ALBA y ocaso

por Alfredo Michelena
Esa idea de que la ALBA es un monolítico grupo de gobiernos alineados con el proyecto del Socialismo del Siglo XXI es cada vez menos cierta. En la medida en que nos acercamos y los acuerdos deben ir más allá de simples declaraciones de principios, comienzan a notarse más que diferencias, contradicciones.
Aunque el antiimperialismo – antinorteamericano- es el leitmotiv del grupo, al menos en la retórica, en la práctica muchos mantienen relaciones muy importantes con los EE.UU., algunas heredadas, pero mantenidas, y otras buscadas. Así Nicaragua tiene un Tratado de Libre Comercio con EE.UU., que no está dispuesto a renunciar. Ecuador usa el dólar norteamericano como moneda de curso legal, y no ha hablado de volver al Sucre. Más recientemente, Bolivia ha decidido reinstalar embajadores y firmó acuerdos de cooperación con millonarios desembolsos por parte de los estadounidenses. Por nuestra parte, el régimen sigue vendiendo petróleo a EUA y el intercambio comercial lo hace el primer socio de Venezuela.
Más recientemente, dos hechos están mostrando las grietas de la ALBA. El primero fue el caso de Siria. Pues aunque el grupo acordó de apoyar a Bashar, esto no se concretó en las votaciones la Asamblea de Naciones Unidas donde se condenó al régimen del sirio de forma apabullante. Sólo Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia de la ALBA votaron en contra de la resolución los demás miembros “albanos”- los caribeños- o votaron a favor o se abstuvieron o no votaron.
El segundo está en pleno proceso. Se trata del acuerdo de la ALBA de no asistir a la VI Cumbre de las Américas si Cuba no asiste. Esto puso gran presión sobre el anfitrión, Colombia, e hizo que el propio Santos viajara a Cuba para, explicar a los Castro que no los podía invitar ya que no había consenso, sacar el compromiso de Raúl de “no crear un problema ni para la Cumbre ni para Colombia” y, renglón seguido, tratar de convencer al caudillo rojillo de que los “albanos” asistan a la reunión. Cualquiera de las alternativas que se den apuntan a otro fracaso “albano”. Primero, Cuba no fue invitada como querían, ahora ellos tiene que decidir que hacer. Si asisten la derrota es evidente, si sólo asisten algunos – pues seguramente los caribeños no boicotearán en bloque a los estadounidenses- mostrarán las divisiones internas, si bajan el nivel de las delegaciones la situación no cambia mucho. Quizás sólo les quede asistir y hacer el triste papel de saboteadores de la Cumbre. Ya veremos.
¿Será la ausencia del líder o el agotamiento de una política exterior cuya expansión es más crematística y carismática que de principios? Cualquiera que sea la repuesta la revolución bolivariana pierde fuelle y capacidad de maniobra en lo internacional. La ALBA está al poniente.

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