por padre José Palmar
Es triste admitir que en este país, entretenido por la diatriba política y adormecido por el miedo de la tiranía, nada va a cambiar.
· No va a pasar nada porque, sencillamente, tenemos una población mayoritariamente en cargos públicos, en estado de pánico, cuidando el quince, último y cesta tickets.
· No va a pasar nada porque tenemos unas Fuerzas Armadas que están engordando los negocios lucrativos que les otorga el gobierno, y garantizando sus ascensos militares para calmar sus egolatrías castrenses.
· No va a pasar nada porque los medios de comunicación social están ocupados en mantener el “cuñero” y la plataforma publicitaria donde los entes públicos son la principal clientela.
· No va a pasar nada porque la Iglesia ha disminuido su voz profética para garantizar los aportes de AVEC y así sobreproteger la educación y garantizar las nóminas del sector educativo.
· No va a pasar nada porque los miembros del concierto internacional de naciones están conformes gozando con la chequera petrolera de Maduro y las dádivas de crudo barato y «fiao» que les da Venezuela.
· No va a pasar nada porque los jóvenes fueron reclutados por los partidos políticos que sólo piensan en negociaciones partidistas.
· No va a pasar nada porque la MUD sólo funciona para participar en elecciones y fabricar ruedas de prensa que en la opinión pública mantenga vivos a sus integrantes.
· No va a pasar nada porque Hugo Chávez nos rompió la lógica de la vida nacional y, desgraciadamente, los venezolanos nos acostumbramos a sobrevivir con la lógica rota.
· No va a pasar nada porque la Oposición tiene el corazón con Capriles pero el bolsillo con Maduro.
· No va a pasar nada porque no tenemos fe y confianza en Dios. Pretendemos que Dios haga lo que nos toca hacer a nosotros, y que lo que nos toca a nosotros lo hagan otros.
· No va a pasar nada porque somos un país “asuetista” y folcklórico, donde toda la desgracia nacional la hacemos chistes, y toda protesta empieza a las 10 am y termina cuando se van los medios.
Es triste.
