Venezuela: entre calma chicha y tiempo movedizo…

En pocas palabras. Javier J. Jaspe / Washington D.C. 

Las noticias que llegan desde Caracas nos indican que el país y los venezolanos transcurren entre una tímida resistencia frente al inconstitucional gobierno del Vicepresidente Nicolás Maduro y una sensación de que aquí debería/podría pasar por algo. Esto último pareciera estar inspirado por los importantes acontecimientos que se han suscitado en la historia política venezolana, en un mes de febrero como el que ahora recién comienza.

Si a ver vamos, para hacer un poco de historia, un 12 de febrero de 1814 se produjo en Maracay la batalla de La Victoria, donde un grupo de jóvenes patriotas, incluyendo un reducido contingente de estudiantes y seminaristas, comandados por José Félix Ribas y apoyados por Vicente Campo Elías, se enfrentaron en pelea desigual a las tropas realistas de Francisco Tomás Morales, venciéndolas a costa de sufrir importantes bajas. Por este motivo, cada día 12 de febrero, bautizado como Día de La Juventud en su honor, se celebra esta gesta, que tanto la gente del gobierno chavista como de la oposición trata de reinvindicar para su lado.

En el año 1936, febrero también trajo lo suyo. Acababa de fallecer Juan Vicente Gómez, quien mantuvo sojuzgado al país por 27 años y fue sucedido por su ministro militar, Eleazar López Contreras. En los primeros días de febrero se realizaron manifestaciones antigomecistas que llevaron al gobierno a suspender las garantías, lo que dió lugar a una masiva manifestación  popular el 14 de febrero demandando su restitución, durante la cual se registraron varios muertos y heridos. López Contreras recibió la petición y unos días más tarde, el día 21, presentó al país su llamado Programa de Febrero, donde prometía llevar a cabo un conjunto de acciones en provecho del país y de los venezolanos en areas, tales como: salud, comercio, agricultura, administración pública y organización municipal, las cuales habían sido desatendidas por el gobierno de Gómez.

Más hacia finales del siglo pasado, la historia marca un par de acontecimientos acaecidos en febrero. En primer término, se encuentra el llamado “Caracazo”, movimiento hasta algún momento creído como espontáneo, el cual se inició el día 27 de febrero de 1989, luego de los anuncios de medidas de ajuste económico del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Durante este episodio, se produjeron saqueos a comercios y otros atentados a la propiedad privada que habrían sido estimulados por brigadas de comando y francotiradores cubanos en complicidad con extremistas venezolanos, dando lugar a la obligada respuesta militar del gobierno de Carlos Andrés Pérez en defensa del sistema democratico y la propiedad privada, en cuyo intercambio se produjo un número considerable de muertos y heridos. Tres años más tarde, el 4 de febrero de 1992, se produce el fracasado golpe militar del teniente-coronel Hugo Chávez Frías y otros militares de su entorno, el cual fue derrotado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, dejando también un importante saldo de víctimas.

Como se observa de la breve descripción anterior, el mes de febrero en Venezuela no ha dejado de ser escenario temporal de acontecimientos de desbalance politico y social. Todavía hasta el año pasado, el mes de febrero daba lugar a rimbombantes celebraciones del gobierno chavista, bien relacionados con el día de la juventud, el nacimiento de Zamora un día primero de febrero, el “Caracazo” o el fallido golpe de Chávez. Este año, posiblemente debido a la permanencia de este último en Cuba, tales celebraciones no han dejado de echarse de menos, pues tales celebraciones eran, con las debidas variaciones, como las fiestas de la semana de la patria durante el regimen de Pérez Jiménez, oporrtunidad para los venezolanos ver en la television a Chávez regodeándose en el boato del poder que le prestan los Castro y recibiendo las alabanzas que sus catecúmenos le profesan.

Pero hay un trasfondo que hace con más razón que el presente clima de febrero se encuentre enrarecido con presagios. El gobierno de Nicolás Maduro no acaba de arrancar ni alcanza a configurar en torno suyo una sólida estructura  de poder. Su papel de mandadero de Chávez durante la reciente conferencia regional de la CELAC o en el de transmitir mensajes a la población supuestamente girados por el enfermo desde Cuba, no acaba de convencer a la gente, nisiquiera a los propios chavistas. Su última actitud de quererse pelear con la oposición, de buscar chivos expiatorios para formularle acusaciones de supuesta corrupción, de amenazar al sector privado o de acusarlos de especuladores, de negarse con arrogancia y desprecio a atender la solicitud de libertad por razones humanitarias de los presos politicos, según lo exige así la ley,  no acaba de producirle dividendos. Su actuación en estos días ha demostrado su crasa ineptitud y falta de angel politico, por lo que hasta las piedras dicen que no se encuentra “maduro” para la tarea que le asignó Chávez antes de marcharse para La Habana.

Por otra parte, la mala situación económica del país también matiza el actual clima pesado de Febrero. Los productos de primera necesidad no se consiguen y los anaqueles cada vez están más vacíos. Los servicios de electricidad y otros a cargo del gobierno siguen funcionando con deficiencia. China ha dejado claro no estar dispuesta a seguirle suministrando liquidez al gobierno de Maduro. Las reservas del banco central se encuentran en su nivel más bajo y hasta el oro ha tenido que ser vendido para obtener los billetes verdes, cuyo precio se encuentra por las nubes en el mercado negro, para así poder sufragar el costo de las importaciones urgentes. La producción ha sido destruida por el mismo gobierno, con su política de desestímulo, confiscaciones y presiones al sector privado, mientras Maduro, Cabello y Ramírez, se ufanan en seguir subsidiando a los Castro en Cuba. Las medidas que se toman no pasan la prueba de cualquier análisis serio, como la más reciente adoptadas para maquillar las reservas internacionales del banco central, que fueron previamente saqueadas por el gobierno, para luego volvérselas a quitar a través del FONDEN.

No es posible pasar revista a todos los factores que contribuyen a un ambiente gris en este febrero venezolano. Sinembargo, no puede dejar de mencionarse el comienzo de crisis que parece estar viviendo la oposición democratica, donde se estarían escenificando algunas diferencias. No es nada fácil lograr armonía entre las diferentes posiciones y acentos conforme a los cuales, las diversas corrientes de la oposición, con razones muy legítimas y buenos argumentos, se encontrarían debatiéndose en Venezuela. Algunos quieren dedicarse de inmediato a la preparación electoral, pues presumen que el próximo proceso electoral está a la vuelta de la esquina; otros pugnan porque se nombre un nuevo consejo nacional electoral y se depure el registro electoral como prerequisitos para participar en unas nuevas elecciones; los hay quienes proponen salirle al paso con fuerza a la provocación que diariamente hace el gobierno para cazar una pelea, desde la Asamblea Nacional o en la calle si es preciso…y así por el estilo.

Confieso que entre las tesis que se debaten la que menos me gusta es la de convertir al país en una “sampablera”. Todo lo contrario, la actitud de no provocación pero de entereza y firmeza en la respuesta democratica, que ha caracterizado a la oposición en los últimos tiempos, frente a las provocaciones de Maduro y Cabello, es lo que prácticamente ha sacado de quicio a estos dos personajes y su inexperto gobierno. Sin duda, el debate seguramente está llamado seguir, pero éste en forma alguna debería perder de vista que la mejor contribución que podrán hacer, en este mes de febrero y en los que siguen al menos durante este año, es solidificar la unidad opositora para enfrentar los acontecimientos que esperan al país.

 Efectivamente, todavía no hay claridad sobre el desenlace de la anunciada enfermedad que mantiene a Chávez en La Habana. Hoy, Maduro anuncia que Chávez se prepara para regresar a Venezuela, pero con su tradicional opacidad, no dice en qué condiciones ni cuál será su agenda al regresar al país. Vendrá a encargarse de la presidencia?. Llegará para iniciar los preparativos de su sucesión?. Solicitará un permiso de ausencia temporal de hasta 180 días mientras se repone?. Se le someterá a una Junta Médica?. Renunciará?. La oposición, entonces, antes que persistir en elementos divisionistas, debería ponerse a considerar de inmediato los diversos escenarios que se le abren al país con el mentado regreso.

 En pocas palabras, el país en este mes de febrero no deja de rememorar acontecimientos que significaron desbalances politicos y sociales en otros momentos de su historia, algunos de los cuáles hemos reseñado brevemente. Sinembargo, la existencia de varios factores, entre los cuales destaca una pésima situación económica, un gobierno inconstitucional que como el de Maduro no acaba de arrancar y elementos que marcan division en el campo de la oposición democratica, no dejan de causar desaliento y traer un clima de tensa calma en estos días. En los párrafos que anteceden hemos pasado revista a algunos de estos factores. Finalmente, la ya anunciada llegada del teniente-coronel Hugo Chávez a Venezuela, sin que se haya indicado todavía su intención y agenda, plantea interrogantes y escenarios que deben ser objeto de consideración y análisis por la oposición democratica, dentro de la idea de solidificar su unidad para enfrentar los acontecimientos que esperan al país en los próximos tiempos. Veremos….

 

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