Republicanos y latinos en la noche de Mitt Romney, asi lo vio The Huffinton Post

Como  «desesperados intentos por captar el voto hispano en la Convencion Republicana»,  vio The Huffington Post el cierre de la Convención Republicana donde Mitt Romney pronunció su emotivo discurso aceptando la candidatura presidencial, en una nota donde se apuntan una interesante cadena de incidencias captadas por Victoria Infante, periodista testigo del evento efectuado la noche del jueves 30 de Agosto la ciudad de Tampa, Florida, en su nota

«En su último día, convención republicana se desvive por cambiar su imagen ante latinos»

por  / huffingtonpost.com

El partido republicano, en el último día de su convención en esta ciudad, dedicó esfuerzos y recursos como nunca lo había hecho en lo que parece ser un intento desesperado por cambiar la dañada imagen que tiene ante la comunidad latina e inmigrante del país.

«Es un privilegio para mí decir algunas palabras en español, así que discúlpenme por un momento», dijo Craig Romney, el más joven de los hijos del candidato presidencial, Mitt Romney, al comenzar su breve intervención, durante la cual exaltó las virtudes de su progenitor como padre, abuelo y empresario.

Esta fue una de las varias muestras que dio el Partido Republicano en el último día de su convención de estar determinado a luchar contra una tendencia que lo coloca muy por debajo de las preferencias entre los votante hispanos. Las encuestas más recientes muestran que entre 60 y 70 por ciento de este grupo étnico prefiere al candidato demócrata, el Presidente Barack Obama.

«Yo pasé dos años viviendo y trabajando en Chile. A través de esa experiencia pude valorar aún más cómo hispanos han aportado a la diversa riqueza de los Estados Unidos», dijo en español Craig, el único de los hijos que conoce este idioma y que desde hace meses trabaja en la campaña de su padre grabando mensajes para radio y televisión hispanas dirigidos a los latinos.

Ya lo habían advertido en días pasados miembros del partido cuando la prensa les cuestionó qué haría Romney para ganarse la confianza y el voto hispano, toda vez que el candidato ha mostrado en varias ocasiones poca simpatía hacia la comunidad inmigrante.

Una de sus declaraciones más criticadas fue la de su teoría de la autodeportación, que propone castigar severamente a los empresarios que empleen indocumentados. Para él, si se pone en práctica esta sanción, los inmigrantes sin documentos no tendrán más alternativa que regresar a sus países, o en sus palabras, «autodeportarse».

El martes, Francisco Canseco, congresista republicano de Texas, dijo que durante el resto de la convención su partido se enfocaría en demostrar que Romney es un político que quiere y entiende a los inmigrantes. Pero ni él ni otros políticos de ese partido ofrecieron datos específicos de cómo Romney trataría de cambiar su imagen.

Hoy jueves esas dudas quedaron disipadas. El partido no desperdició ni una oportunidad para hablar del tema o usar la palabra «inmigrante». Desde un video que hablaba del sueño americano, en el que participó la crema y nata de la política republicana, hasta la mención del detalle de que el mismo padre de Romney nació en México, la noche de clausura estuvo salpicada de «latinidad».

Pero la atención deparada al tema latino e incluso la concentración del equipo de producción en enfocarse en la figura del nuevo candidato presidencial pasó por momentos a un segundo plano con una increíble presentación del octaganario y famoso actor y director de cine Clint Eastwood, quien hizo los deleites de las plateas y el desconcierto de los organizadores al improvisar un descabellado acto en el que pretendió estar hablando a un invisible Barack Obama sentado a su lado.

Eastwood se alejó de la norma totalmente controlada del evento hasta aquel momento, en el que cada uno de los participantes pasaba por una estricta revisación de su discurso, que debía ser aprobado por el equipo de Romney. Sus palabras fueron improvisadas y se centraron en lo que críticos llamaron una burla del presidente, al punto que puso en boca de su invisible Obama insultos irrepetibles («No es algo que puede hacerse a sí mismo», decía Eastwood para deleite de los presentes).

De esa manera, Clint Eastwood, la presencia sorpresiva de la convención, interrumpió una pléyade de personajes y temáticas latinas, en la cual se trató de demostrar una presencia hispana que excedía la realidad.

Representantes de la campaña de Romney para los latinos no pudieron ofrecer a este medio cifras del porcentaje de este grupo que asistió a la convención, que reunió desde el lunes a 50,000 políticos y delegados de todos los estados del país y de Puerto Rico.

Sin embargo, el momento culminante del esfuerzo lo encarnó el senador de Florida Marco Rubio, el hijo predilecto del partido republicano, y quien estaba según algunas fuentes en el selecto grupo de los potenciales compañeros de fórmula de Romney, puesto que finalmente fue para el congresista Paul Ryan, quien aceptó formalmente la nominación la noche del miércoles.

Rubio, en un discurso contundente y mordaz que criticó el desempeño de Obama, relató al igual que otros latinos que pasaron por el podio antes que él, cómo su familia sufrió pobreza extrema y cómo gracias al sueño americano superaron todas las adversidades.

«Mi madre fue una de siete hijas cuyos padres iban a dormir con hambre para que sus hijos no. Mi padre perdió a su madre cuando tenía nueve años. Dejó la escuela y trabajó por los siguientes 70 años», relató Rubio, quien tuvo el honroso cargo de presentar a Romney en el momento más importante de la convención. «Mi papá era coctelero. Mi mamá cajera, mucama y empleada de K-Mart. Nunca lograron gran cosa. Nunca fueron ricos. Y de todas formas fueron exitosos… Mi papá solía decirnos – y esto lo dijo en español- ‘en este país ustedes van a poder lograr todas las cosas que nosotros no pudimos'».

Este fue el broche de oro del segmento «latino», en el que otros políticos del partido –como los congresistas de Florida Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, y los gobernadores de Puerto Rico y Nuevo México, respectivamente, Luis Fortuño y Susana Martínez– prestaron su voz para hablar en un video del sueño americano, de cómo cualquiera, sea inmigrante, latino o minoría, lo puede lograr.

Romney, en su discurso, también resaltó su lado «migrante». Dijo que su padre nació en México, y que regresó a Estados Unidos debido a la Revolución Mexicana de principios del siglo pasado.

Durante su intervención, como lo habían advertido analistas y críticos del partido, Romney mostró un aspecto más humano de su personalidad, luego de que por meses se lo había catalogado como uno de los políticos más conservadores y reaccionarios de su partido, noción que se reforzó cuando eligió a Ryan, a quien se percibe como uno de los ideólogos de los republicanos, como compañero de fórmula.

Al mismo tiempo, Romney no se alejó demasiado de sus propuestas conservadoras. Luego de identificarse como mormón, un aspecto del que suele hablar poco, prometió defender la libertad de religión y «honrar» la institución del matrimonio. El Partido Republicano se opone a los matrimonios de personas del mismo sexo, y por meses ha criticado la posición de Obama de haberlos declarado legales.

La efectividad del mensaje y del esfuerzo republicano, no obstante, se verá en noviembre, cuando se efectúen las elecciones generales.

¿Y lo de Eastwood? Pasará a la historia como un incidente, una anécdota. Especialmente cuando se analicen las posturas allí expresadas, como su recriminación a Obama por no haber cumplido su promesa de cerrar el campo de prisioneros en Guantánamo, Cuba, o por representar como la de Romney la postura de que debe efectuarse una retirada inmediata de las tropas estadounidenses de Afganistán e Irak, algo a lo que el candidato presidencial no se refirió.

En suma, gustaron en el momento por venir de un consagrado director y una figura legendaria. Pero al igual que las frases que usaba el exgobernador y nuevamente actor Arnold Schwarzenegger durante sus comparecencias públicas – «I´ll be back» y «Hasta la vista, baby», que Eastwood haya terminado con un «make my day» no le confirió más peso al evento político de mayor importancia en lo que va del año.

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