La pandemia de la corrupción y la propuesta de Klitgaard: Freír el Pez Gordo

ImagenConcurso de caricatura contra la corrupción

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[box_dark]la plaga de la corrupción ha alcanzado categoría de una pandemia, casi similar a la ocasionada por el coronavirus[/box_dark]

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José Ignacio Moreno Leon
Análisis Libre

El escenario político mundial ha estado salpicada por graves escándalos de corrupción que involucran no solo a gobiernos y organizaciones políticas con algunos de sus notables operadores, sino igualmente a importantes corporaciones privadas y sus más altos ejecutivos. Podríamos decir, sin exagerar,  que la plaga de la corrupción ha alcanzado categoría de una pandemia, casi similar a la ocasionada por el coronavirus, y por tanto no es un mal aislado circunscrito a determinados paises o regiones del mundo, sino un fenómeno transnacional que, en las circunstancias más graves se vincula a actividades criminales como el tráfico de drogas, el lavado de dinero, la trata de blancas y otros hechos perversos, relacionados con organizaciones delictivas y amparados por novedosas facilidades de las telecomunicaciones y de creativas manipulaciones financieras, al amparo de instituciones bancarias de dudosa conducta.

En 2001 se hace público en Estados Unidos el escándalo de la quiebra de la empresa Enron por uno de los peores fraudes de la historia,  producto del corrupto maquillaje contable que ocasionó que miles de ahorristas perdieran su inversión accionaria, todo ello con la complicidad de Arthur Anderson  la empresa auditora, una de las más importantes del mundo que por este caso también se fue a la quiebra. En 2003 estalló en Italia el mayor fraude europeo de la historia con la quiebra de PARMALAT,   la octava empresa de ese país que había incurrido en un déficit fraudulento de cerca de 16 mil millones de dólares, afectando a 32 mil inversionistas. En 2006 la reconocida empresa alemana Siemens se vio envuelta en un escándalo  internacional, al descubrirse que durante décadas venía sobornando a funcionarios por más de 1400 millones de dólares para lograr transacciones comerciales con los gobiernos de esos países. Un escándalo similar lo generó en 2015, la poderosa empresa  Volkswagen, otra corporación alemana  que había vendido más de 600 mil coches a Estados Unidos con la incorporación fraudulenta de un software,  diseñado para cambiar los resultados de las pruebas de emisiones contaminantes de motores diésel y tratar así de evadir las regulaciones medioambientales de ese país.

El más reciente escándalo  de corrupción en Europa, esta vez a nivel de operadores políticos acaba de descubrirse en España, con el llamado “caso mediador”, cuando se hizo pública la trama de extorsion y coimas requeridas a empresarios para favorecer sus negocios con el gobierno ,  promovida por cinco  importantes parlamentarios del PSOE, el partido eje del gobierno, y un general de la guardia civil, que no solo coordinaban sus operaciones desde la sede del Congreso de Diputados, sino que además  incorporaban a las mismas el manejo de prostitutas y negocios con cocaina.

Pero desafortunadamente, la corrupción como pandemia o lacra social globalizada tiene sus más descarados ejemplos en America Latina, con el mayor énfasis en casos vinculados al sector público y por tanto a funcionarios gubernamentales y a relevantes operadores políticos. Sin descartar que en la gran mayoría está presente el sector privado, por lo que no es una exageración señalar que no hay corruptos sin corruptores. Todo lo cual refleja la debilidad de las instituciones de gobierno y el déficit de principios, valores éticos y capital social que caracterizan a la región y representan sería amenaza a la institucionalidad democrática y son rémoras al proceso de desarrollo de sus países.

Imagen IUSLatin.pe

La corrupción del peronismo kirchnerista resalta como caso emblemático en Argentina cuando en la era de gobiernos de los Kirchner, la pareja amasó una fortuna que les representó un crecimiento de su patrimonio de más de 1000 por ciento, especialmente por negocios inmobiliarios y sobornos recibidos mediante testaferros para el logro de importantes obras públicas y compras del Estado. Pero el morbo de la corrupción durante estos gobiernos no fue un monopolio de los dos jefes de Estado, ya que hubo otros resaltantes casos de enriquecimiento ilícito en los que aparecen involucrados altos personeros, incluyendo ministros y personas vinculadas a la renombrada fundación de “Las Madres de la Plaza de Mayo”. Recientemente Cristina Fernández, ahora Vicepresidente, ha sido condenada por la justicia argentina a 6 años de prision e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, por haber promovido “Vínculos prosmiscuos” con empresas corruptas lo que le facilitó su enriquecimiento con dinero destinado a obras públicas con desfalco superior a 410 millones de dólares. Condena que para ser firme deberá ser ratificada por un tribunal de segunda instancia y más tarde por el Supremo.

En Peru en las últimas tres decadas y hasta la fecha ha operado la corrupción en forma sistémica, desde los gobiernos de Fujimori hasta el más reciente caso de Pedro Castillo. Y han sido siete los mandatarios con procesos judiciales, investigaciones, condenas, destituciones del Congreso, incluyendo el suicidio del expresidente Alan García, a quien en su segundo gobierno (2006-2011) se le acusó de haber recibido 24 millones de dólares de parte de ODEBRECHT para su campaña presidencial. Se señalan además otros sobornos de la empresa brasileña en otros tres casos de presidentes enjuiciados en ese país.

En Ecuador en 2020 el expresidente Rafael Correa y 17 ex funcionarios y simpatizantes de su gobierno fueron condenados a  8 años de cárcel por delitos de cohecho, delincuencia organizada, tráfico de influencias y lavado de activos. En estos casos también aparece involucrada ODEBRECH con sobornos a funcionarios del gobierno por más de 30 millones de dólares, incluyendo al presidente Correa y su partido Alianza País.  La detención y cárcel de este exmandatario no se ha concretado porque el mismo se encuentra prófugo  en Bélgica.

Panamá, con sobornos por más de 59 millones de dólares, le sigue a Venezuela entre los países que, después de Brasil recibieron los más elevados montos de coimas de la contratista ODEBRECHT. El juicio sobre la trama de corrupción auspiciada por esa empresa en el país  se iniciará el próximo mes de agosto y en el mismo se involucran 36 funcionarios panameños, incluyendo los expresidentes Juan Carlo Varela (2014-2019) y Ricardo Martinelli (2009-2014), varios exministros y dos hijos de Martinelli sentenciados y en prision en los Estados Unidos, por estar involucrados en sobornos de la empresa brasileña por un total de 28 millones de dólares.

En el caso específico de Centro America varios de sus países han sido golpeados por escandalosos casos de corrupción. Se recuerda la denominada “Piñata Sandinista”que se hizo tristemente célebre en Nicaragua para referir los desmanes y escandalosos casos de corrupción durante el primer gobierno Sandinista. Los estudiosos del tema ha detectado que en los últimos 30 años, 15 de los últimos presidentes que han gobernado los países de la region han sido cuestionados y varios enjuiciados por apropiación indebida de fondos públicos. En El Salvador el expresidente Francisco Flores (1999-2004) fue enjuiciado por malversación de más de 15 millones de dólares. En Costa Rica ha sido procesados por corrupción los expresidentes Miguel Ángel Rodriguez(1998-2002) y Rafael Calderon (1990-1994).

Guatemala representa un caso especial ya que los escándalos de corrupcion han provocado la reacción ejemplar de la sociedad civil de ese pais forzando en 2015 la renuncia y enjuiciamiento del entonces presidente Otto Perez Molina, la Vicepresidenta y otros 20 funcionarios públicos, todo ello gracias a las eficientes labores de investigación de la Comisión Internacional Contra la Impunidad, creada en 2006 por acuerdo entre Naciones Unidas y el gobierno guatemalteco. Gracias a la acción de esta Comisión y el respaldo del Ministerio Publico se logró igualmente  en 2008 el enjuiciamiento del expresidente Alfonzo Portillo (200-2004) y de varios miembros de las Fuerzas Armadas por hechos de corrupcion.

El conocido caso ODEBRECHT, representa -sin duda-, la demostración más evidente de cómo el cancer de la corrupción se ha expandido, especialmente en Latinoamérica, dañando notablemente la institucionalidad democrática y los sistemas políticos de más de 10 países en la región, en este caso potenciado al impulso de gestiones anti éticas de una gran empresa brasileña de ingeniería y construcción, que llegó a ser  líder en America Latina, con presencia en 27 países. El escándalo ODEBRECHT se hizo público cuando, en diciembre de 2018, el Departamento de Justicia de Estados Unidos  publicó los resultados de  una investigación que reveló que altos funcionarios gubernamentales y notables líderes políticos en 12 paises latinoamericanos recibieron, desde 2001 sobornos o coimas de esa empresa por un total superior a 788 millones de dólares, para conseguir contratos de obras públicas, lo que provocó que esa importante dependencia gubernamental multara a la corporación brasileña por 3500 millones de dólares. En el referido informe de investigación se destaca que los sobornos a burócratas y políticos de Brasil alcanzaron a 394 millones de dólares. Venezuela aparece en el segundo lugar en los montos de sobornos con 98 millones de dólares para beneficio de altos funcionarios gubernamentales y algunos líderes opositores. Pero en este país, el actual entramado de corrupción y desfalco de recursos públicos, básicamente vínculados a PDVSA, y que según cifras del régimen,  supera hasta la fecha la cifra de más de 20 mil millones de dólares,  representa el más escandaloso caso de corrupción a nivel global, el cual ya sobrepasa con creces al total de los sobornos referidos en los diferentes países que hemos mencionado, con consecuencias aún no determinadas en su desarrollo.

Frente a la alarmante pandemia de corrupción, la lucha contra este nefasto flagelo no puede limitarse al debate y confrontación politica entre los gobiernos y las fuerzas opositoras. Ni tampoco puede sustentarse en reformas legales, sin tomar en consideración la necesidad de promover instituciones autónomas y de llevar a cabo esa campaña de manera objetiva y libre de manipulaciones políticas, lo cual supone un entorno plenamente democrático en el que los ciudadanos puedan expresarse libremente y desempeñarse al amparo de reglas de juego al margen de un poder político abusivo. Tampoco puede atacarse la corrupción sin profundizar en las causas que generan este pernicioso mal social y que estan directamente vinculadas con el déficit de principios éticos en una sociedad y la deshonestidad en el desempeño de la función pública,  especialmente de quienes gestionan los más altos cargos en el Estado.

Robert    Klitgaar, quien fuera académico de Yale y Harvard y notable estudioso del mal de la corrupción con sus nefastas consecuencias para el desarrollo de los países, siempre hizo énfasis en la necesidad de denunciar y atacar la impunidad, señalando las instituciones y altos personeros de organizaciones públicas y privadas que contribuyen al fomento de la cultura de la corrupción. Para Klitgaar la lucha en contra de la corrupción, para ser efectiva debe empezar por castigar a los grandes corruptos, por ello señala la necesidad de “FREIR EL PEZ GORDO”, especialmente si el mismo detenta una notable función pública o es miembro relevante del partido en el poder. Es obvio que la propuesta de este ilustre académico sólo puede realizarse cuando funcionan en forma eficiente y autónoma las instituciones, especialmente el Poder Judicial, y el régimen de turno y la sociedad tienen conciencia de las nefastas repercusiones políticas, sociales y económicas de la pandemia de la corrupción, que en America Latina se ha convertido en el cancer que mantiene en estado agónico a varias de las endebles democracias de la región y ha sido causa directa del subdesarrollo, la inequidad y la pobreza que impera en la misma.

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