Wojtyla, el Papa que venció al comunismo

.“Habemos papam, 16 de octubre de 1978

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Yo no hago política. Solo hablo del Evangelio. Pero si hablar de justicia, de la dignidad humana, de los derechos del hombre, es hacer política, entonces…”. (Juan Pablo II)

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José Ignacio Moreno Leon
Análisis Libre

“Habemos papam…Reverendissimum ac Illustrissimum Dominum Carolum…Cardinalem Wojtyla…” Así se pronunció el Cardenal Pericle Felici para dar a conocer al mundo entero el nombre de un nuevo Papa, luego de que ese 16 de octubre de 1978 a las 18,45, desde la Capilla Sixtina y al final de un Cónclave de dos días y ocho votaciones,  saliera el humo blanco señalando el acuerdo de todos los cardenales para la elección de Karol Wojtyla de  solo 58 años, como el Papa más joven del siglo XX, de origen polaco y como el sucesor número 263 de San Pedro y el primer pontífice  no romano desde 1523, quien asumió el nombre pontificio de Juan Pablo II.

Desde su advenimiento al solio pontificio Wojtyla se empeñó en ser un mensajero contra las ideologías totalitarias, dejando claro que el comunismo no debería existir porque era “una ideología intrínsecamente perversa que todo lo destruye y corrompe”. En su visita a Mexico en enero de 1979 llegó a calificar el sistema marxista como “un error antropológico,”.

Para los historiadores la primera visita del Papa a Polonia en junio de 1979 supuso el comienzo del final de la URSS, ya que durante 9 días y a pesar de que el régimen comunista polaco hizo todo lo posible para rebajar el impacto de esa visita de quien había sido Arzobispo de Cracovia desde 1962, millones de personas acudieron a ver  a Juan Pablo II quien consiguió despertar la conciencia y la valentía de ese pueblo mayoritariamente católico, a quien en su primer saludo como Papa inaugurando su pontificado  en la Plaza de San Pedro el 22 de octubre de 1978,  le había señalado No tengáis miedo. Fue así como el pueblo polaco redescubrió su propia fuerza y también la debilidad de la dictadura comunista que lo oprimía. Se dice que la fundación del sindicato Solidaridad, tan solo un año más tarde  no hubiera sido posible sin el impacto de esos nueve días de gran actividad de Juan Pablo II en su Polonia natal.

En octubre de 1979, un año después de haber sido elegido Papa, Wojtyla denunció en la ONU la violacion de los derechos humanos de los creyentes en los países del bloque sovietico por el régimen totalitario marxista que los consideraba como “ciudadanos de segunda categoría.” Posteriormente el Partido  Comunista de la URSS hizo público un documento anunciando medidas contra “las políticas del Vaticano hacia los Estados Socialistas”. Dos semanas después, el 13 de mayo de 1981, Juan Pablo II sufrió un atentado que casi le cuesta la vida cuando el turco Mehmet Ali Agca le disparó cuatro veces  en la Plaza de San Pedro, frente a unos treinta mil fieles que asistían a conmemorar el día de la Virgen de Fátima. El 30 de marzo de ese mismo año se había producido igualmente el intento de asesinato de Ronald Reagan, recién electo Presidente de Estados Unidos y quien con el Papa polaco participaba en una Santa Alianza contra los comunistas y en apoyo a Solidaridad ( Solidarnosc), el movimiento  no comunista de trabajadores que, bajo el liderazgo de Lech Walesa se organizó en Polonia, en el corazón del mundo comunista como símbolo de la resistencia en el Este  frente al oprobioso régimen marxista  y el cual desempeñó un histórico papel libertario durante todos los años ochenta, a pesar de las amenazas de Moscú por destruirla. Es importante además señalar al sacerdote católico y activista laboral polaco asociado a Solidarnosc, Jerry Popieluszko, quien desde el púlpito de su iglesia mantuvo una lucha suicida con sus arengas patrióticas, a pesar de las reiteradas amenazas del régimen comunista que, al final se concretaron con su asesinato en prision, en octubre de 1984.

El 4 de junio de 1989 Polonia venció al comunismo en elecciones en las que Lech Walesa, el líder de Solidaridad se convirtió, por voluntad del pueblo polaco, en el máximo dirigente de ese país. Se dio así comienzo al principio del fin de la “Cortina de Hierro”, símbolo bajo el cual la Unión Soviética mantenía un férreo sistema comunista sobre las republicas de la Europa del Este. Cinco meses después se inicia el desmembramiento del bloque sovietico, cuando el 9 de noviembre,  bajo presión popular motivado por el ejemplo de Polonia, el gobierno marxista de la Alemania Oriental se vio obligado a anunciar oficialmente que los alemanes del Este podían cruzar libremente todas las fronteras de ese pais, y se produjo así la caída o derrumbe del oprobioso Muro de Berlín.

El colapso del socialismo Ruso. “Las manzanas podridas cayeron”

Ya para 1990 todos los países de Europa Central tienen por primera vez elecciones libres, con las sucesivas derrotas de gobiernos comunistas en Polonia, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia y Croacia. El 21 de abril de ese año con la frase “Habéis vencido el miedo”, Juan Pablo II se dirigía a los checoslovacos en Praga y a su nuevo presidente Vaclav Havel que acababan de lograr el triunfo de su Revolución de Terciopelo. Igual saludo enviaría el Papa a todas las poblaciones del Este que con la derrota comunistas habían hecho cambiar la historia y logrado que Europa recuperara el camino hacia la unidad y su parte oriental el de la libertad y la democracia.

Dos años después colapsa el sistema socialista ruso y se produce la disolución de la Unión Soviética que culminó con la independencia de las 15 republicas que habían sido subyugadas  por el régimen de Moscú. Para entonces la población sovietica  sufría una grave crisis económica con aguda escasez de productos básicos y un notable atraso respecto a los países desarrollados; el monopolio de empresas del Estado era notablemente ineficiente, con elevada burocracia y corrupción. Por todo lo anterior cuando la prensa internacional quiso  especular sobre el papel especial del Papa en el desplome del comunismo, se dice que Wojtyla afirmó “Yo no hice que esto sucediera, el árbol ya estaba podrido. Yo simplemente le di una buena sacudida y las manzanas podridas cayeron”. Atrás quedaron los oprobiosos tiempos del represivo socialismo marxista de Lenin y Stalin causantes del exterminio de más de 23 millones de seres humanos, cifra tres veces mayor que la generada por el régimen de Hitler y solo superada por los más de 70 millones de víctimas de la dictadura del comunismo maoísta de China.

Para los estudiosos de ese trascendental episodio histórico Juan Pablo II, en su lucha contra el comunismo se desempeño en el campo de la conciencia, la moral y la cultura, pero simultáneamente Ronald Reagan y Margaret Thatcher  hicieron lo mismo en el ámbito de la política, formando así una convergencia de objetivos que logró el desmembramiento del régimen marxista con emblemático derrumbe del Muro de Berlín y el posterior colapso del bloque sovietico.

 

Un profeta global y carismático en defensa de la libertad y la democracia.

 

El Papa Juan Pablo II en su Polonia natal en junio de 1979.

 

 En su peregrinaje por 126 países, como ningún otro líder religioso de la historia y como profeta global de enorme carisma, Juan Pablo II impulsó una prédica constante en defensa de la libertad y la democracia. Por ello viajó a Chile en abril de 1987  y fue recibido con entusiasmo por el pueblo que abrigaba la esperanza de un cambio político con pancartas que clamaban Wojtyla, hermano llévate al tirano. Le propuso al liderazgo opositor la conveniencia de la reconciliación nacional para una transición pacífica hacia la democracia. Y antes de marcharse reveló en privado, muchos años después, que le había sugerido a Pinochet que dimitiera. Dos veces estuvo en Nicaragua en momentos políticos muy criticos, y en su primer viaje en marzo de 1983 tuvo duras confrontaciones con el gobierno del Frente Sandinistas y su líder Daniel Ortega, quien ya asomaba su  sesgo totalitario, por lo que, durante una misa que trataron de sabotear seguidores del régimen, alertó a los fieles asistentes: “Cuídense de los falsos profetas. Se presentan con piel de cordero, pero por dentro son lobos feroces.”

Juan Pablo II fue igualmente muy crítico de la crisis moral de la democracia occidental y con su Encíclica Centesismus Annus, promulgada en Roma el 1 de mayo de 1991 puso en el contexto de los tiempos modernos  los principios y valores de la Encíclica social Rerum Novarum de León XIII de 1891 que estableció las bases de la doctrina social de la Iglesia y los fundamentos de la Democracia Cristiana como sistema político opuesto al socialismo marxista y al liberalismo. En su Encíclica Juan Pablo II  afirma que “El error fundamental del socialismo es de carácter antropológico” al considerar a todo hombre como “un simple elemento y una molécula del organismo social, de manera que el bien del individuo se subordina al funcionamiento del mecanismo económico-social”.

Resalta igualmente el Papa el tema de los valores y principios como soportes de la libertad y la democracia, advirtiendo que “Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto como lo demuestra la historia”. Y que “Una auténtica democracia es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepcion de la persona humana”. Advierte el Papa además que la crisis del marxismo no elimina en el mundo las situaciones de injusticia y opresión existentes, de las que se alimentaba esa doctrina totalitaria, por lo que señala la necesidad de contribuir a la reconstrucción moral y económica de los pueblos que han abandonado el comunisimo pero con una concepcion del desarrollo entendiendo no sólo el aspecto económico, sino la dimensión humana integral de ese proceso, incluyendo igualmente la cuestión ecológica. En cuanto al papel de la Iglesia y su doctrina social, el Papa reconoce  la positividad del mercado, pero señalando que este debe estar orientado hacia el bien común.

Juan Pablo II murio el 2 de abril de 2005, luego de casi 27 años como un activo y moderno intérprete y promotor de la doctrina cristiana. Y fue canonizando como santo el 27 de abril de 2014. Sus mensajes apostolicos mantienen  gran vigencia como orientación para enfrentar las complejas circunstancias actuales y tendencias neomarxistas y globalistas liberticidas que amenazan los valores de la cultura occidenta, cuando afirmaba “Yo no hago política. Solo hablo del Evangelio. Pero si hablar de justicia, de la dignidad humana, de los derechos del hombre, es hacer política, entonces…”. O cuándo decía “El Papa no cree en negociaciones bizantinas con un poder totalitario”. O cuando afirmaba “La función de la Iglesia estriba en privilegiar las soluciones pacíficas, pero todo pueblo tiene el derecho de defenderse cuando sufre una violencia”. Por esta última consigna se hace aún más actual el mensaje con el que Wojtyla inició su papado y su prédica constante contra los totalitarismos: “No tengáis miedo”.

2 comentarios en “Wojtyla, el Papa que venció al comunismo

  1. Excelente estudio del Dr. Moreno León de las etapas históricas que viviera la Europa,Oriental y Central durante la,Segunda mitad del Siglo XX, conducida por las nefastas ideologías como el Marxismo Comunista, el cual fue enfrentado con la actuacion personal del Sumo Pontífice Juan Pablo II quien sufriera en su nativa Polonia los desmanes de tan denigrante actuación Política de la antigua Unión Sovieta. Toda una gigantesca obra del futuro San Juan Pablo II con la alianza de los gobernantes demócratas encabezados por el entonces Presidente de los Estados Unidos de América, el Sindicato Solidaridad con el líder polaco Lech Walesa y el conjunto de países de Europa Oriental que sufrían las consecuencias de tan aberrante conducción política. Muy interesante sería actualmente el surgimiento de un liderazgo mundial en rescate de una Doctrina filosófica como el Humanismo Cristiano fundamentado en valores morales en defensa de la Dignidad de la Persona Humana en todo lo que corresponde al rescate de la Justicia Social.

  2. José Ignacio Moreno León en su analisis libre del mes de octubre expone con diáfana claridad las bondades del Papá Juan Pablo al mundo entero de norte a sur y de oriente a occidente al soplar al viento de la tierra que pisa que El Comunismo es intrínseco a su ideología por destrucción del mundo empresarial,industrial,avances tecnológicos y estructurados sobre La Corrupción para poder mantenerse. Ejemplo auténtico de lo sucedido en nuestro país desde hace 23 años atrás.Ilustra Moreno León con grandes rasgos la evolución histórica del Comunismo y cómo un hombre tan importante lo enfrentó sin miedo ,con criterio claro de que teníamos que combatirlo para que el mundo no se detenga, por la presencia de El Comunismo.

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