Venezuela: Maduro pide cacao…

En pocas palabras. Javier J. Jaspe / Washington D.C. 

 Luego de pasado un mes de la triquiñuela electoral que dió ganador por escaso margen a Nicolás Maduro en Venezuela y pendiente el recurso interpuesto por Henrique Capriles Radonski ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para impugnar dicho resultado, noticias llegan desde Caracas que demuestran hasta la saciedad la ineptitud del primero para atender los graves problemas que enfrenta la economía venezolana en la hora presente.

 En efecto, esta semana, luego de amenazar al grupo empresarial Polar con supuestas pruebas de acaparamiento que estarían causando problemas de escasez de harina de maiz y otros productos de consumo masivo, Maduro no sólo tuvo que aceptar en la reunión con los propietarios de dicho grupo empresarial que sus informaciones eran falsas, sino que terminó pidiendoles cacao para que colaboraran en encontrar soluciones a problemas que precisamente son producto de las malas políticas del gobierno de Hugo Chávez y ahora del madurocabellismo. Este acto frente al señalado grupo empresarial venezolano no ha dejado de producir ronchas entre los grupos radicales del madurocabellismo, quienes amenazan seriamente con restar el débil apoyo que a estas alturas del partido tiene Maduro para mantenerse en el poder. Para estos grupos radicales, el comentado acto constituye una abdicación de los principios y fines totalitarios que deben inspirar a un gobierno madurocabellista en el ejercicio de funciones de gobierno, frente al sector privado nacional.

 Antes del episodio de La Polar, Maduro reúne una larga cadena de desaciertos en materia económica, que arranca desde los tiempos en que se desempeñaba como encargado de la presidencia y que se han multiplicado a partir de que se apropiara ilegítimamente del poder después de las elecciones del pasado 14 de Abril. Estos desaciertos incluyen, entre otros, la implementación de un paquete devaluacionista que cortó de un tajo el valor de la moneda venezolana frente al dolar; la reafirmación de su compromiso para seguir subsidiando a los Castro; el mantenimiento del subsidio interno al precio de la gasolina; la ratificación del control de cambios y el fracaso de las medidas para suministrar los dólares que requiere la economía; la ausencia de medidas capaces de compensar la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos fuertemente erosionado por una galopante inflación; el creciente deterioro de los servicios públicos, especialmente la electricidad cada vez más afectada por constantes apagones; el deterioro creciente de PDVSA, agravado por la renovación del acuerdo que la compromete a suministrar petróleo en condiciones ventajosas a los países que forman parte de PETROCARIBE; la escasez de productos de consumo básico y medicinas en los anaqueles de los mercados y farmacias del país, y pare usted de contar…

 A lo anterior deben agregarse los desatinos de Maduro en materia política, tales como, la falta de una auténtica auditoria a los resultados electorales del 14 de abril; sus amenazas a la oposición democrática y al sector privado; el hostigamiento y golpiza propinado a los diputados de la oposición democrática en la Asamblea Nacional; el uso de las fuerzas armadas nacionales en labores de patrullaje y represión policial; el abuso en la transmisión de actos oficiales en cadena nacional; el ensañamiento con los presos politicos; el peregrinaje hacia varios países en busca de respaldo a cambio de petrodólares que no se tienen; la actitud destemplada frente a otros gobiernos, como el peruano, que reclaman una verdadera auditoria de los resultados electorales o el establecimiento de medios de tolerancia y diálogo con la oposición democratica; o la continuación de labores proselitistas y de campaña política a través del llamado “gobierno de calle”.

 Por tanto, si a los desaciertos económicos se unen los desatinos politicos indicados en último lugar, uno no puede dejar de concluir que las posibilidades de permanencia de Maduro en el poder lucen bastante endebles. En nuestra opinión, es en este contexto donde debe ser apreciado el indicado gesto de Maduro frente al grupo empresarial Polar. Es decir, cuando Maduro pide cacao no lo hace como una manifestación de su interés en rectificar su condición autocratica o para abdicar de su propósito de instaurar un regimen castrocomunista en Venezuela, sino exclusivamente como un movimiento tactico obligado para tratar de superar un problema de escasez temporal de bienes de primera necesidad que está erosionando su base de apoyo popular.

 El carácter tactico del aludido movimiento de Maduro debe ser tomado en cuenta por el sector empresarial venezolano en general, el cual, de buenas a primeras, parece haber visto en dicho movimiento un empeño rectificador del madurocabellismo que merecería un apoyo empresarial amplio e indiscriminado. Antes por el contrario, los empresarios venezolanos deberían mostrar una conducta cauta y estar atentos a los pasos que dará el gobierno de Maduro en el área económica, especialmente en lo que atañe a la modificación de las políticas antiempresariales que se han venido aplicando hasta ahora y por muchos años en dicha área. Actuar de manera precipitada puede convertir al empresariado venezolano en un tonto útil favorable al mantenimiento en el poder de un gobierno ilegítimo, como es el de Nicolás Maduro, en momentos en que su ineptitud, incapacidad y desaciertos, aconsejarían más bien la consolidación de un frente nacional para exigir su renuncia.

 En pocas palabras, la solicitud efectuada por Nicolás Maduro al grupo de empresas Polar, para que colabore en la búsqueda de soluciones a los problemas de escasez de la harina de maíz y otros productos de consumo básico, escasez que ha sido causada por las mismas políticas económicas que ha venido aplicando el chavismo y ahora el madurocabellismo, en forma alguna constituye un paso al frente en la necesaria rectificación de dichas políticas. Tal solicitud no pasa de ser un movimiento tactico de Maduro para tratar de superar un problema de escasez temporal de bienes de primera necesidad que está erosionando su base de apoyo popular. El movimiento empresarial venezolano debería observar con cautela este gesto, antes qsue actuar de manera precipitada para brindarle un apoyo amplio e indiscriminado al gobierno de Maduro. Esta última actitud podría convertir al movimiento empresarial venezolano en un tonto útil favorable al mantenimiento en  el poder de un gobierno ilegítimo, como es el de Nicolás Maduro, en momentos en que su demostrada ineptitud, incapacidad y desaciertos, aconsejarían más bien la consolidación de un frente nacional para exigir su renuncia. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *