Venezuela: 10 razones para la salida de Maduro

En pocas palabras. Javier J. Jaspe / Análisis Libre, Washington D.C. 

  Los acontecimientos que han sacudido a Venezuela en los últimos días confirman que febrero es un mes donde tradicionalmente, cada cierto tiempo, se suscitan movimientos que desafían el orden politico establecido.

 En efecto, baste citar algunas muestras: Las manifestaciones de la semana del estudiante contra la dictadura de Juan Vicente Gómez en 1928 que dió nombre a la llamada “generación del 28”, la cual si bien no derrocó al dictador, trajo como virtud los frutos que varios de sus miembros dieron por muchos años a la escena política venezolana (Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Joaquín Gabaldón Márquez, Gustavo y Eduardo Machado, Miguel Otero Silva, para citar algunos). Las manifestaciones ocurridas en 1936, luego de la muerte de Gómez, en contra del gobierno del General Eleazar López Contreras que dieron lugar al llamado programa de Febrero, el cual sirvió de guía para llevar a cabo un conjunto de acciones en pro de la modernización de Venezuela.

Más hacia la última parte del siglo pasado, el llamado “Caracazo” del 27 de febrero de 1989, donde se produjeron saqueos y víctimas producto de variados actos de violencia, estimulados por francotiradores enviados por los Castro en Cuba, los cuales debieron ser rechazados oportunamente por el ejército venezolano, en resguardo de la vida y la propiedad de los venezolanos. Finalmente, el fracasado golpe militar del teniente coronel Hugo Chávez Frías, el 4 de febrero de 1992, con el cual éste hizo su entrada a la escena política venezolana que ha venido predominando en los últimos quince años con el respaldo de los Castro en Cuba, a raíz de que ganara las elecciones presidenciales en 1998.

Debo decir que los acontecimientos del presente mes de febrero, que a efectos de este artículo llamaremos “el febrerazo”, no tienen nada que envidiar por su importancia a los hechos que han sido referidos anteriormente. En esta oportunidad,  la juventud y en general el pueblo de Venezuela ha debido aportar grandes sacrificios para conmover los cimientos del régimen ilegítimo y autoritario de Nicolás  Maduro. Un número appreciable de ciudadanos ha pagado con sus vidas, enlutando a distinguidas familias venezolanas, su desafío al régimen madurista, a través de manifestaciones pacíficas, debido a las viles acciones represivas de las fuerzas policiales, la guardia nacional y los llamados grupos colectivos fuertemente armados para el crimen, que dicho régimen apoya, estimula y financia. Muchos otros han resultado heridos y hasta violados. Serán siempre recordados con honor como las víctimas y mártires del febrerazo.

Los nombres de otros jóvenes venezolanos en diversas partes del país han comenzado a sonar como los futuros líderes que se requieren para construir un país que se nutra de la modernidad en democracia y libertad, y  abandone el modelo caudillista y autoritario de inspiración castrocomunista que ha venido ocupando el país en los últimos 15 años, primero con el finado Hugo Chávez y en los últimos meses con su succesor, Nicolás Maduro. Otros, como Leopoldo López, se encuentran recluidos en las cárceles del régimen por el único delito de ejercer su derecho a la protesta pacífica de acuerdo con la constitución venezolana.

Las recientes noticias que  llegan de Venezuela anuncian que la lucha iniciada con las manifestaciones estudiantiles se ha comunicado como  un alud a todos los sectores de la población venezolana en los más diversos rincones del país, quienes exigen al unisono la salida de Nicolás Maduro, como paso previo necesario para lograr un gobierno de entedimiento nacional y llamar a unas nuevas elecciones. En nuestra opinión se trata de una justa y oportuna exigencia, si atendemos a un conjunto de razones, entre las cuales destacamos diez que pasamos a exponer brevemente.

Maduro  es un presidente ilegítimo – No sólo porque no ganó en buena lid la presidencia en las elecciones del pasado 14 de abril, debido al fraude cometido en contra de Henrique Capriles Radonski, sino porque no ha demostrado de  manera fehaciente su condición de ciudadano venezolano por nacimiento como lo exige la constitución venezolana. Mucho peor, aún en el supuesto de que tenga la nacionalidad venezolana, Maduro posee igualmentte la nacionalidad colombiana, por lo que se encuentra igualmente impedido de ser presidente, ya  que la constitución venezolana prohibe  a ciudadanos con doble  nacionalidad acceder a la presidencia  de la república. Esto  significa que nisiquiera la renuncia de Maduro sería necesaria. Bastaría con aplicar  la constitución en esta  materia.

Maduro es el títere de la dictadura  cubana en Venezuela – Si bastara una sola  razón para que Maduro no continúe en el ejercicio  de  la presidencia,  esa sería la que representa su condición como instrumento de los Castro en Venezuela. Maduro ha dado muestras fehacientes de ejercer esta condición  de  manera fiel  a la enseñanza recibida durante el tiempo en que  recibió indoctrinación en la escuela de cuadros del partido comunista  cubano. A pesar de la  grave crisis económica que sufre el país, Maduro  se  las ha ingeniado no sólo  para mantener  el costoso programa de subsidio petrolero a los Castro, sino que ha incrementado el supuesto programa de cooperación Cuba-Venezuela en varios miles de millones de dólares, marco en el cual los cubanos no aportan nada significativo en provecho  de Venezuela, pero sí reciben dinero constante y sonante venezolano, que empobrece aún más a nuestro país y lo priva de  las divisas que  se requieren para beneficiar a sus ciudadanos. La independencia de Venezuela del dominio cubano constituye elemento central del febrerazo y debe dar lugar necesariamente a la salida de Nicolás Maduro de la presidencia de Venezuela (véanse declaraciones del diputado Berrizbeitia dando nombres de los militares cubanos en el país: http://www.loquepiensalagente.com.ve/piensa/ver_noticia.php?id=420#.UwbL46k3jBX.twitte).

Maduro es el instrumento de una dictadura militar – Consciente de su ilegitimidad, Maduro se ha valido del apoyo de  una  casta militar que  a cambio le  ha exigido la  obtención de  mayores  posiciones de poder en el gobierno. Esto se ha hecho evidente en el número de  generales y otros  oficiales que ocupan posiciones que  corresponden ejercer a civiles en la conducción de los asuntos  públicos. Actualmente, por  ejemplo, las principales posiciones en el área política (ministerio  de relaciones interiores) y en el área económica  (ministerio de hacienda y ministerio de industrias) son ocupadas por militares. Esta casta  militar le brinda respaldo  a Maduro en su propósito de mantenerse en el poder a toda costa, entre otros aspectos,  en el endurecimiento de la  represión en contra  de las  manifestaciones  que se han sucedido y se siguen sucediendo en el febrerazo. La renuncia de Maduro permitiría el desplazamiento de estos militares, brindaría la oportunidad para el restablecimiento  de un gobierno de carácter civil en Venezuela, y el advenimiento de  otros  militares centrados en la labor de defender la soberanía del país, como corresponde  de acuerdo con la constitución.

Maduro es un presidente inepto – Si algo ha demostrado Maduro durante el tiempo que ha  ejercido la presidencia es que no se encuentra  capacitado para  ejercer  esta alta investidura.  Ello se ha puesto principalmente  de  manifiesto en su ineptitud  para poner en práctica medidas que permitan al país salir de  la grave crisis económica que enfrenta. Antes, por el contrario, Maduro se ha empeñado en aumentar los controles represivos sobre la economía nacional y destruir el sector económico privado, mediante la aplicación del mal llamado Plan de la Patria y la puesta en vigencia del decreto-ley de precios justos. Los problemas  de desabastecimiento se han acentuado, la escasez de divisas es mayor, la inflación devora el salario de los venezolanos, los  servicios públicos dejan mucho que desear, las carreteras se deterioran,  el desempleo campea en todas partes y el deficit en las cuentas públicas no cesa de aumentar. La adopción de un programa de medidas para enfrentar la crisis económica, en cuya implementación participen inclusivamente los sectores publico y privado, es urgente, y la renuncia de Maduro permitiría a un nuevo gobierno que dé pasos efectivos en esta dirección.

Maduro ha empeorado las relaciones internacionales de Venezuela – En su empeño de buscar un chivo expiatorio para esconder su manifiesta incapacidad, Maduro sigue achacando a los Estados Unidos y a la oposición toda la culpa de los males que su propio gobierno ha causado al país. Igualmente, en su afán de seguir destruyendo la economía nacional y dilapidar los recursos petroleros, a  cambio de  un pírrico apoyo, sigue estimulando esquemas de alianza fracasados con los gobiernos de  los países  del Alba y de Petrocaribe, otorgándoles subsidios petroleros que  junto con los elevados que otorga a Cuba, siguen agravando la situación deficitaria de las reservas internacionales líquidas del banco central y privan al país de recursos para atender las necesidades básicas de los venezolanos.

Maduro  ha terminado de destruir a PDVSA – En lugar de tomar medidas para la recuperación y fortalecimiento de nuestra principal empresa, Maduro ha ratificado el mismo equipo que la ha venido destruyendo desde los tiempos de su antecesor, el finado Hugo Chávez, e intensificado el uso de las políticas que la han llevado a la situación de grave deterioro que actualmente confronta. PDVSA está financiando sus actividades con dinero inorganico del banco central ya que ha reducido  a la minima expresión su capacidad de obtener crédito de otras fuentes, potenciando las causas que alimenta la inflación y la destrucción del salario de los venezolanos; está perdiendo mercados tradicionales a cambio de vender petróleo a mercados ubicados en  tierras lejanas (China, India) con el consiguiente incremento de costos que afecta el neto de sus ingresos; sigue financiando el mayúsculo subsidio al expendio interno de la gasolina, el subsidio a Cuba y a los países de Petrocaribe y del Alba, mientras debe cubrir el deficit de productos refinados importandolos de los Estados Unidos; ha aumentado su plantel de trabajadores para favorecer la nómina de seguidores de Maduro; y sigue dilapidando sus recursos en actividades que le son ajenas para favorecer al régimen madurista, mientras descuida la realización de inversiones necesarias para mantener y expandir su ritmo de producción.

  Maduro se vale de  los llamados “colectivos” y de las milicias para reprimir y asesinar venezolanos – La reciente arremetida represiva de Maduro  en contra de manifestaciones de protesta pacífica de estudiantes y otros sectores de la población, ha puesto en evidencia su institnto criminal. A este efecto,  no sólo se ha valido de la policía y de la guardia  nacional, sino  que  ha accionado las fuerzas de choque constituida por  fuerzas paramilitares representadas  por  los llamados  colectivos y las milicias bolivarianas. El país cuenta con grabaciones y otras pruebas de cómo estas fuerzas paramilitares estimuladas por el gobierno  madurista han reprimido  con violencia y saña a los manifestantes, asesinándolos, violándolos y golpeándolos salvajamente. Estos hechos constituyen delitos de lesa humanidad que son imprescriptibles y deben llevar al juzgamiento y condena de Maduro  y de quienes lo han secundado en estas acciones ante los tribunales nacionales e internacionales.

Las acciones de Maduro han hecho aumentar el número de presos politicos – Lejos de dar muestras de elementos de una política de conciliación nacional, liberando los presos politicos  a quienes se les  ha mantenido por largos años sometidos a una injusta prisión,  Maduro ha instruido a los aparatos represivos y judiciales a su servicio para detener más venezolanos opositores a su régimen, hacerlos victimas de juicios amañados y encerrarlos en las cárceles  del país por muchos años. Acciones que sin duda dan claras muestras de una calaña de Maduro de la peor especie.

 Maduro  ha incrementado  los factores que alimentan la division de la  sociedad venezolana y pueden conducirla a una guerra  civil – El país está avido de una política que permita arribar a una situación donde la sociedad venezolana, actualmente dividida por el propósito de Maduro de mantenerse  en el ejercicio ilegítimo del poder, se reconcilie en democracia y libertad, permitiendo la implementación de un programa que le permita solucionar la grave crisis política económica y social que  confronta. En cambio, las acciones de Maduro, citadas en párrafos anteriores, lo único que han logrado es aumentar los factores que alimentan el odio entre los venezolanos, caldo de cultivo para mantener el régimen madurista en el poder al servicio de la  dictadura castrocomunista cubana, pero que a su vez da lugar a la agudización del conflicto que puede llevar a las dos mitades del país a enfrentarse en una guerra civil.

La salida de Maduro permitiría la instalación de gobierno de transición de salvación nacional – Este gobierno debería estar encargado de liberar a Venezuela del yugo cubano; reconciliar a los venezolanos; adoptar un plan de medidas para enfrentar la actual crisis política  económica y social; reconstituir los poderes públicos, incluido el consejo electoral, con personas capaces e independientes ajenas al madurismo y llamar a elecciones para encaminar el país por la senda del restablecimiento de la democracia y la libertad.

En pocas palabras, la salida de Nicolás Maduro del gobierno ilegítimo e inconstitucional que preside, constituye una tarea del más alto interés nacional que no puede seguir siendo postergada. En los párrafos que anteceden hemos expuesto brevemente algunas de las razones que abonarían en favor de esta tarea y a ellas remitimos. Manos a la obra…Veremos….

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