Al filo de la eternidad, último libro de Ken Follet

Ken Follett junto a su estatua en Vitoria-Gasteiz. (Imagen tomada de Wikipedia)

 

En pocas palabras. Javier J. Jaspe

Washington D.C.  / analisislibre.org

 

Recién terminé el tercer y último libro de la trilogía de Ken Follet, dedicada a presentar una historia novelada de los acontecimientos más importantes del siglo XX. Esta vez, Follet recrea el periodo transcurrido entre 1961 y 1989. El libro se titula en Inglés:  Edge of Eternity (Al filo de la eternidad, traducción libre de JJJ) y fue publicado por Dutton, Penguin Group, USA (2014, 1098 pages).

Los temas de  que trata este nuevo libro se relacionan mayormente con Estados Unidos y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS o Unión Soviética) y sus países satélites. Me refiero a algunos de estos temas en los párrafos que siguen, para luego expresar unos breves comentarios.

Estados Unidos

Entre los principales hechos relacionados con Estados Unidos se encuentran los siguientes:

Presidencia de John F. Kennedy (1961-1963)

La materia internacional – Aquí se destaca el mayor peso que en la agenda política tuvieron los hechos de carácter internacional, como la Guerra de Vietnam, el muro de Berlín erigido para separar las dos alemanias e impedir el paso de los ciudadanos del Este hacia el Oeste, y la crisis de los misiles rusos en Cuba. En nuestra opinion, el acento de Follet en estos hechos se justifica pues, especialmente los dos últimos, constituyen los más importantes estimulantes en aquél momento del clima de Guerra Fría ente Estados Unidos y la Unión Soviética comandada por Nikita Khrushchev. Mi impresión, particularmente en lo que respecta a la crisis de los misiles rusos en Cuba, es que Follet se hace eco de la idea que ha privado en ciertos analistas, según la cual, el presidente Kennedy no salió muy bien parado en esta crisis. Yo tiendo a disentir de esta versión, pues me parece que al final Estados Unidos, mediante la actitud firme y decidida del presidene Kennedy, logró su objetivo de que se retiraran los misiles de territorio cubano, a cambio de ofrecer retirar unos misiles obsoletos de Turquía y dar seguridades de que no invadiría a Cuba.

La agenda política interna – Contrastaría con la atención prioritaria prestada a eventos internacionales, el carácter poco decidido del gobierno del presidente Kennedy en la primera parte de su gobierno, a atender los problemas relacionados con los conflictos originados en las luchas que mantenía la población de origen afroamericano, en materia de derechos civiles. En este contexto, Follet traza muy bien los posibles efectos que tanto Robert Kennedy, hermano del presidente Kennedy, entonces Procurador General y Martin Luther King, así como la perseverante e intensa lucha de la población afroamericana, tuvieron en un cambio de actitud del presidente Kennedy para elevar el rango de atención de su gobierno a estos problemas, enfrentando al gobernador del Estado de Alabama, George Wallace, y las acciones del Ku Klux Klan en favor de la segregación; restando peso a los esfuerzos de Edgard Hoover quien buscaba presionar veladamente con el FBI a Martin Luther King; ordenando el acatamiento de los derechos que la ley vigente ya otorgaba a los estudiantes afroamericanos; e introduciendo proyectos  de ley al Congreso para profundizar y darle mayor amplitud a los derechos de la población afroamericana en material electoral. Sinembargo, por importante que fue este viraje, Follet transmite la sensación al lector de que el mismo, por el peso que ejercían los Estados del sur y sus representantes en el Congreso, no fue suficiente para cubrir las expectativas de la población afroamericana en la reafirmación y extensión de sus derechos civiles y politicos postergados por muchos años.

Asesinato del presidente Kennedy – Como era previsible no hay mayores elementos en adición a los ya conocidos sobre los posibles autores materiales e intelectuales del asesinato del presidente Kennedy. Este es un hecho sobre el cual se ha escrito mucho y que ha sido recreado en varias películas y documentales, pero lo que allí se ha dicho o mostrado ha estado en gran parte basado en un sinnúmero de hipótesis y especulaciones, sin arrojar nada concreto y determinante al respecto. En descargo del libro, podría decirse, en cambio, que pasa revista a varios aspectos en la gestión del presidente Kennedy que no han dejado de merecer crítica, tales como su carácter poco decidido a apoyar el movimiento por los derechos civiles, o su conflictiva relación con Khrushchev, como lo indicáramos anteriormente, así como sobre otros hechos, tales como: la fracasada invasion de Bahía de Cochinos a Cuba por tropas mercenarias; la supuesta relación de los Kennedy con la mafia; la poca simpatía con que contaba Kennedy entre ciertos sectores de la población de los Estados del sur; la incómoda relación que al parecer existía entre éste y su hermano Robert Kennedy, con el Vice-Presidente, Lyndon B. Johnson; el incremento del contingente de tropas destinadas a la Guerra de Vietnam; y hasta el carácter mujeriego del presidente Kennedy que supuestamente lo habría llevado a mantener relaciones extramatrimoniales con una de sus empleadas de origen afroamericano.

 Las presidencias de Lyndon B. Johnson, Richard Nixon y Ronald Reagan

Por los rigores del espacio disponible para este artículo, pasamos breve revista al resto de los mandatarios de EEUU cubiertos mayormente por el libro. Es posible que se observe la omisión de las presidencias que correspondieron ejercer a Gerald Ford (1974-77, para completar el periodo de la segunda presidencia de Richard Nixon, quien renunció al cargo, y a Jimmy Carter (1977-1981), a quienes el libro dedica poco espacio, y ésto a pesar de que bajo la presidencia de Ford finalizó la Guerra de Vietnam (1975).

Lyndon B. Johnson (LBJ, 1963-1969) – LBJ assumió la presidencia a la muerte de Kennedy y fue electo para un periodo inmediato, aunque desistió de optar por la reelección, posiblemente por el efecto que produjeron en el ambiente politico de la época, los asesinatos de Martin Luther King (4 de abril de 1968) y Robert Kennedy (6 de junio de 1968). Follet le da buenos puntos a su gestión en lo que atañe al manejo de la agenda interna, al atender con efectividad el tema de los derechos civiles y politicos de la población afroamericana. Gracias a la larga experiencia de LBJ como parlamentario y el uso de cierta persuasion/presión desde la presidencia, pudo lograr acuerdos que le permitieron obtener la aprobación del Congreso a los proyectos de leyes presentados en estas áreas. Su principal falla parece haber sido en materia internacional, debido al escalamiento de la Guerra de Vietnam, con muchas bajas y derrotas, en lo cual fue presa de quienes postulaban este escalamiento y el incremento del gasto militar. Ésto le originó resistencia y agudizó el conflicto interno debido a la creciente oposición que dicha Guerra mereció entre la población joven de EEUU, y al mismo tiempo dió lugar a una incesante crítica en los foros internacionales.

Richard Nixon (1969-1974) – Sin dejar de reconocer algunos méritos a Nixon en la arena internacional, como los acercamientos a China (visita de Febrero 1972) y a la URSS en mayo de 1972, o la doctrina encaminada a “vietnamizar” la Guerra de Vietnam, facilitando el retiro gradual de contingents de las fuerzas estadounidenses, como era de de esperarse, el libro le da significación relevange al fiasco de Watergate que condujo a la renuncia de Nixon a la presidencia, puesto en evidencia por la prensa libre de Estados Unidos en uso de la libertad de expresiónh, uno de los prerrequisitos considerados como esenciales para la existencia de una verdadera sociedad democrática. Sobre este tema ha corrido mucha agua y el libro reitera versiones conocidas sobre este episodio.

Ronald Reagan (1981-1989) – Obviamente, por corresponder su presidencia a períodos que desembocan en el final de la URSS y su influencia sobre los países de la órbita comunista, el libro dedica un buen número de páginas a Reagan, principalmente en la gestión de su agenda internacional. En primer término, digamos que Follet se muestra cauto en atribuirle a éste un papel relevante en el referido desenlace del comunismo soviético. Más bien, se hace eco de la idea de que Reagan mostraba cierta desconfianza, gracias a los consejos recibidos de sus asesores y los reportes elaborados por las agencias de inteligencia, de que el movimiento de reforma en la URSS encabezado por Gorbachev tuviese la importancia y efectividad que finalmente tuvo. Por lo demás, Follet tampoco pierde oportunidad para hacer aparecer a Reagan como una persona de doble moral, pues a la par que criticaba a Hezbollah, las agencias de inteligencia estadounidenses apoyaban acciones terroristas en Líbano, y en algunos países centroamericanos, como El Salvador y Nicaragua.

Es de anotar, que la misma desconfianza indicada anteriormente, hasta el punto de que algunos  reportes de las agencias de inteligencia habrían calificado el movimiento de reforma de Gorbachev como una especie de charada, puede también explicar la negativa del gobierno de George H.W. Bush (1989-93), sucesor de Reagan, esta vez bajo el consejo de Dick Cheney (Secretario de Defensa)  y James Baker (Secretario de Estado), de retirar los misiles de Alemania, bajo el pretexto de que existía la necesidad de mantener el poder nuclear de la OTAN, ya que Gorbachev pudiese estar fingiendo en su actitud de desentenderse de los acontecimientos que estaban sucediendo en Alemania del Este, los cuales, como más bien demostró la realidad, desencadenaron la caída del muro de Berlin.

Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y países satélites

Sin duda, además de Estados Unidos, los temas que más ocupan al libro reseñado se relacionan con la URSS y sus países satélites, especialmente Alemania del Este, Hungría, Checoeslovaquia y Polonia.

Las principales figuras de la URSS del periodo de que trata el libro son: Nikita Khrushchev, Leonid Brezhnev y Mikhail Gorbachev. Nótese que Follet también menciona brevemente a Yuri Andropov (noviembre 1982 – Febrero 1984) y Konstantin Chernenko (Febrero 1984 – Marzo 1985), las personas que siguieron sucesivamente en el liderazgo del partido comunista a la muerte de Brezhnev, pero quienes sólo lo ejercieron por cortos períodos de tiempo. Veámos:

Nikita Khrushchev (1953 – 1964) – A Khrushchev correspondió la tarea de desestalinizar el regimen comunista soviético y favorecer las políticas encaminadas a respaldar el programa en materia espacial. Follet también le da el mérito de emprender algunas reformas para liberalizar el regimen, las cuales habrían originado resistencia de la llamada ortodoxia comunista que condujeron a su sustitución por Leonid Brezhnev en 1964. Entre los eventos de naturaleza internacional donde tuvo actuación destacada se citan: la invasión de Hungría para apagar los intentos de liberalización ocurrida en octubre de 1956; la crisis de los misiles cubanos arriba comentada, y la construcción del llamado muro de Berlín para separar la Alemania del Éste de la del Oeste, iniciada en agosto de 1961, luego de la exitosa visita de Kennedy a Berlín ese mismo año, en pleno ambiente de Guerra Fría.

Leonid Brezhnev (1964 – 1982) – Después de Stalin, Brezhnev fue quien ejerció el liderazgo del partido comunista soviético por mayor tiempo. En el libro se destaca que si bien favoreció el ejercicio colectivo del poder, dando relevancia a la participación de otros dirigentes de la alta nomenclatura soviética, como Alexei Kosygin, Andrei Gromyko, Yuri Andropov y Konstantin Chernenko, al mismo tiempo puso en práctica medidas para estimular el culto a la personalidad, el cual Krushchev había intentado erradicar con la desestalinización. Una encuesta lo coloca en el puesto más elevado entre los líderes rusos del siglo XX. Le tocó enfrentar una crisis económica seria, particularmente a mediado de los 70s del siglo pasado, debido al alto gasto militar y la falta de medidas para reformar el ineficiente aparato productivo soviético, a fin de ponerlo en condiciones de competir con sus contrapartes del mundo occidental.  Aparentemente animado para escuchar otras opiniones, no le tembló el pulso para mandar sus oponentes a Siberia, ni en la labor de invadir Checoeslovaquia durante la llamada Primavera de Praga en 1968, con el fin de sofocar los intentos liberalizadores que dirigiera el desfenestrado Alexander Dubcek. Con esta última medida le dió aplicación práctica a lo que se conoció como la doctrina que lleva su nombre, mediante la cual se reafirmaba el derecho de la URSS de combatir por la fuerza cualquier intento promovido en alguno de sus países satelites para salirse de la órbita comunista.

Mikhail Gorbachev (1985-1991) – Gorbachev fue el ultimo lider del partido comunista soviético antes de su disolución en 1991. Le correspondió suceder a Konstantin Chernenko, quien se aprovechó de la grave enfermedad de Yuri Andropov, para desacatar el deseo de este último a fin de que Gorbachev fuese designado como lider a su muerte en 1984. El propósito inicial de su programa de gestión, inspirado en el éxito que Gorbachev lograra en años anteriores con el otorgamiento de incentivos para estimular la producción agrícola en su ciudad natal, Stavropol Krai, fue el de introducir reformas para mantener el regimen socialista. Sinembargo, al poco tiempo se dió cuenta que la gravedad de la crisis económica soviética era de tal magnitude, que hacía imposible superarla sin cambiar totalmente el sistema para convertirlo en una economía de mercado. Su programa de reformas fue visto por la mayoría de los principales líderes de occidente con cierta reserva. Entre los pocos que le habrían dado un voto de confianza se menciona a la Primera Ministra inglesa, Margaret Thatcher.

Las políticas promovidas por Gorbachev no sólo llevaron a la disolución de la Unión Soviética y el partido comunista soviético, sino que al mismo tiempo dieron pie para los cambios liberalizadores que se produjeron en los países de la órbita comunista, los cuales se encontraban viviendo una crisis económica profunda, en virtud de que la URSS no estaba en capacidad de seguir subsidiando sus economías, y debieron acudir a pedir auxilio de los bancos occidentales. Gorbachev dejó claro a los emisarios de estos países satélites, que la URSS no podia seguir ayudándolos y que tampoco los apoyaría para solucionar sus problemas politicos internos.

En su libro, Follet incluye una narrativa donde se describe juiciósamente la transformación iniciada en aquel momento en estos países satélites, particularmente en: Polonia, donde los efectos de la posición del Papa Juan Pablo II y las acciones de Solidaridad bajo el liderazgo de Lech Walesa se tradujeron en la celebración de elecciones libres,  el 4 de junio de 1989; Checoeslovaquia, retomando y profundizando las reformas que habían sido promovidas por Alexander Dubcek y sofocadas por Brezhnev en 1968; Hungría, donde las fuerzas emergentes propulsoras del cambio enfrentaron con decision los empeños de Janos Kádár y la vieja burocracia comunista húngara para detener el proceso democratizador, pudiendo así convertirse el país en la primera puerta abierta para quienes intentaban escapar hacia Austria huyendo de la dictadura comunista en Alemania del Este; y Alemania del Este, con los frutos producidos por la perseverante y continuada acción y manifestaciones de su gente, primero para abrir el paso entre las dos Alemanias en noviembre de 1989, y luego demoliendo el muro comunista de la infamia que venía separando ignominiósamente a la familia alemana desde mediados de 1961.

Algunos breves comentarios

China: el gran ausente – Las referencias a China en el periodo donde discurren las acciones descritas en el libro es minima. Es precisamente en este periodo donde se sientan las bases de lo que ha sido el fuerte desarrollo económico que ha venido mostrando este país en los últimos años. La revolución cultural lanzada por Mao Tse Dong a mediados de los 60 y su estruendoso fracaso, abrieron vías a los reformistas, como es el caso de Deng Xiaoping, para a la muerte del gran lider comunista favorecer un viraje del sistema socialisgta hacia una economía de mercado de carácter mixto que no ha dejado de producirr frutos positivos desde entonces. Este viraje económico fue el medio de última instancia promovido por el partido comunista chino con el fin de mantener su opresión política sobre la sociedad china. Hasta ahora le ha sido efectivo, pero auguramos que la contradicción existente entre el modelo económico y el politico, se resolverá con una mayor democratización de la sociedad china y el final de la hegemonía del partido comunista chino en los próximos años.

Reino Unido: casi ausente – Las pocas referencias a China podrían tener explicación en la ausencia de una familia original de este país en la estructura elegida por Follet para relacionar los hechos del periodo tratado en su libro, pero éste no sería el caso del Reino Unido, ya que varias familias originales de este ultimo país venían formando parte protagónica de los hechos narrados en los dos libros anteriores de la trilogía de Follet. Las menciones a hechos relacionados con el Reino Unido en el tercer libro de Follet que reseñamos son de una menor monta. Si acaso, por su importancia, pudiésemos rescatar la decision de una de las figuras de la familia original del Reino Unido, de dedicar los últimos años de su vida como miembro de las Cámara de los Lores a luchar por los derechos de los homosexuales.

Sinembargo, es lamentable que Follet no haya hecho referencia a otros hechos relevantes de la escena política del Reino Unido. Especialmente, lo decimos por la significación que tuvo la actuación del gobierno que correspondió presidir a la Primera Ministra, Margaret Thatcher, quien tuvo a su cargo realizar una labor redifinidora de las políticas que en el orden interno habían sido instauradas después de la II Guerra Mundial, por el gobierno laborista de Clement Attle, para favorecer la implementación de políticas privatizadoras y en provecho de un mayor desarrollo de la economía de mercado. Ésto, sin contar que también tuvo una labor destacada en materria internacional, en sus relaciones con Gorbachev con motivo de los hechos que marcaron el final de la URSS y la hegemonía del partido comunista soviético, referidos en partes anteriores; cuestionando algunas de las acciones de Estados Unidos en Libano, Libia y Granada, y emprendiendo la guerra con Argentina por las islas Falklands o Malvinas. En fin, una actividad, que al lado de algunas más en la escena política inglesa durante la gestión de otros Primeros Minisros, merecía centimetrajes adicionales en el admirable libro de Follet.

Un cuarto libro post Guerra Fría? – Confieso que al final del libro sentí algo de tristeza, pues iba a alejarme de una historia que me había entretenido gratamente a lo largo de los tres libros, donde se narran las alegrías y desventuras de varias familias, principalmente provenientes de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, y Rusia/Unión Soviética a través de generaciones sucesivas, en su interacción con los hechos históricos seleccionados por Follet. Como el libro termina con los sucesos que condujeron a la caída del muro de Berlín y el final de la hegemonía comunista en la Unión Soviética y demás países en la órbita de esta última, también sentí lástima porque Follet, en lugar de una trilogía, no había decidido escribir un cuarteto de obras, para también recrear el periodo transcurrido entre 1989 y la hora presente.

Ciertamente, estos últimos 25 años transcurridos desde el final de la llamada Guera Fría han sido riquísimos en hechos que me gustaría ver recreados por Follet, mientras las nuevas generaciones de las aludidas familias o de otras nuevas se interrelacionan con ellos a través del hilo que teje su diestra mano y lúcida inteligencia. Pienso, por ejemplo, sin indicar orden historico o de importancia, en los conflictos vividos por las entidades que formaban parte de la otrora Yugoslavia, hoy ya convertidos en países independientes; el juego de poder desarrollado en Rusia para transitar del comunismo hacia una sociedad con cierto perfil democratico; la gradual pérdida de influencia de EEUU en las decisiones que marcan el rumbo en la arena internacional; el surgimiento de China como nueva potencia mundial; la lucha contra el terrorismo luego del atentado de Al Qaeda contra las torres gemelas en Nueva York; las acciones militares tomadas por Estados Unidos en relación con Irak y Afganistan; las acciones militares de Rusia en Chechenia y Ucrania; la crisis financiera mundial; la presencia de factores que amenazan la fortaleza de la Unión Europea; la llamada primavera árabe que dió al traste con los gobiernos de Tunez y Egipto; el surgimiento de gobiernos autocráticos de nuevo tipo por vía electoral, como es el caso de Venezuela, Nicaragua y Bolivia; las negociaciones para lograr acuerdos sobre los planes nucleares de Irán; el curso de las políticas para prevenir el recalentamiento global; los efectos de los desarrollos de información tecnológica, incluido Internet; las nuevas fronteras en la conquista del espacio; o el desarrollo de la industria robótica.

Sinembargo, al parecer no debemos perder las esperanzas de ver a la luz un cuarto libro de Follet como el antes indicado, si uno se atiene al epílogo con el cual concluye el libro que reseñamos. Allí se refiere al hecho singular ocurrido en 2008, con la elección de Barack Obama como presidente de EEUU, al convertirse en la primera persona de origen afroamericano llamada a ocupar este importante cargo. Es posible, entonces, que Follet tenga este hecho, al lado de algunos de los indicados en el párrafo anterior, como parte de la trama de la obra que escribe o piensa escribir como complemento de la trilogía que por ahora finaliza con el libro que brevemente hemos reseñado con anterioridad…

En pocas palabras, Al filo de la eternidad (Edge of Eternity), ultimo libro de la trilogía de Ken Follet dedicada a novelar hechos históricos revelantes del Siglo XX, cuya lectura recomendamos ampliamente. En los párrafos que anteceden hemos reseñado algunos de sus aspectos y acompañado breves comentarios, donde ya manifestamos nuestro deseo porque el autor nos brinde en un futuro no tan lejano, un cuarto libro relacionado con hechos históricos ocurridos con posterioridad a la Guerra Fría. Veremos….

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