regla y se planifican mejor.

—En Miami han sido famosas las celebraciones del exilio cada vez que Fidel Castro se ha enfermado. ¿Cómo ha visto la actitud de los venezolanos al conocer la noticia de la recaída de Chávez?
—Se ha dicho mucho de la salud y supuesta muerte de Castro, incluso en ocasiones se ha tomado con mucha irresponsabilidad. Se hace un juicio, se diagnostica, se receta y resulta que no han visto ni al paciente ni la ficha médica. Hay mucha similitud pero agraciadamente no es la mayoría. Algunos venezolanos caen en lo mismo.

—¿Quiénes?
—Es un grupo de valerosos venezolanos, que se le estima y que son verdaderamente perseguidos políticos.

—¿Los banqueros son perseguidos políticos?
—Es un grupo reducido, pero se vende como víctimas del gobierno de Chávez. Frente a ese fenómeno luchamos para que no se entremezclen con la realidad de la comunidad venezolana que a punta de tesón se labra un porvenir.

—¿Puede explicarse?
—En Miami hay un grupo muy reducido, a Dios gracias, que no es de perseguidos políticos. Venden la idea de ser perseguidos políticos cuando en realidad son perseguidos judiciales. Son prófugos de la justicia, en su mayoría banqueros. Frente a ese fenómeno luchamos para que se diferencie muy bien a esos banqueros respecto a la comunidad venezolana que con su trabajo pone en alto el nombre de nuestro gentilicio.

—¿Siente que allá hay esperanza de una ley de Amnistía en Venezuela?
—¡Claro! En las oficinas de El Venezolanos estuvo la comisión de la Asamblea Nacional que lidera el diputado Edgar Zambrano. Se reunió, entre otros, con Juan Fernández, Edgar Quijano y Horacio Medina, miembros de Gente del Petróleo. Lamentablemente esta recaída del Presidente pareciera que le pone un paréntesis a eso que iba por buen camino.

—¿Cree que tiene solución lo del consulado?. Fue insólito eso de votar tan lejos de Miami el 7 de octubre…
—Fue una pelea que se pudo evitar. Siempre advertimos que la pelea iba a desembocar en el cierre del consulado. No lo han abierto y no creo que tengan interés en abrirlo. Nos toca hacer las diligencias en Nueva Orleans, Houston y hasta en Nueva York.

—¿Qué posibilidad de empleo tienen los venezolanos que piensen en irse a vivir a Miami?
—Muchas. Especialmente cuando son jóvenes talentosos entre 24 y 30 años. El desempleo en Estados Unidos comenzó a bajar. Atrás va quedando la crisis inmobiliaria y financiera. Con la reelección del Presidente Obama la economía comienza a repuntar. Debo decirte que el venezolano es apreciado en Miami porque muchos llegan bien formados académicamente. Lo importante es llegar formado. No importa que no te inicies en tu área de preferencia. Por ejemplo, un médico puede comenzar como enfermero y después puede avanzar hacia su verdadero rol.

—¿Recomienda usted irse de Venezuela?
—Yo no le recomiendo a nadie que se vaya, pero si se van son bienvenidos. No es casualidad que El Venezolano sea considerado como una especie de consulado porque atendemos a quienes acuden en busca de referencias, orientación o apoyo. Miami es una gran ciudad, yo la adoro. Me siento en Miami tan bien como en Maracaibo.

—¿Qué opina de la llegada de un venezolano al cargo de alcalde en El Doral?
—Yo no apoyé a Luigi Boria. Sin embargo, es un hecho trascendental para nuestra comunidad. El pasado martes entregó la primera Llave de la Ciudad de su gestión, y para mi sorpresa yo fui el escogido. Fue un acto muy bonito en el cual me acompañaron mi señora y mis compañeros del periódico, conjuntamente con entrañables amigos como «El Puma» José Luis Rodríguez, Daniel Sarcos y Carlos Mata. En realidad, Luigi Boria es un empresario exitoso, pastor evangélico y gran ciudadano que enaltece a la comunidad venezolana. Estamos apostando a su éxito. Y con mucho orgullo vine a mostrarle a mi mamá las fotos de ese momento tan importante en el cual recibí las Llaves de la Ciudad.

—¿Cómo quedó por fin la salida de Oswaldo Guillén de los Marlins con respecto al enfrentamiento con el exilio cubano?
—Yo creo que Oswaldo manejó eso muy mal. Al cubano para quererlo, hay que convivir con él y conocerlo. Hay muchas heridas, mucho dolor. Vamos a ponerlo nosotros de este lado. Que a ti se te haya muerto un familiar atravesando el estrecho de la Florida, que lo hayan puesto en el Paredón, que haya pasado veinte años en la cárcel…El dolor es mucho. El tema cubano es muy sensible porque prende muy rápido. Por eso, para querer al cubano hay que sentir lo que ellos han sentido. Como decimos los maracuchos, en el meollo, en el corazón de la Pequeña Habana, herir esas susceptibilidades y admirar a Fidel es una ofensa. Oswaldo después cayó en contradicciones. Dijo que como su inglés no era muy bueno no lo habían entendido bien. Eso enredó más el pastel. Y lo botan del trabajo porque no rindió.

—¿Y la libertad de expresión?
—Hay algunas cosas que tienen, no una limitante ni un límite, sino que deben tener una percepción de consideración. Si lo hubiera dicho en Kansas City, Carolina del Sur o más lejos, estoy seguro que no pasa nada. Pero lo esta diciendo en el corazón del dolor cubano, donde hay un monumento a niños, jóvenes, madres y padres que han muerto en el estrecho de la Florida. Hay gente que ha pasado veinte años en la cárcel por disentir del régimen castrista. Yo no estoy en contra de la libertad de expresión, pero sí se debe tomar en cuenta el sitio. El exilio tiene grandes razones para estar dolido con Castro. Cabe destacar que a Oswaldo nadie lo llevó a un tribunal. Aquello fue un juicio de carácter moral.

—¿No le parece que los cubanos del exilio actuaron como algunos chavistas de aquí?. Hicieron lo que aquí se le critica a factores del chavismo…
–No, porque aquí sí se enjuicia. Aquí hay periodistas que tienen juicio en los tribunales. Aquí hay una Ley que condiciona en cierto modo, no la libertad de expresión sino la libertad a informar.- Se condena a la libertad de información. Globovisión tiene no sé cuántas multas, y aquí se han cerrado emisoras utilizando un argumento legal de vencimiento de concesión que es del Estado. Aquí se enjuicia, se condena, se persigue y se castiga. Y lo peor es que Venezuela está exportando el modelo. Fíjense por donde van Ecuador y Argentina.

Vida personal
—¿Cómo es su relación con sus hermanos?, ¿Con quién se identifica más: con los chavistas o con los opositores?
—Extraordinariamente bien. Con todos me identifico, son mis hermanos. Precisamente este viaje fue única y exclusivamente para conseguirnos en la época de Navidad que tenemos tantos años sin pasarla juntos.

—¿Qué balance empresarial tiene en estos 20 años El Venezolano?
—En cariño y amor, positivo. En cobres, muy bien. Gracias a Dios.

—¿Quiénes lo ayudaron en el comienzo del proyecto?
—Dos zulianos. Me encontré al doctor Adonay Martínez en el Consulado y me presentó al productor agropecuario Roque Rodríguez. Ambos, tras evaluar las perspectivas, me facilitaron el impulso económico inicial. Eran tiempos del huracán “Andrew”. Para ese entonces en Miami residíamos dos mil quinientos venezolanos, pero siempre tuve la vista puesta en hacer un periódico que fuera reflejo de esa comunidad. Y aquí estamos: Ya cumplimos veinte años.

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