Federico García Lorca, 76 años después

Isabel M. Reverte / PES
Análisis Libre

El 16 de agosto de 1936, Federico García Lorca fue detenido en Granada, en casa de sus amigos los falangistas Rosales. Ese día, fue fusilado su cuñado Manuel Fernández Montesinos, alcalde en ese momento de Granada y ajusticiado sin juicio previo, frente a las tapias del cementerio de la ciudad.

Hoy, agosto de 2012, el cuerpo del poeta más universal del siglo XX sigue sin aparecer. Y en el cementerio de Granada, el Ayuntamiento ha vuelto a retirar a martillazos una placa que cada año intenta recordar a aquellos que murieron simplemente por ser leales al gobierno de la República: El alcalde, los concejales, maestros y obreros.

Siempre los recuerdo en agosto. Yo no sé si tiene razón. Pero estoy segura de que tienen derecho a que sus cuerpos o sus nombres aparezcan en alguna parte y se reconozca que fueron víctimas de la barbarie humana.

No por ser poetas o políticos, sino por ser hombres que fueron asesinados sin que ninguno supiera por qué.

Federico García Lorca tenía 38 años en 1936. Era un hombre de éxito, republicano y homosexual ¿se puede pedir más para ser condenado a muerte en Granada en 1936?

Manuel Fernández Montesinos, su cuñado, era médico, socialista y estaba en su puesto cuando el 20 de agosto el golpe triunfó en Granada. Estuvo preso casi un mes. Pero sabía que iban a matarlo.

Cuando el general Franco triunfa desde el principio en Andalucía, la provincia de Granada está en manos de los leales a la República. Pero no la ciudad. Lo primero que decide Queipo de Llano, el golpista responsable de la propaganda y la victoria de los rebeldes fascistas en el sur, es instalar en la ciudad andaluza un régimen de terror que inmovilice cualquier protesta y garantice que desde la ciudad no habrá ningún apoyo al gobierno legítimo de Manuel Azaña.

Y se publican bandos: por cada bombardeo a la ciudad, 20 o 30 detenidos serán pasados por las armas. Y así es. El 16 de agosto de 1936, tras un bombardeo republicano, una saca a la cárcel conduce a la muerte a todo el gobierno municipal y universitario de Granada.

En Granada hay un monumento a José Antonio Primo de Rivera, pero cada vez que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de la provincia intenta recordar que también hubo otros mártires, nadie quiere saber nada de ellos.

La última vez fue en julio de este año de 2012. Por fin, todos parecen de acuerdo. la ARMHG encarga una placa que recuerde a los fusilados frente a las tapias del cementerio. Piden que asistan al acto el vicepresidente de la Junta de Andalucía Diego Valderas. Y el más de los más, el alcalde Gordillo de Marinaleda. Pero no acuden ninguno de los dos: a uno le parece que es políticamente incorrecto. Y Gordillo, con pañuelo y todo, el rey de la demagogia no tiene tiempo porque está muy ocupado haciendo reportajes para las teles del mundo mundial.

Total,, que el ayuntamiento granadino rompe la placa porque dice que no cumple con las medidas que tiene que tener. 17 de agosto de 2012: no hay homenaje para vosotros.

17 de agosto de 2012. García Lorca y todos los que fuisteis asesinados con él, permanecéis en silencio en el barranco de Víznar llorados y buscados por los que sabemos quiénes fuisteis cada uno.

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