Donald Trump y Vladimir Putin mantienen un pulso especial sobre Venezuela.
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El firme apoyo de Rusia al presidente venezolano, Nicolás Maduro, causa intriga y ha cobrado relevancia en los últimos días.
Moscú se volvió una pieza clave en la crisis venezolana, al punto de que Estados Unidos lo señala como responsable de que Maduro siga en el poder tras el llamado de la oposición para derrocarlo el pasado martes.
El Kremlin ha negado que disuadiera a Maduro de abandonar Venezuela en un avión hacia Cuba como afirmó sin ofrecer pruebas Washington, que promueve un cambio de gobierno en el país sudamericano.
Pero sí ha sido ostensible el envío de dos aviones con militares rusos a Caracas en marzo, o la encendida defensa que Rusia hizo de Maduro en cuatro reuniones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas este año.
El presidente estadounidense, Donald Trump, llegó a advertir recientemente a Moscú que tiene que «salir» de Venezuela, pero nada indica que eso vaya a ocurrir por ahora.
Trump y su par ruso, Vladimir Putin, discutieron sobre Venezuela en una conversación telefónica este viernes y ambos coincidieron en que les gustaría que «algo positivo sucediera» en ese país, según declaró el estadounidense.
«Él [Putin] no está pensando en absoluto en implicarse en Venezuela«, dijo Trump, contradiciendo así la postura oficial de su propio gobierno.
Pero lo cierto es que tampoco hay señales de un acercamiento de ambas potencias militares sobre el destino de Venezuela.
Andrey Kortunov, director general del Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia, explica en esta entrevista con BBC Mundo por qué las posiciones de Washington y Moscú son difíciles de conciliar.
Lo que sigue es un resumen del diálogo telefónico mantenido con Kortunov desde Moscú, quien posee un doctorado en Historia y es un reconocido experto en política exterior rusa.
¿Qué está haciendo Rusia en Venezuela?
Venezuela es un socio de Rusia en muchos aspectos. Hay varios proyectos energéticos que Rusia tiene en Venezuela. El país es un destino de grandes inversiones rusas, probablemente US$17.000 millones en exploración y producción petrolera.
Venezuela es un socio de Rusia, le compra muchas armas. Y diría que apoya a Rusia en la mayoría de los temas geopolíticos.
Desde el punto de vista geopolítico, ¿cuáles pueden ser las razones para que Rusia tenga esa presencia en un país que EE.UU. considera bajo su propia área de influencia?
Geopolíticamente, Moscú envía una señal a Washington: si te metes en nuestro patio trasero, debes esperar que tengamos alguna participación en tu patio trasero.
Venezuela claramente no es el único país latinoamericano donde Rusia tiene presencia. Podemos hablar también de Cuba o Nicaragua. Pero Venezuela es más grande y podría decirse que tiene un impacto mayor en las políticas regionales.
¿Entonces diría que la idea de Rusia es buscar algún entendimiento con Estados Unidos sobre no interferir en el vecindario del otro?
No podemos esperar ningún tipo de trato entre Moscú y Washington. Washington no puede prometer a Moscú que no vaya a interferir o involucrarse en el espacio post-soviético. Del mismo modo, Moscú no puede darle a Washington ninguna garantía formal de que, digamos, dejará América Latina.
Pero puede haber cierto entendimiento implícito sobre las reglas de enfrentamiento. Vimos los intentos de establecer esas reglas desde la crisis de los misiles de Cuba. Ambos países son sensibles a su entorno inmediato. Ninguno quiere a otros activamente involucrados allí.
La pregunta es hasta qué punto puede haber un entendimiento implícito sobre la sensibilidad de esos temas entre Moscú y Washington hoy.
¿Y qué responde usted a esa pregunta?
No soy muy optimista. No creo que el gobierno de EE.UU. esté listo para tratar a Rusia como un par. Para Washington, Rusia es un Estado rebelde que interfiere en los asuntos de otros países. No creo que Trump esté dispuesto a hablar con nadie como igual, su gobierno asume que EE.UU. pone las reglas y otros las siguen.
Pero puedo imaginar algunos acuerdos en áreas que son menos importantes para EE.UU. Por ejemplo, creo que es más fácil para el gobierno de Trump hacer un trato con Vladimir Putin en Siria que en Venezuela, porque después de todo, EE.UU. no está interesado particularmente en Siria: está lejos, no tiene petróleo…
Pero Venezuela está muy cerca, es demasiado importante y definitivamente más sensible para el gobierno de Trump que Siria o algunos otros países.
¿Cree que Putin tiene una estrategia detallada para Venezuela?
No estoy seguro de que haya una estrategia. Pienso que existe la intención de apoyar el status quo político, pero al mismo tiempo está claro que se precisan algunas reformas.
Así que en Moscú la línea oficial es: no estamos en contra de negociaciones entre Maduro y la oposición, no estamos en contra de elecciones anticipadas, cualquier cosa que pueda cambiar la situación para mejor, pero estamos en contra de un golpe, un cambio inconstitucional de gobierno que podría llevar a una guerra civil.
Quizá haya un plan estratégico, no estoy al tanto de eso en todo caso. Pero, definitivamente, Rusia quiere estar en Venezuela por un tiempo porque el tamaño de las inversiones rusas es muy significativo y no creo que el Kremlin esté listo para perder esas inversiones.
Rusia no solo tiene derechos sobre campos petroleros en Venezuela, sino que también tiene parte de Citgo, la compañía petrolera venezolana en EE.UU., como garantía de Rosneft (la petrolera estatal rusa) por préstamos otorgados a PDVSA. ¿Son estos activos y dinero una preocupación clave para el Kremlin?
Creo que puede ser una preocupación porque hay algunas lecciones que los rusos pueden aprender de la historia reciente.
Por ejemplo, tenían muchas inversiones en Libia —no sólo en el sector energético sino en transporte, infraestructura y otros campos— y tras la demolición del régimen de Gadafi la mayoría de esas inversiones se perdieron. Asumo que no quieren repetirlo en Venezuela, aunque claro que es una cuestión de cómo asegurar tus inversiones.
Podría argumentarse que Rusia debería contactar a la oposición y acordar que van a honrar los compromisos hechos. Pero no pienso que Rusia esté buscando eso.
EE.UU. sostiene que el gobierno de Maduro no es legítimo y afirma que busca promover la democracia en Venezuela. Pero Rusia, y usted en particular, no parecen verlo así…
La pregunta es quién decide en este mundo qué es legítimo y qué no lo es. Si la decisión está hecha en Washington y todos los demás países deben simplemente seguir las órdenes de Washington, entonces deberíamos cambiar todo el sistema internacional.
Rusia insiste en que su apoyo a Maduro es una defensa del derecho internacional y del principio de no intervención. Pero muchos creen que esto, más que principios, es un tema de objetivos prácticos para Rusia, económicos o geopolíticos como discutimos. ¿No es así?
Probablemente haya varios incentivos para Rusia para actuar como lo está haciendo. Puede haber intereses económicos, pero no excluiría consideraciones políticas también.
Rusia no quiere ver un precedente establecido en Venezuela que luego se repita en otras partes del mundo. Y esta es una posición que el presidente Putin ha promovido de forma consistente desde su primer día en el poder. Así que puedo imaginar que haya intereses pragmáticos, pero no descartaría una cuestión de principios tampoco.
Algunos analistas ven un peligro de que se llegue a un punto en que EE.UU. deba ceder o iniciar operaciones militares en Venezuela. ¿Están Moscú y Washington tomando demasiados riesgos, jugando con fuego en Venezuela?
La realidad es que no sabemos cómo actúa cada uno de los lados en esta difícil situación. Sólo podemos esperar que ambas partes demuestren un grado de prudencia, al menos intentando evitar un choque militar directo, como lo hacen en Siria.
Pero, definitivamente, Rusia no puede competir con EE.UU. militarmente. Rusia no puede resistir una intervención a gran escala de EE.UU. en Venezuela, como no estaba en posición de resistir la intervención de EE.UU. en Irak en 2003.
Pienso que si el gobierno de Trump decide intervenir, la reacción de Rusia se limitaría primariamente a declaraciones diplomáticas, quizá buscaría apelar a Naciones Unidas. Pero no veo una situación donde Rusia intente confrontar militarmente a EE.UU. en Venezuela .
Tampoco creo que el gobierno de Trump vaya a decidir intervenir. Su gobierno no tiene apetito para intervenciones en el exterior, el Congreso podría no estar de acuerdo con tal intervención y la reacción de América Latina no sería necesariamente positiva.
Lo más probable es que el gobierno de Trump continúe aumentando su presión económica a Maduro, asumiendo que en algún punto lo abandonarán sus propios oficiales, los militares cambiarán de lealtades y el gobierno caerá. Por supuesto que esta estrategia reduce los peligros de una confrontación directa con Moscú.