Autoritarismo vs autonomía universitaria

 Estudiantes izan la bandera argentina en el frontispicio del antiguo edificio de la Universidad de Córdoba, en el movimiento de reforma universitaria de 1918 que dio origen a los movimientos pro autonomía universitaria.

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Desde los tiempos de teóricos de la libertad política-positiva como Immanuel Kant y John Stuart Mill, el principio de la autonomía universitaria ha sido enarbolado como condición fundamental para el eficiente funcionamiento de la universidad de excelencia.

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 En Venezuela, el principio de autonomía se remonta a la Real Cédula del 4 de octubre de 1781 del Rey Carlos III

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José Ignacio Moreno León (ex Rector Universidad Metropolitana)

Análisis Libre

La humanidad desde sus comienzos ha experimentado cambios que hasta nuestros tiempos han tomado más de 10 mil años para su realización. Pero especialmente en las últimas décadas ese proceso evolutivo se ha acelerado de manera significativa por lo que se pronostican trasformaciones radicales en los tiempos por venir, al impulso de la investigación científica y el desarrollo tecnológico que marchan a velocidades exponenciales con resultados imposibles de predecir. Cambios que, entre otros aspectos, ya se reflejan en trascendentales avances en la ingeniería genética y en la medicina que permiten predicciones científicas sobre la posibilidad de que, en este mismo siglo, se pueda alcanzar la inmortalidad de los seres humanos; así como el desarrollo de la inteligencia artificial y la expansión de la robótica.

 Todo lo anterior apalancado en la revolución de la internet, que, aunque tuvo un origen militar, fue en recintos universitarios desde donde se impulsó, hace apenas dos décadas, hasta llegar ahora a la llamada internet de las cosas como sistemas de dispositivos de computación interrelacionados, capaces de transferir datos a través de una red de manera autónoma, es decir, sin la intervención humana. Otros grandes avances se pueden señalar como aportes de universidades al progreso de la humanidad, así del Technion y el Instituto Weisman de Israel surgió el robot quirúrgico, las minicomputadoras y el switche orgánico; el proyecto cosas que piensan se desarrolló en MIT; la Universidad de Illinois, UCLA y Stanford contribuyeron sustancialmente con el desarrollo de la WEB; grandes avances en medicina regenerativa con terapia de células madres han aportado recientemente Harvard y Stanford; la universidad de Carnegie Mellon ha hecho importante aportes para el desarrollo de vehículos autónomos; la universidad de Tokio ha desarrollado nano transportadores para combatir el cáncer y el traje-robot HAL que opera como un humanoide; valiosos avances para el desarrollo de energía sustentable de hidrógeno y de pilas de combustible ha logrado la Universidad Federal de Rio de Janeiro.

Graduación en el Aula Magna de la UCV

 

Por su parte brillantes egresados de nuestras universidades están dando importantes aportes al progreso de la medicina, la cibernética, la ingeniería e inclusive al frente de instituciones educativas de relevancia mundial. Tal es el caso del ingeniero Rafael Reif, egresado de la universidad de Carabobo (1973) y con postgrado en la USB, quien es el actual Presidente de MIT;  de  Igor Palacios, médico de la UCV, profesor titular de Harvard y director del reconocido departamento de cardiología del Hospital General de Massachusetts, y Carolina Cruz-Neira, Ingeniera de Sistemas de la UNIMET (1987) posicionada entre los más reconocidos especialistas mundiales en el área de supercomputación informática y Directora Ejecutiva del LITE, el centro de estudios para la realidad virtual más prestigioso del mundo.

Estas nuevas realidades están planteando interrogantes sobre aspectos éticos y morales e igualmente están generando impactos en la economía, y repercusiones políticas y sociales aún no digeribles. Todo ello está sucediendo en paralelo con los notables cambios emprendidos en los sistemas educativos, a todos los niveles y con una nueva visión de los mismo que ahora se fundamenta en el objetivo de enseñar a los alumnos a pensar por sí mismo, es decir, a ser protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que implica una educación liberal como componente fundamental de la llamada sociedad de la información y el conocimiento que representa la característica fundamental del presente siglo.

En ese dinámico proceso de cambios las instituciones universitarias, operando en forma autónoma y autogobernadas -es decir, al margen de sesgos ideológicos e interferencias políticas- han cumplido un papel protagónico promoviendo los desafíos de la nueva educación y como activos gestores de muchos de los avances científicos y tecnológicos que caracterizan al nuevo milenio. Son instituciones que, actuando con plena libertad académica y de gestión, no sólo impulsan el desarrollo de habilidades, competencias y emprendimiento en los educandos, sino igualmente la capacidad para que el futuro profesional pueda mantenerse en un proceso continuo de aprendizaje y actualización de conocimientos. Además en el cumplimiento de su responsabilidad institucional, las universidades de excelencia promueven en el universitario el fomento de principios y valores éticos, la cultura de paz y  normas de convivencia que son fundamentales para asegurar la viabilidad social y política de la nueva economía y del paradigma de la  globalización que está en marcha.

Desde los tiempos de teóricos de la libertad política-positiva como Immanuel Kant y John Stuart Mill, el principio de la autonomía universitaria ha sido enarbolado como condición fundamental para el eficiente funcionamiento de la universidad de excelencia. En América Latina la autonomía universitaria se proclama con un impacto continental en la llamada Reforma de Córdova, originada en la Universidad de Córdova, en junio de 1918 con el apoyo del movimiento estudiantil de esa universidad argentina que reclamaba por cambio total de los valores que orientaban la gestión de la institución universitaria y por una gestión autónoma de la misma, la inviolabilidad de sus instalaciones y un mayor compromiso social.

En Venezuela, el principio de autonomía se remonta a la Real Cédula del 4 de octubre de 1781 del Rey Carlos III que le otorgaba a la recién creada  Universidad de Caracas la potestad de darse su propia constitución y reglamento, así como la autoridad para elegir al Rector como decisión del claustro universitario. Pero fue el Libertador Simón Bolívar quien el 24 de junio de 1827 derogó las viejas disposiciones coloniales y promulgó los estatutos republicanos, formulados por la misma comunidad universitaria para darle absoluta autonomía, democratizar el ingreso de alumnos y otorgarle bienes y recursos para el financiamiento de sus actividades a esa primigenia universidad que fue el origen de la actual Universidad Central de Venezuela.

 UCV: «La casa que vence las sombras

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Con algunos altibajos propios de la república que estaba consolidándose, la universidad mantuvo su autonomía hasta que fue violada durante los regímenes dictatoriales que ha sufrido el país. Con el retorno de la democracia se alcanzó una notable expansión de instituciones universitarias, amparadas en su funcionamiento autónomo reconocido en la Ley de Universidades. La autonomía alcanza rango constitucional en la vigente Carta Magna promulgada en 1999, la cual en el artículo 109 reconoce la autonomía universitaria «como principio y jerarquía» y establece «la inviolabilidad del recinto universitario».

Pero es preciso aclarar que las universidades autónomas de Venezuela han estado sometidas en las últimas dos décadas a un acoso gubernamental que pone en grave riesgo su autonomía y a un torniquete presupuestario que, además de restringirle sensiblemente su operatividad, está provocando una dramática diáspora de docentes e investigadores. Todo ello mientras a las universidades privadas se les ha limitado su crecimiento por la negativa gubernamental para autorizarles nuevas carreras y postgrados. Pero si esa política anti universitaria fuera poco, la reciente sentencia del TSJ que obliga a las universidades autónomas a convocar elecciones de autoridades con la participación paritaria de empleados y obreros, no deja ninguna duda que, de cumplirse ese mandato -cuya legalidad está bastante cuestionada, por su origen y por ser violatorio de los artículos 31, 32 y 65 de la Ley de universidades-, se estaría acabando de enterrar la autonomía de nuestras principales universidades.

Lo más preocupante es que, frente a ese nefasto proceso que está en marcha, la dirigencia política democrática y factores relevantes de la sociedad civil están dejando solas en su lucha existencial a las universidades, observando hasta el presente una pasiva actitud que es el reflejo del estado casi de anomia, producto de la profunda crisis que vive el país. Se requiere superar esa pasividad, ya que es fundamental que la sociedad venezolana sensata reaccione oportunamente para evitar el colapso de nuestras universidades. Un colapso que sería criminal, precisamente cuando más se hace necesario un gran acuerdo nacional para impulsar la educación de excelencia que requiere el país, frente a las nuevas realidades globales y a la perentoria necesidad de realizar los cambios que nos permitan  insertarnos -sin traumas- en la sociedad de la información y del conocimiento, cambios en el que las universidades  están llamadas a desempeñar un papel protagónico, como lo están haciendo las universidades en los países de avanzada.

Cambios que implican notables transformaciones en nuestras universidades para fortalecer su compromiso cívico y responsabilidad, promoviendo en su modelo educativo y de extensión los valores y principios del capital social, la lucha contra la pobreza, mejorando la salud pública, impulsando la sostenibilidad medioambiental y el mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad.

Para ello es fundamental la autonomía, y por eso de defensa de la ajtonomia universitaria debe se un compromiso de la democracia.

Un comentario sobre “Autoritarismo vs autonomía universitaria

  1. Excelente descripción del duro drama por el que atraviesan nuestras universidades…es necesario que la clase política se involucre más en este problema…la ANL debe producir un contundente rechazo a estas medidas inconstitucionales pero también la ciudadanía …el pueblo debe organizarse para defender sus instituciones

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