Putin prófugo controlará la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU

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 La conducta criminal de Putin no se limita sólo a Ucrania. También desde hace unos  años años ha ordenado ataques contra la población civil en Georgia y Siria, con miles de víctimas.

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-Será el acusado de cometer crímenes de guerra, quien ejercerá su poder de veto para impedir cualquier consecuencia y garantizar su impunidad.

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William Cárdenas-Rubio
Análisis Libre Internacional, Madrid 

Creo no equivocarme si considero que la mayor parte de los que lean el titulo de este artículo estarán de acuerdo con que esto es inadmisible.

Pero, lamentándolo mucho, es lo que va a ocurrir a partir del 1º de abril y durante todo el mes, cuando  la Federación Rusa ocupará el sillón de la Presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que le corresponde en el orden de rotación de los Estados que integran dicho órgano.

Su Presidente, Vladimir Putin, ha sido señalado por Karim Khan, el Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), como responsable de crímenes de guerra en el conflicto de Ucrania, por la deportación de miles de niños ucranianos a territorio ruso, así como por el desplazamiento forzoso de mujeres y familias que han tenido que huir de Ucrania.

Por ello, a petición del Fiscal, una Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI, que tiene jurisdicción sobre lo que está ocurriendo en territorio ucraniano por haberla aceptado dicho país, ha dictado una orden de captura contra Putin y contra su Asesora Presidencial de Derechos de los Niños, María Lvova Belova, que debe ser atendida por Estados que forman parte del Estatuto de Roma, lo que convierte  al Presidente ruso en un prófugo de la justicia, pues ya hemos conocido su respuesta en la que desconoce la jurisdicción de la CPI, del Tratado de Roma que le dio origen, desestima sus decisiones, y ordenado la apertura de una causa penal contra el Fiscal y los tres Magistrados que integran la Sala

La consecuencia de ello es que, al no atender la orden de comparecencia, en la CPI no podrá comenzar de inmediato el proceso en su contra, pero igualmente su renuencia a enfrentar a la justicia lo  colocará en condición de fugitivo y a partir de ahora, tendrá que medir con mucho celo sus desplazamientos, pues en cualquier momento, donde menos se lo espere, podría encontrarse en una situación embarazosa.

Independientemente de lo que ocurra, el mundo ya ha puesto su atención en este criminal, cuya conducta debe ser condenada, si de verdad queremos avanzar como pueblos civilizados y situarnos en el Siglo XXI. Lo de Putin no es nuevo y no se limita a Ucrania. También lo ha hecho con el pueblo sirio desde hace varios años, donde sus fuerzas armadas vienen atacando a discreción a buena parte de la población civil, con un balance numeroso de víctimas.

En tal sentido, para la Comunidad Internacional ha llegado la hora de poner freno a sus atrocidades, que en el caso de Ucrania se han hecho más ostensibles y ignominiosas, pues si queremos superar la barbarie, de una vez por todas, tenemos que desterrar este tipo de conductas de tiranos, que se creen con la potestad para disponer de la vida de miles de seres humanos. Llegó la hora de decir basta, a menos que queramos repetir escenarios del pasado.

Por esto hay que apoyar al Fiscal de la CPI, y  la propia ONU debe iniciar el camino del cambio, comenzando por respaldar la propuesta presentada durante la 70ª Asamblea General de Naciones Unidas por el gobierno francés, país que también es miembro del Consejo de Seguridad, a fin de que el poder de veto de los miembros permanentes en su seno, sea excluido en los casos en los que los hechos que dan lugar a las resoluciones que se someten a su aprobación tengan que ver con crímenes en masa.

Hace casi un año, en medio de las críticas por la inacción del Consejo de Seguridad en la Guerra de Ucrania, durante la 76ª  Asamblea General de Naciones Unidas, se adoptó una Resolución histórica, destinada a responsabilizar a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad por el uso del veto.

En el caso de Siria se han sumado 20 resoluciones que han sido vetadas por Rusia o China, y otras veces por ambas, de condena y de acciones concretas de este Consejo, incluidas aquellas dirigidas a prolongar la ayuda internacional o a investigar el uso de armas químicas, y así se ha garantizado la impunidad del tirano, quien ha continuado matando, ahora en Ucrania.

Nos encontramos en este momento ante una situación que debería llamar a escándalo, pues cualquier resolución en el caso de Ucrania, será controlada por el país que ejercerá la presidencia de dicho órgano, del que se espera una conducta ejemplar; y resulta que es el presidente de ese país, el acusado de cometer crímenes de guerra, quien ejercerá su poder de veto para impedir cualquier consecuencia y garantizar su impunidad, y con ella, la luz verde para continuar con su oprobiosa carrera criminal.

El mundo tiene que reflexionar seriamente sobre esta circunstancia y tendrán que ponerse en marcha las acciones necesarias para detener este exabrupto. La orden de arresto del Jefe del Estado ruso refuerza la necesidad de avanzar en la suspensión del poder de veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad en casos de atrocidades y crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra, mucho más cuando quien los comete es el Jefe de uno de los Estados detentadores de dicho veto.

Entre tanto, el Fiscal Karim Khan continuará con su trabajo, apoyado por 123 Estados, llamados a colaborar en la captura y detención del Putin prófugo, si éste llegara a pisar sus territorios. No es fácil, pero por algún sitio tenemos que comenzar.

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