Venezuela: Cuidado con la enfermedad del Caudillo

por Trino Márquez

La enfermedad de Hugo Chávez y su eventual relevo de acuerdo con los mecanismos previstos en la Constitución, a pesar de su importancia, no deben transformarseen el punto central de la agenda nacional. Sería un lamentable error de la oposición que, gracias a su concurso, esto ocurra. Apenas faltan pocos días para las elecciones regionales. El país está agobiado por la cantidad de dificultades graves que confronta en todos los órdenes. Ahora ha cobrado cuerpo una nueva y peligrosa amenaza para la descentralización, la sociedad civil, la democracia y la República: el Estado Comunal, delirante proyecto de ingeniería social mediante el cual el régimen le rinde homenaje a Lenin, Mao y Pol Pot. Los sepultureros de aquellas tres instituciones y de la pluralidad de la sociedad civil, paradójicamente, serían los gobernadores y diputados regionales del chavismo que sean electos en los comicios del 16-D.

 El Gobierno, por la mediocridad de sus candidatos a gobernador, busca uniformar la campaña alrededor de la salud del teniente coronel. Trata de utilizarla como lema y tema para unificar las huestes en torno a un objetivo común: lograr preservar el poder regional del caudillo y ampliar su presencia nacional. De esta manera se opacan la inseguridad personal, la inflación, la escasez, el deterioro de los servicios públicos, el colapso de la infraestructura, el retroceso de la democracia, verdaderos problemas que agobian a los venezolanos y deben constituir el centro del debate de las próximas elecciones.
Saber si Hugo Chávez está realmente enfermo, cuán graves son sus dolencias, cuánto tiempo le tomará recuperarse, o si las lesiones que sufre requieren su separación temporal o definitiva del poder, forma parte de los misterios más insondables de la historia nacional. Rafael Silva debería dedicarle al tópico uno de sus deliciosos programas de Nuestro Insólito Universo. El secretismo más hermético rodea la salud del personaje. La puesta en escena de su partida para Cuba pareciera concebida por Alfred Hitchcock, mago del suspenso. En los mentideros políticos se comenta que su salida entre gallos y media noche, transportado en silla de ruedas, se debe a que no puede caminar, y que por esa razón no estuvieron presentes las cámaras de televisión, ni se cumplieron los actos protocolares de rigor, a pesar de que el permiso concedido por la Asamblea Nacional fue por tiempo indefinido, fórmula que no existe en la Constitución. Lo cierto de esa sorpresiva salida del país es que no existen registros gráficos, al menos conocidos por la opinión pública.
El régimen maneja la enfermedad y las ausencias del primer mandatario como si se tratase de un asunto privado, cuando configura uno de los temas de Estado más preocupantes que puedan imaginarse, pues del vigor y reciedumbre física y mental del Presidente depende, en un régimen tan personalista como el actual, la marcha del Gobierno. El problema es tan estatal que la enfermedad se atiende con recursos públicos. A nadie se le ocurre pensar que Chávez pueda estar utilizando sus propios ahorros para costearse los gastos que sus malestares generan: médicos, enfermeras, tratamientos terapéuticos, medicinas, rehabilitación, camas hiperbáricas. Entonces, si el Presidente es el funcionario más importante del país, la más pública de todas las figuras nacionales, el que desempeña los cargos clave dentro de la estructura del Estado y sus dolencias se atienden con fondos públicos, ¿cómo puede ser su condición física un asunto privado?
Desde luego que no lo es. El Presidente, aunque le duela a Nicolás Maduro, más que un individuo con una esfera privada, encarna a una institución llamada Presidencia de la República. Lo que ocurre es que los comunistas, como parte del culto a la personalidad del que son tan devotos, rodean de enigmas todo lo relacionado con el líder. Los arcanos forman parte de la exaltación del héroe. Este axioma es especialmente válido en épocas electorales
La oposición debe hacer votos porque Chávez se recupere lo más pronto posible, y concentrarse en los días que quedan antes del 16-D en tratar de ganar la mayor cantidad de gobernaciones y diputados regionales a partir de convencer al electorado que cuentan con el mejor diagnóstico de los problemas y las mejores soluciones. Los estados han sido abandonados por el chavismo. En ese deterior hay suficiente materia prima para culminar la campaña con éxito.

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