Ricardo Escalante: Si no fuera por internet…

 Ricardo Escalante, Texas

Hoy escribo este artículo a propósito de uno de Sergio Ramírez publicado hace varios días por El Nacional (de Caracas), con el sugestivo título de Paisaje de batalla,
sobre la influencia de internet en los patrones de lectura. El estilo y la donosura del lenguaje utilizado por el ex vicepresidente nicaragüense, incorporan un estímulo adicional al tema objeto de mi comentario.

Con su manera sutil de avanzar y retroceder en sus críticas a las superficialidades impuestas por ese símbolo de estos tiempos que es la web, Ramírez por momentos pareciera encaminarse hacia la condena de algo más. Pero no lo hace. Se queda en el rechazo a la ligereza que significa la píldora de información o el simple dato que se busca, para sustituir  la lectura detenida, profunda, la investigación. Condena el facilismo.

Sus planteamientos están bien fundamentados, pero yo encuentro razones para discrepar. Y digo esto muy a mi pesar, porque soy  parte de uno de los gremios más severamente afectados por el agresivo avance cibernético: el periodístico. Cada día es mayor el número de periódicos que quiebran y de periodistas desempleados. Dramático es el caso de un hombre con trayectoria, varias veces laureado, que un buen día y en el mejor momento de su carrera, fue echado a la calle; tocó puertas, acudió a agencias de empleo, y llamó a sus amigos sin que nada pasara. Joan Campbell se dedicó entonces en su pueblo, al Sur de California, a producir cerveza de manera artesanal con el nombre de “Reportero desempleado”.

Ahora bien, esto que pudiera ser un magnífico argumento en mi contra no lo es del todo, porque si no fuera por la inmediatez y superficialidad de muchas informaciones provistas por internet, no tendríamos acceso a esas cosas que parecen pequeñas e insubstanciales pero que en realidad son importantes. Y voy al grano: Ver a través de la web, por ejemplo, fragmentos de 5 minutos de discursos de Nicolás Maduro, permite formarse una clara idea de la descomunal ignorancia del personaje.

Si no fuera por el Twitter con sus mensajes de 140  caracteres, muchos no tendríamos la oportunidad de palpar la inteligencia del nuevo canciller venezolano, Elías Jaua.  Tres mensajitos aquí unidos lo retratan de cuerpo entero:  «Nicolás, Cilia y yo acabamos de terminar un encuentro profundamente humano, hermoso con nuestro Comandante Chávez. Está en batalla… Bendiciones, abrazos, oraciones y estampitas… Él las agradece con más amor. El amor del Presidente Chávez por nosotros, el pueblo venezolano, no cabe en todo el universo ¡Viva Chávez,». Frente a eso me pregunto entonces: ¿Puede alguien ser más ridículo y adulante?

Bueno, pero como el propósito de este artículo es airear el problema la superficialidad inducida por internet, pues invito a reflexionar sobre el “profundo” contenido de un video breve del canciller Jaua: Véanlo en http://www.youtube.com/watch?v=GOuzO_mZrYw  ¿Qué habría inhalado o tomado?

Sergio Ramírez en su artículo señalaba que “quien busca información en la red infinita pasa por encima de los asuntos esenciales, no penetra ni analiza, sólo quiere enterarse de lo que necesita en el momento, navega en la superficie”.  Frente a eso, pienso que es verdad que los libros electrónicos no permiten ese delicioso manoseo, rayas, anotaciones, etc., propio de los impresos, pero también debo decir que en la red he encontrado valiosos textos de consulta sin pagar un centavo. Y dentro de los Estados Unidos he solicitado libros en calidad de préstamo a distintas bibliotecas, enviando solo correos electrónicos e investigando en sus archivos.

Pero como nunca he sido dueño de la verdad absoluta y me considero apenas un diletante, a lo mejor Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Elías Jaua son los nuevos grandes pensadores y líderes de la humanidad.  Y que me perdone Sergio Ramírez, porque él ni siquiera los ha mencionado.

www.ricardoescalante.com

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