Situación de rehenes llama a la acción internacional en Venezuela

.

Gustavo Coronel

Washington DC

.

Maduro, Cabello, Padrino López, Reverol, El Aissami y sus ladrones, narcos y jineteras deberán ser objeto de una orden de captura por la justicia internacional. Ya en Venezuela no existe gobierno, lo que existe es una pandilla usurpadora del poder que mantiene a los venezolanos como rehenes. Esta pandilla asesina y secuestradora acaba de llevarse a Antonio Ledezma y Leopoldo López  de sus casas, de la misma manera abusiva con la cual llevaron a cabo la “elección” de una montonera inculta para que “re-escriba” la constitución. El mundo no debe quedar indiferente a lo que sucede en Venezuela.
Nadie puede ya ver lo que sucede en Venezuela como la simple acción “incorrecta” de un “gobierno”. Nadie, como lo acaba de hacer el gobierno francés o como lo sigue haciendo el Papa, debería seguir expresando su aséptica “preocupación” por los sucesos venezolanos. Todo gobierno digno, todo líder mundial que se respete, debe actuar de manera vigorosa en contra del narco-régimen venezolano y pedir su expulsión inmediata.
 Quienes no actúan con decisión en contra del horrendo crimen que se lleva a cabo en Venezuela argumentan que ellos están sujetos a las formas de la diplomacia internacional.  ¿Es que la formas de la diplomacia incluyen la tolerancia frente al asesinato, el abuso de poder y la corrupción?  
Ya ha llegado el momento en el cual una fuerza internacional, autorizada por la ONU, la OEA y los gobiernos del mundo, vayan a Venezuela a sacar por las greñas a la pandilla de Maduro, directo a las cárceles. Una intervención de este tipo no generaría resentimiento porque el 90% de los venezolanos está hoy luchando contra la pandilla pero no tiene armas.  Ello sería visto por el país como un acto de liberación.
 Hasta ahora, sigue prevaleciendo en la mente colonizada o interesada de algunos países el mito de la no-intervención. Pero no se trata ya de impedir que un gobierno fuerte oprima al débil. Se trata de impedir la muerte de un país a manos de una banda de miserables, narcos y criminales.  ¿Es que un ser humano responsable puede permanecer de brazos cruzados frente a un borracho que le da de golpes a una mujer en público? No intervenir para prevenir un crimen es complicidad con el crimen y esto aplica a individuos y a países.
Cuando todo pedido civilizado fracasa, cuando unos dementes y sádicos, sedientos de sangre y riquezas, están fuera de control masacrando al pueblo, no es posible seguir siendo espectadores pasivos. Es el momento de actuar y reducir a los dementes y llevarlos al manicomio, donde deberán permanecer indefinidamente.   
A una brigada internacional de rescate le sobrarían voluntarios venezolanos quienes anhelan ver a su país libre de la  barbarie chavista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *