La insolencia de un Neochavista

 

Roy Chardeton, de la Democracia Cristina al Chavismo

Ignacio Basombrío Zender / Lima, Perú

El embajador Roy Chaderton es de carrera.  Sirvió con los regímenes democráticos de Venezuela y recibió el reconocimiento por su calidad profesional.  Alcanzó el alto cargo de Viceministro de Relaciones Exteriores durante el segundo gobierno de Rafael Caldera, cuando se desempeñó como Canciller el distinguido intelectual, político y diplomático Miguel Angel Burelli Rivas.

Con el chavismo se convirtió en un obsecuente subalterno, que adoró lo quemado y quemó lo adorado.  Cruzó el límite de la decencia cuando, como Canciller y embajador del autócrata de Caracas, se transformó en insolente instrumento.   Dejó de lado su formación  en el derecho internacional y se convirtió en un amplificador de los adjetivos que se originan en los centros políticos de la dictadura.  Lamentable devenir de quien confundió servir al Estado con su lealtad incondicional al régimen.

Chaderton se ha permitido agraviar a una distinguida política peruana.  Ha dicho, refiriéndose a Lourdes Flores, que “ella es una persona de ultraderecha, excandidata presidencial, que proviene de las cavernas preincaicas, además, esta señora es un factor de la Internacional Demócrata Cristiana, cuya complicidad con el proceso de desestabilización en Venezuela está más que probado”.

¿Qué ha provocado ese subalterno ataque?  La respuesta es muy simple.  La trayectoria democrática de Flores determinó que la Organización de Estados Americanos la designara como jefa de la misión de observación electoral en El Salvador.  El chavismo, que no tolera que las fuerzas democráticas avancen, ha utilizado a Chaderton para pretender, en vano intento, desprestigiar a una política peruana.

Marzo, 2012

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *