Ricardo Escalante
Lo dicho hasta ahora por Nicolás Maduro sobre el asesinato de Eliézer Otaiza pretende convertir un repudiable delito en arma contra miembros de la oposición y desviar la atención de los acuciantes males venezolanos.
Un jefe de Estado serio, preparado e inteligente, habría comenzado como tiene que ser, con una categórica condena del crimen y con el anuncio de una investigación profunda para dar con el o los responsables. Habría dejado lo demás a la justicia, sin tratar de torcerla. Y por tratarse de un compañero de partido, podía haber expresado sus simpatías personales, pero nada más.
Ahh, pero quien debería ser Presidente de todos los venezolanos, sin distingos de ninguna naturaleza, abordó el tema con la perfidia de siempre y con sus naturales aditamentos de ramplonería. Lo manifestado por amigos de Otaiza que vieron su cadáver, es revelador de que hubo ensañamiento y de que fue una tarea de grupo. No obstante, las palabras del ministro de Interior parecieran apuntar en otra dirección.
Las primeras versiones del ministro Rodríguez Torres se referían a testigos presenciales del momento en que Otaiza fue interceptado y golpeado en su vehículo, y cuando fue arrojado su cuerpo en una zona de Turgua. Ahí ya comenzó a enredarse el asunto, porque no dijo dónde fue interceptado pero sostuvo que hubo quienes observaron el hecho y después cuando lanzaron el cuerpo (que según la policía municipal fue hallado en un despeñadero de una zona boscosa de Turgua, en Baruta). En declaraciones posteriores RT no descartó la posibilidad de que el crimen hubiese sido cometido por hampa común.
Maduro, por su parte, ha ido mucho más lejos al hacer referencia a situaciones contradictorias. Citó a la “derecha colombiana”, a los “enemigos de la Patria”, aseguró que en el Este de Caracas fue capturado un “cerebro financista con sus armas y su dinero” y emplazó a la dirigencia de la oposición a condenar los hechos de violencia. ¿Es competencia de la oposición la lucha contra el hampa o de los organismos de seguridad del Estado?
Maduro es lerdo pero no por eso deja de saber lo que quiere: Encontrar culpables donde le interesa y no donde están. ¿Qué le hace pensar que este caso, como el de Danilo Anderson, no es una venganza de las poderosas roscas delictivas que se mueven con impunidad en el alto gobierno? ¿Olvidó todas las incidencias que rodearon aquel horrible homicidio? ¿Olvidó la acusación contra José Vicente Rangel como autor intelectual?
Todo homicidio es detestable y el de Otaiza lo es, pero vale la pena preguntarse si el ascenso post mortem al grado de teniente coronel, la imposición de la Orden del Libertador y otros detalles que le daban carácter de Estado a los funerales, constituían o no una exageración. Otaiza no solo era un golpista, sino que además llevaba a cuestas el condenable hecho de manejar borracho una moto y de haber causado la muerte de una joven.
@opinionricardo