Crisisis medioambiental: rumbo al final de los tiempos

Imagen: ecoticias.com

 

.»… Ese Armagedon ecológico podría ser el escenario de la desaparición de la especie humana en nuestro planeta, si no se revierten drásticamente las tendencias de la contaminación y del calentamiento global …»

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José Ignacio Moreno Leon
Análisis Libre Internacional

Más de 400 incendios forestales han azotado en los últimos meses la Península Ibérica. Incendios forestales han estado igualmente presentes en la provincia de Alberta en Canadá afectando a más de 100 mil habitantes. California está sufriendo tambien de uno de las más devastadores incendios  cerca del Parque  Nacional Yosemite. Brasil es el país latinoamericano más afectado por los incendios forestales a causa de las acciones depredadoras en la Amazonia, registrando en 2021  más de 180.000 brotes de incendios forestales, seguido por Bolivia con más de 34.000. Siete provincias de Argentina se encuentran afectadas por incendios que han devastado más de 90.000 hectáreas de humedales. En Mexico la cifra de incendios alcanzó a más de 7.300.

A estos desastres medioambientales se agregan otras catástrofes ecológicas como prolongadas sequías, inundaciones, terremotos, olas de calor que alcanzan 45 grados centígrados, tornados, huracanes, erupciones volcánicas y desprendimientos de tierra  que colocaron el 2021 como uno de los años con más variedad y cantidad de sucesos catastróficos de las últimas décadas.

Esta crisis medioambiental que cada vez se hace más notoria,  refleja el impacto destructivo que sobre la ecología del planeta están provocando los seres humanos por el manejo poco amigable con el interés planetario, lo cual viene ocurriendo  desde la primera revolución industrial y se ha incrementado al ritmo del proceso de la globalización contemporánea, marcado por un sentido economicista que poca atención está poniendo a los temas ecológicos. Todo ello al amparo de políticas permisivas de instituciones globales y de la incapacidad de los gobiernos demostrada hasta la fecha para hacer cumplir los diversos acuerdos y políticas de protección ambiental que se han intentado desde finales de 1987,  cuando 190 naciones firmaron el Protocolo de Montreal y luego en 1992 la llamada Cumbre de  la Tierra como compromiso para reducir la producción de gases generadores del calentamiento global. Ese notorio incumplimiento se produce a pesar de las insistentes advertencias de instituciones como el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), grupo de reconocidos expertos de la ONU,  quienes ya en 1988 alertaban que si el incremento promedio de la temperatura terráquea supera 2 grados centígrados el fenómeno se hará crítico para la existencia humana en el planeta.

Los expertos señalan que el incremento promedio de la temperatura del planeta ha superado, por primera vez, la cifra de 1 grado centígrado entre 1906 y 2020. Y se estima que de no ponerse en práctica  efectivas políticas medioambientales, ese incremento podría elevarse entre 1.4 y 5.8 grados centígrados para 2100, lo que hará ese proceso irreversible y al llegar a 6 grados centígrados la sociedad humana habrá arribado al final de los tiempos. Por lo anterior ese mismo panel de expertos de la ONU señalaba en 2018 la necesidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados centígrados, lo que solo sería posible con la reducción drástica de las emisiones de carbono hasta llegar  0 para 2050.

Algunas cifras y eventos catastróficos recientes reflejan dramáticos rasgos de la crisis medioambiental que se está acentuando. Solo en 1998 desastres naturales en China y Bangladesh provocaron desplazamientos de más de 300 millones de personas con pérdidas económicas  cercanas a 92.000 millones de dólares. A finales de ese año, el huracán Mitch, uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales registrados en la era moderna, ocasionó en America Central y el sur de Florida la muerte directa e indirecta de entre 15 y 20 mil personas. A finales de 1999 torrenciales aguaceros ocurridos en el Litoral Central de Venezuela causaron las muertes por deslaves de cerca de 10 mil seres humanos, con grandes pérdidas materiales . En agosto de 2005 el huracán Katrina azoto mayormente los estados  de Florida y Luisiana, provocando el mayor desastre natural en la historia de los Estados Unidos, con pérdidas estimadas en 75.000 millones de dólares y más de 1800 muertes de seres humanos.

La sequía provocada por la tala  de bosques y selvas que actúan como el pulmón de nuestro planeta se ha acrecentado, con pérdidas de más del 20% de los bosques tropicales de la Amazonia. Y esa tala indiscriminada, realizada  mayormente por grandes consorcios madereros y empresas de ganadería extensiva ya para finales de la década de los años 90 se calcula que había provocado la destrucción de más de 154 millones de hectáreas de bosques tropicales, equivalentes a tres veces la superficie de Francia. Las consecuencias de estos ecocidios son notables, así entre 1975 y el 2000 Etiopía, Sudán y Mozambique registraron miles de muertes producto de la sequía y sus repercusiones medioambientales. El mar Aral que fuera el cuarto lago más grande del mundo entre Kazajistán y Uzbekistán, ha visto su superficie reducida en más del 90%, con la destrucción de diversos ecosistemas. Igual suerte está afectando al lago Victoria, el más grande de África en el que, además de la contaminación por residuos químicos y plagas invasoras, se está reduciendo la cantidad de agua, todo lo cual afecta a más de 40 millones de personas que dependen de ese lago para su supervivencia en Uganda y Kenia.

En la actualidad la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 55 millones de seres humanos en todo el mundo sufren los efectos de las sequías anuales, con el riesgo de que hasta 700 millones puedan verse desplazados por este efecto -directamente vinculado al calientamiento global-, para 2030. Y cuando más avance el calentamiento del planeta este drama se hará crítico, especialmente en África, aunque también Europa y Oceanía serían seriamente  afectados. China es el país con los mayores daños por sequías, por lo que algunos expertos asoman las probabilidades de guerras futuras por el agua.

Las grandes inundaciones, igualmente provocadas por el calentamiento global y especialmente por su impacto provocando el derretimiento de grandes masas de los cascos polares, es otra manifestación de la crisis medioambiental. Es así como el IPCC al señalar la elevación del nivel del mar por el calentamiento atmosférico advierte sobre las catastróficas  inundaciones que con un metro de incremento de ese nivel de las aguas se pueden presentar en muchas áreas costeras, con la posibilidad de que en pequeños países isleños como las  Maldivas y las Islas Marshall en el Océano Pacífico, cerca del 75% de sus territorios quedarían inhabitables bajo las aguas. Similar catástrofe se pronostica para Bangladesh con posibles pérdidas de cerca del 16% de su territorio en el que habitan 13% de esa población.

Pero además del calentamiento global, el manejo irracional de la actividad humana con un modelo escocida  de desempeño, está provocando la contaminación  medioambienta, incluyendo sus efectos en  mares y ríos con notables pérdidas de especies. Se estima que ese deterioro escologico y la actividad pesquera incontrolada está afectando gravemente el ecosistema marino, al extremo de que las reservas de atún Aleta Azul se han reducido a sólo el 10% de los volúmenes existentes hace pocas décadas. Igual sucede con el bacalao y el arenque, ya que la captura de estas especies se ha contraído sensiblemente en las últimos años por la sobre explotación pesquera y el envenenamiento y contaminación por desechos no biodegradables de ríos mares y lagos, cómo está sucediendo con el Mar Negro, convertido en la cloaca de muchos de los países europeos con el flujo permanente de grandes cantidades de desechos fosforados, mercurio, DDT y otros materiales tóxicos, causando la muerte de más de 800 mil delfines y la desaparición de más de 20 especies de peces.

Esa muerte de de lagos y mares también está ocurriendo en America ya que, solo en Estados Unidos los peces de más de 50.000 lagos de aguas dulces no son aptos para el consumo humano por su alto contenido de mercurio proveniente de chimeneas de centrales electricas alimentadas con carbón. Y en Canadá se encuentran más de 14.000 lagos ecológicamente  muertos como consecuencia de la lluvia ácida derivada de la combustión del carbón.(1)

El calentamiento global y la contaminación del medio ambiente ha provocado hasta el presente la extinción de muchas especies, a un ritmo 100 veces superior a los registros históricos. Ese Armagedon ecológico podría ser el escenario de la desaparición de la especie human en nuestro planeta, si no se revierten drásticamente las tendencias de la contaminación y del calentamiento global, para evitar que el incremento de la temperatura del planeta se aproxime a 6 grados centígrados.

Se impone entonces un cambio radical en el modelo de desarrollo en el que se sustenta  el proceso contemporáneo de la globalización, marcado por el sesgo economicista y ecocida que hemos señalado. Se requiere un gran esfuerzo de la sociedad global para impulsar un paradigma  de progreso similar a la Economía Social y Ecológica de Mercado,    que,  como garante del desarrollo humano sustentable,  coloca a la ecología y la dignidad de la persona humana por encima de la economía.

La invasión rusa a Ucrania y la manipulación bélica que está haciendo Putin con el gas provocando una crisis energética en Europa, desgraciadamente está forzando a la reactivación de centrales térmicas en base a la quema de carbón y petróleo, revirtiendo el esfuerzo que algunos países como Alemania y España han estado haciendo para reducir el uso de de la combustión de hidrocarburos fósiles principales causantes del calentamiento global. Sin embargo, a pesar de esas circunstancias temporales, se mantiene la validez de la oportuna sentencia de Lester  Brown cuando afirma que “Si la sociedad humana no cambia, la naturaleza se encargará de cambiar la sociedad.”

 

 

  • Lester R. Brown, Eco-Economía. La construcción de una economía para el planeta. Fundación Polar/ Earth Policy Institute, LitografiaImagen Color S.A., Caracas 2003.

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