El Orden de Batalla

 

 

Gustavo Coronel / Washington

El orden de batalla es la formación de tropas en un frente extendido. Se comprende bajo este nombre la disposición de las tropas desplegadas, dispuestas para el combate. Se colocan según lo permita la naturaleza del terreno, la disposición del enemigo y el plan del general o jefe de las fuerzas.

En Venezuela hoy todavía no existe un verdadero orden de batalla ciudadana porque todavía algunos líderes de la oposición mayoritaria no se han dado cuenta o rechazan darse cuenta de que estamos en una batalla por la democracia y la libertad. Piensan que lo que existe es un forcejeo para ver cómo cada quien obtiene beneficios personales. El enemigo si está claro: se aferra al poder y está haciendo y hará todo lo necesario para lograrlo.  
Aún entre los mejores hay confusión. El Papa dice que no hay batalla, la Conferencia Episcopal venezolana dice que si la hay.
Mientras que Maduro, y  Samper dicen que la batalla “no existe”, los líderes jóvenes de nuestro país dicen que sí. Algunos ancianos nos sentimos plenamente identificados con los jóvenes.
Mientras que Rosales, Zambrano o Falcón dicen que hay que dialogar, Leopoldo, María Corina, Ledezma, Ramos Allup, Yon Goicochea, Ceballos, los estudiantes y millones de venezolanos dicen que esta es una batalla. Y yo estoy con ellos.
Por algunos años ya,  líderes de la oposición han negado estar en una batalla pero la realidad les está imponiendo el convencimiento de que si lo estamos. Uno puede dialogar con adversarios pero no es posible dialogar con quienes representan una visión cruel, abusiva y excluyente de la vida.  Esos son enemigos, no adversarios y a esos no se les hace oposición, se les hace resistencia.
Nuestro orden de batalla debe incluir a todos los venezolanos quienes rechazan ser esclavos y prefiere ponerse de pie, antes de someterse a una tribu de salvajes corruptos e ineficientes. ¿En qué cabeza cabe que el orgullo de ser seres humanos, la dignidad ciudadana, deba rendirse ante la barbarie?
Nuestro orden de batalla tiene su estado mayor: Leopoldo, María Corina, Antonio, Henrique, Arria,  Henry, Yon, Aristiguieta Gramcko, Colmenares Finol, Ugalde. Gente como esta representa nuestra voluntad de ser de nuevo libres y democráticos. Ellos deben establecer el despliegue de nuestras fuerzas para la batalla.
Nuestras fuerzas incluyen millones de venezolanos con múltiples banderas: Colegios Profesionales, Estudiantes y Maestros, Asociaciones de vecinos,  campesinos, empresarios, sindicatos, artistas, toda una sociedad civil que se niega a seguir de rodillas. Son millones los venezolanos dispuestos a marchar. Todos agitan sus banderas  frente al enemigo. Todos esperan la orden de ir a la liberación de nuestra patria. Esperan líderes decididos y coherentes.
En la colina de enfrente se divisa al General en Jefe Nicolás Maduro Moros, con su liquilique morado y su cintillo de sommelier de tercera categoría al cuello. Está rodeado de narco, ladrones, ineptos y adulantes pero tiene la gente armada como socia. El general Padrino López, quien hace tiempo se quitó la careta de militar y exhibe si verdadero rostro de oportunista, está a su lado y le habla al oído. Lo acompañan (porque no se atreven a no estar allí, como sucedía en el gabinete de Stalin) Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez, Reverol y mensajeros y mensajeras varias. Frente a ellos pueden ver sus divisiones al mando de los narco-militares que saben que serán enjuiciados, de los corruptos de PDVSA que saben que les espera la cárcel, los regimientos de banqueros y contratistas amigos del régimen que han saqueado al país, los colectivos que han matado y robado en nombre del chavismo, los contingentes de mercenarios  de países del ALBA que no tienen nada que perder. Más atrás, parecería estar con ellos un gran masa de gente arrodillada que solo espera sus limosnas, pero sabemos que esa gente solo está a favor del ganador, solo desea participar en el botín.
Se equivocan quienes piensen que esta será una batalla donde los militares prostituidos masacrarían a los venezolanos dignos. Esta batalla no será así, será una batalla ciudadana, en la cual la gente digna proteste civilizadamente, sistemáticamente, vaya expresar su voluntad ciudadana con marchas, huelgas, desobediencia civil, confrontación pacífica. El momento en el cual los bandidos del régimen echen manos a las armas para reprimir serán objeto de rechazo regional organizado, de rechazo de todo el mundo civilizado. Lo que ha impedido hasta ahora esta acción ciudadana es la presunción de que los venezolanos que se oponen al régimen serán masacrados. La masacre está ocurriendo precisamente porque no nos hemos rebelado.
Ciertamente no puede haber mayor masacre que la que se lleva a  cabo actualmente, ante la lasitud de nuestros ciudadanos. 25000 venezolanos mueren cada año de manera violenta y otros centenares o miles mueren por falta de asistencia médica o por desnutrición. Esa si es la verdadera masacre que el régimen nos está haciendo mientras deshojamos la margarita.  
Si no nos rebelamos seremos esclavos. ¿Y saben cosa triste? : ser esclavos de gente tan inepta como la que integra el régimen chavista. Pensemos en lo que ello significa.  

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