Educación Siglo XXI: el pacto impostergable

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José Ignacio Moreno León
Análisis Libre

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Amparado en el confinamiento sanitario global generado por el COVID 19 y sus consecuencias socioeconómicas y hasta  sicológicas, se está acelerando el proceso de cambios visualizado desde finales del siglo pasado cuando la revolución de la informática y de las telecomunicaciones apareció como la fuerza motora de las nuevas realidades globales y de la llamada sociedad de la información y del conocimiento. Fue entonces cuando, a principios de 1996 presentó la UNESCO el llamado Informe Delors que, con la frase emblemática de LA INFORMACIÓN ENCIERRA UN TESORO, propone un nuevo paradigma educativo como respuesta a las demandas de esas nuevas realidades globales.

El modelo de educación para el siglo XXI propuesto por la UNESCO, se sustenta en cuatro objetivos básicos que deben orientar el nuevo proceso de enseñanza y aprendizaje: aprender a conocer, es decir dominar los instrumentos del saber; aprender a hacer como capacidad de influir sobre el entorno; aprender a convivir como forma de comunicarse y relacionarse con los demás; y aprender a ser como contenido del desarrollo de la personalidad. Los objetivos de ese valioso informe son desarrollados como herramientas para que la nueva educación se acople a los retos del avance científico y tecnológico generado por internet y la informática, promoviendo la incorporación de esas herramientas al proceso de enseñanza-aprendizaje, ajustando la oferta educativa y curricular en función de las nuevas actividades productivas del teletrabajo, la robotizacion y la realidad virtual. Todo lo cual está generando la necesidad del desarrollo de nuevas profesiones y la obsolescencia de algunas profesiones tradicionales.

El proceso educativo del paradigma de docencia para el siglo XXI implica cambios fundamentales hacia un aprendizaje proactivo protagonizado por el alumno que se autorealiza como persona, mientras que el docente asume el papel de promotor de dicho proceso. Se propone que los estudiantes, a todos los niveles del sistema, desarrollen pensamiento crítico y destrezas y capacidades para manejar eficientemente la información en redes y demás apoyos virtuales.

La educación se define como un proceso integral para formar el ciudadano del siglo XXI, con inteligencia emocional, creatividad, imaginación, capacidad emprendedora, y principios y valores éticos. En la formación profesional la educación del siglo XXI se orienta a producir profesionales capaces de mantenerse en un proceso continuo de adquisición de nuevos conocimientos y de adaptarse oportunamente a las cambiantes realidades en el campo de su actividad y del entorno en general.

El paradigma requiere de un nuevo perfil del docente, el cual debe tener un adecuado reconocimiento social y remunerado en función del  protagónico desempeño que debe asumir para las profundas transformaciones hacia  la educación del siglo XXI.

Es obvio que para impulsar ese nuevo paradigma educativo  se requiere, en cualquier país, de un amplio compromiso social que involucre al gobierno, la familia, el sector productivo, gremios, iglesias y medios de comunicación social. Estos cambios deben impulsarse con un enfoque participativo y democrático, con criterios de excelencia pero no condicionados por limitaciones socioeconómicas. Asi lo han emprendido países que son ejemplos relevantes por la calidad que han logrado en décadas reciente en su educación, así como en su proceso de desarrollo humano sustentable. Entre estos países destacan Japón, Finlandia, Canadá, República de Corea, Australia y Nueva Zelanda.

Para mayores detalles conviene señalar los casos específicos de Japón y Finlandia. En Japón se ha impulsado un modelo para la educación indentificado como creación de valor (So-Ka), el cual tiene como objetivo fundamental de la educacion el fomento de la cultura de paz y la reflexión y el deseo de contribuir al bienestar de la humanidad. A nivel primario y básico el modelo se fundamenta en la enseñanza de solo cinco materias: la aritmética de los negocios, la lectura de un libro por semana, la promoción del civismo, el conocimiento de las herramientas fundamentales de la informática y el conocimiento de cuatro idiomas como ciudadanos del mundo. A nivel de la educación superior Japón ha logrado avances fundamentales y en la actualidad 5 de sus universidades clasifican entre las 100 mejores del mundo, entre ellas la Universidad de Tokio se ubica en el lugar 22 y la de Kioto en el puesto 33.

Finlandia también destaca por sus grandes avances en el desarrollo de la educación para el siglo XXI, con un modelo fundamentado en la alta exigencia y valoración de los docentes, la promoción de la calidad, un currículo común pero auto gestionado, un sistema personalizado que hace énfasis en la docencia en aulas, que evita la competencia, premia la curiosidad y la participación, y en el que se promueva una importante participación de los padres en apoyo al proceso. También, como en Japón, Finlandia ha logrado avances fundamentales en su educación superior logrando ubicar a la Universidad de Helsinki en el puesto 103 entre las mejores universidades del mundo y a la recién creada universidad de Aalto -en donde se ofrecen nuevas profesiones y componentes humanísticos en la carreras técnicas- en el nivel 134.

Los profundos cambios que implica la educación para el siglo XXI representan un enorme reto para America Latina, a todos los niveles del sistema  que sufren de notable repitencia y abandono escolar en la educación primaria y secundaria y un preocupante rezago en la educación superior. En el caso específico de Venezuela, frente  a estas dramáticas condiciones y a la diáspora de docentes por las bajas remuneraciones, se impone la impostergable necesidad de promover, al márgen de las diatribas políticas, un gran acuerdo nacional para impulsar los cambios requeridos en nuestro deficiente sistema educativo, haciendo énfasis en la calidad y la inclusión y en una pedagogía de educación en valores Esto debe emprenderse como estrategia fundamental de apoyo para sacar el país del estado de atraso y de crisis en que se encuentra.

Un comentario sobre “Educación Siglo XXI: el pacto impostergable

  1. Magnifico, Jose. Me encanta esta nueva etapa en tu escritura, donde te sumerges en el hecho sociopolítico.Muy buenos y necesarias reflexiones donde abordas el problema general y no lo coyuntural. A lo menos es mi apreciación. El aprender haciendo. Casi una consigna del Núcleo Universitario del Litoral.
    Yo espero que esas propuestas, esos caminos de y en la formación ciudadana y profesional, junto al proyecto de Luis A. Machado, pueda ser incorporado en la refundación de Venezuela.
    Un abrazo solidario, y mi simple afecto a ti y tu hermosa familia.

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