Opinión: Un nuevo Ecuador da el «sí» a Lenín Moreno

Jenny Pérez, periodista y presentadora de DW.

Para bien o para mal, lo dirá la historia, lo ha hecho dando un portazo en la cara a su otrora político más popular, Rafael Correa, y poniendo punto final al socialismo del siglo XXI made in Ecuador: la Revolución Ciudadana.

El apoyo unánime a las siete preguntas del referéndum supone también un respaldo contundente e inequívoco al cambio de dirección política y liderazgo de Lenín Moreno. Aunque queda aún por ver si la eliminación de la reelección indefinida se aplicará con carácter retroactivo, Correa vivió in situ y en tiempo real cómo su capital político se diluyó en Ecuador.

Los ecuatorianos también apoyaron reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, considerado el órgano símbolo del correísmo. Esto que ha sido interpretado como «luz verde» al presidente para que también borre toda huella del correísmo en las instituciones públicas de Ecuador.

La mutación política del militante progre

¿Defiende con ello el pragmático «izquierdista» Lenín Moreno la bandera de la tradicional derecha opositora? Sí y no. Aunque las denuncias opositoras contra este organismo, creado por Correa como enmienda a la Constitución de Montecristi de 2008, pedían incluso su anulación, la idea de despolitizar instituciones e instrumentos estatales fiscalizadores es el primer gran paso para poder gobernar un país como Ecuador. Un país donde el presidente anterior se mantuvo en el cargo 10 años. Un país donde tan sólo una fuerza política copó instituciones públicas e influyó, sin contrapeso, en los otros poderes políticos del Estado.

Moreno quiere gobernar en Ecuador, aunque para ello deba oscilar entre la mutación y la pérdida de identidad políticas. Aunque con ello deba traicionar su promesa de continuar con el mandato político de la moribunda Alianza País. Aunque deba enfrentarse a sus correligionarios políticos para avanzar en la principal lucha del Ecuador: la corrupción.

El temor a la caza de brujas

¿Veremos a contar de ahora una caza de brujas en Ecuador? Es algo que ya temen los círculos correístas y el propio exmandatario, quien precisamente hoy debe declarar ante la Fiscalía por presuntas irregularidades en la venta de petróleo a China y Tailandia. También recuerdan que «gracias» a Moreno, su vicepresidente paga condena en la cárcel por caer en la tentadora trama de sobornos de Odebrecht.

La citada tercera enmienda constitucional autoriza en paralelo la creación de un Consejo Transitorio, que será conformado por funcionarios de ternas enviadas por el presidente a la Asamblea Nacional. Lo que podría suponer una alta concentración del poder en una instancia, que deberá limpiar de influencia política a representaciones e instituciones de control público. La pregunta ahora es, ¿cumplirá Moreno el deseo de los ecuatorianos de despolitizar sus instituciones fiscalizadoras y de participación ciudadana? O, ¿veremos, a fin de cuentas, una nueva y gran decepción en Ecuador? Y si el proyecto de Moreno fracasa, ¿quién fiscalizará al presidente y a sus instituciones?

Quizás a Lenín Moreno le interese revivir el libre escrutinio de la prensa y los medios de comunicación: la otra gran deuda del poder político con el pueblo ecuatoriano. La de Ecuador no será una reforma completa, si no reivindica la libertad de prensa y de expresión.

Pero por ahora los ecuatorianos y su presidente celebran un nuevo comienzo de un proyecto político muy probablemente de consenso, que le permita abordar rápidamente el déficit fiscal, sin olvidarse de los más desfavorecidos y dibujar un nuevo comienzo en la escena internacional. Bien por Lenín Moreno y bien por Ecuador, si lo logra.

Jenny Pérez (VT)

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