Corina Yoris en aniversario de Venamerica: «2024, año de la Libertad en Venezuela»

 La doctora Corina Yoris fue la invitada especial en el evento del Décimo Aniversrio de Venamerica «2024 año de3 la libertad», en el cual pronunció el discurso central que transcribimos a continiación:

 Corina Yoris

            Ante todo, reciban un cordial saludo y mi agradecimiento por la invitación hecha para que participara con ustedes en esta celebración de los 10 años de Venamérica. El encuentro de hoy ha sido titulado “2024, año de la Libertad en nuestro país”.

Pero ¿qué significa Libertad? Se puede recurrir al DEL y encontramos doce entradas para definirla. La primera de sus acepciones dice: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. La quinta, “En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”. Además de estas definiciones que encontramos en el diccionario de la lengua española, es posible intentar ir más allá y profundizar en las nociones de libertad expresadas por Isaiah Berlin en Dos conceptos de libertad, o acercarnos a Ludwig von Mises y su Planificación para la libertad.

Sin embargo, no es mi intención aquí discernir de manera muy teórica sobre el principio fundamental de la persona como lo es la libertad; más bien, creo interpretar el deseo de los organizadores, debería centrarme en este momento crucial de la situación política de nuestro país. Es necesario destacar que en los últimos años se apoderó del país un fuerte sentimiento de desconfianza, desprecio a la política y, sobre todo, la terrible dicotomía entre la libertad del ser humano y la rendición voluntaria ante un amo. Es ese inducir el miedo, cultivar el temor ciudadano para conseguir que la voluntad se quiebre y obedezca voluntariamente.

Analizar ese sentimiento podría construirse desde la psicología, pero no soy psicóloga y no es esa la idea que me mueve a hablar ante ustedes. Yo he escrito sobre ese terrible sentimiento que se da en las personas que son sometidas a regímenes autoritarios; en esas distintas reflexiones he relacionado este sentimiento con la legitimidad y el poder.  Generalmente, para referirse al ejercicio legítimo del poder, se apela a las nociones weberianas al respecto; sin embargo, no es ese el camino que he escogido. He recordado un viejo libro titulado «El Poder. Los genios invisibles de la ciudad» de Guglielmo Ferrero (1871-1942), autor también de «Grandezza e decadenza di Roma y de La rovina de la civilità antica».

Esta obra de Ferrero fue publicada inicialmente en francés en los Estados Unidos, ya que en Europa hubo mucho temor a las represalias nazis por las ideas expuestas en dicha publicación. Ferrero fue un acérrimo enemigo del fascismo y cuando vivió exilado en Ginebra, escribió esta obra donde concibe y expone la relación que hay entre el poder y el miedo. Los seres humanos, dice Ferrero, sienten temor entre ellos mismos; tienen conciencia de su fuerza sobre unos, y, en contraposición, su debilidad ante otros. Ferrero mantiene, como tesis primordial de su libro, que el poder se convierte en la mejor manera cómo el ser humano maneja el miedo, el terror. En su afán por evadir el pánico que produce vivir en la pura anarquía y evitar también el pavor que produce la guerra, el ser humano instituye el poder.

            Ahora bien, añade Ferrero que el poder establecido, a su vez también engendra miedo en quien ejerce el poder. En un artículo mío, titulado «Ilegitimidad del poder y miedo proyectados en lo real maravilloso» publicado en la revista Araucaria, Universidad de Sevilla, yo expresaba, en relación, precisamente, con el tema del miedo y la legitimidad, lo siguiente: «La importancia de la legitimidad del poder está en que únicamente un poder legítimo está en condiciones de librar a los hombres del miedo. Un poder ilegítimo, en cambio, sólo puede fundarse en el miedo. Pero como nunca se sabe si la reacción de aquellos a quienes se pretende dominar con el miedo va a ser o va a seguir siendo el sometimiento y no la rebelión, un poder ilegítimo es un poder que se siente amenazado, es un poder dominado, él mismo, por el miedo. Y como este miedo lo lleva a incrementar sus amenazas, y a sentirse por ello, y con razón, más amenazado, se entra en una suerte de círculo infernal». Dice Ferrero que «la coacción puede reducir a los hombres a la obediencia, pero también puede desencadenar la revuelta» (Ferrero, 1998: 92).

             Y ese es el punto en el que estamos en la actualidad. Al caminar por Caracas, o asistir a las concentraciones políticas donde se ha intentado bloquear a MCM, donde la han agredido, se oyen los gritos de “No tenemos miedo”. El poder ilegítimo se ha visto envuelto en su propio miedo. Desde 2022, cuando iniciamos el camino electoral de esta etapa política, al nombrar a la CNdP, nuestro reto mayor fue levantar la esperanza y la confianza de la ciudadanía. No pocos fueron los escollos que tuvimos que salvar. Desde la precariedad de recursos hasta la infidencia y traiciones dentro del propio seno de la Comisión. Pocos días antes de la primaria sufrimos el descalabro de una de las candidaturas y sus acusaciones. Aun así, la Primaria se llevó a cabo y constituyó un éxito para propios y extraños. De esa elección salió un nuevo liderazgo en la persona de MCM.

Desde el 22 10 2023, ha sido mucha el agua corrida bajo los puentes; se materializó la ilegal e inconstitucional inhabilitación de MC; se consiguió una nueva candidatura, electa por unanimidad en la PUD y propuesta por MC; candidatura que no logró ser inscrita, justamente porque el régimen ya apoderado él mismo de sus propios miedos, bloqueó los sistemas para conseguir la inscripción. Fueron días muy difíciles y, sin embargo, en la lucha sostenida, hemos marcado nosotros la agenda, se inscribió un nuevo candidato con la finalidad de salvar la participación con la tarjeta de la MUD y hoy, contamos con el embajador González Urrutia como el candidato de la Unidad.

            Hoy día, tanto en el ámbito mundial, como en el nacional, es posible observar un peculiarísimo panorama que recuerdan los esperpentos de Valle-Inclán. Tanto los llamados pragmáticos, como los de la denominada política progresista, -odio estas distinciones-, se valen de pseudo ideologías donde reinan las falacias, y con ellas, tirios y troyanos, tratan de justificar sus acciones. No pretendo, ni por asomo, negar que toda acción política, por necesidad, termina adquiriendo caracteres pragmáticos. Pero, lo que resulta inadmisible es la ausencia de las ideas, de los valores.

            En medio del ambiente de indecisiones, rupturas, quiebres, la población venezolana, desencantada, incluso hastiada de tanta falsedad ansía conseguir un cambio político, social y económico que permita devolver al país, al menos, la esperanza de alcanzar niveles de recuperación de decorosos estándares de vida. ¿Y qué encontramos? En algunos sectores, los que hemos llamado “falsa oposición”, se oyen discursos, si se les puede llamar así, plagados de eslóganes vacíos de contenido. ¿Hay diferencias entre cada partido, entre cada candidato? ¿Cuáles son? ¿Cuál es el programa que piensan ejecutar una vez alcanzado el poder? Parecería que lo importante es hablar y mucho. No callar.

Parafraseando una vieja prédica: ¡que me falle el pensamiento, las ideas, pero no el habla! Por supuesto que hay honrosas excepciones; pero, también la ciudadanía parece sufrir de amnesia y ha olvidado las viejas promesas no cumplidas. En una sociedad que ha devenido en anómica, donde sus leyes han sufrido una degradación cuasi completa es absolutamente imperativo acudir a las ideas, a la axiología. No se trata de revivir valores, se requiere una resignificación de ellos. Es tomar en consideración el contexto. Es andar el hic et nunc, en vez de quedarnos anclados en significaciones que ya no reflejan la realidad circundante. Es tener el coraje de dirigirse a entender una nueva visión que, en definitiva, demuela nuestros credos arcaicos que resumen un fuerte olor vetusto y anacrónico. Esta dimensión ética, y no hay que temerle a nombrarla, está en manos de los propios ciudadanos, en general, y de los dirigentes políticos, en particular, y se espera que se estructure la vida social sobre la base de valores tales como la libertad, la independencia, ¡el Bien Común, el imperio de la ley!

 Venezuela es mucho más que su bella e imponente geografía; que sus impresionantes riquezas; que la alegre música marabina, o los nostálgicos valses andinos; que sus mujeres hermosas. Venezuela tiene un cimiento valiosísimo: valores civiles; una extensa y variada cultura, producto de su mixtura; una literatura que no se agota en la lucha entre civilización y barbarie; poesía subyugante; y el gran tesoro de la ensayística. Un itinerario filosófico ignorado e inexplorado por muchos que se empecinan, no sólo en marginar, sino en arremeter en contra de la poca Filosofía que aún permanece en nuestra patria. Venezuela ha disfrutado de maravillosas casas editoriales; casas de cultura; teatros, museos. Hoy, arruinados, devastados. Hay que dejar en el pasado y con muchísima admiración por sus victorias, las guerras y las contiendas militares. Este momento venezolano no es de Pedro Carujo; no, es el período de José María Vargas; del ciudadano íntegro, cabal. Muchas gracias

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