Sobre el conflicto misógeno

.Sonia Chocrón

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Juan José Monsant Aristimuño
Análisis Libre                      

      Hemos sido sobrepasados de informaciones ciertas o falsas, sobre la masacre que el grupo terrorista Hamás infligió el pasado sábado siete de octubre en Israel.

Sin embargo, me topé en la revista La Gran Aldea,con un escrito de la poeta venezolana de origen sefardí Sonia Chocrón, autora de Toledana, uno de sus poemarios iniciales de su intensa, laureada y vasta creatividad milenaria, decantada en ese pedazo de historia llamada Andalucía.

Pero la poetisa, esa del “cante jondo”, Maimónides, Gallegos y Bolívar no solo escribe en versos sino en prosa como Borges. Y,  ¡hete aquí! que leo su escrito sobre la masacre de grupo terrorista palestino Hamás realizada contra israelitas no combatientes. De hecho entraron a asesinar a personas judías solo por ser judías.

Se presentaron de repente, actuaron sobre seguros y a traición; y los cuerpos fueron cayendo, dispersos. Llegaron luego de una tormenta de cohetes infernales, salidos de Gaza para distraer, causar daño, terror y muerte.

Mientras que  en parpenteles desciendian terroristas sobre los kibbutz, aldeas y en el festival juvenil de música, donde asesinaron a más de doscientos jóvenes locales y llegados de todo el mundo. Todavía palpita en el sentimiento el observar aquel cuerpo de una joven  desnuda, agonizante, sangrante tirada sobre el capó de una camioneta mientras un terrorista  hundía en su piel  el cañón de su  fusil Ak-47.

Terrorismo misógino, tituló la Chocrón su oración, denuncia, reflexión sobre los hechos sangrientos que en pocos minutos asesinó a más de 1500 seres, y secuestró a más de 200 israelitas, la mayoría mujeres y niños en una operación tipo Blitzkrieg (relámpago) la utilizada por Hitler para invadir Polonia y otros territorios europeos.

¿Qué tienen que la misoginia, el terrorismo islámico y el antijudaísmo? se pregunta. “Hay en este ataque un rasgo simbólico. El blanco fueron por mucho, mujeres y niños. Chicas jóvenes para violarlas y luego exhibirlas y humillarlas. Madres jóvenes con sus hijos para asesinarlos y secuestrarlos. Ancianas. Todo lo que la mujer perfuma: Libertad, belleza, placer.” !Ah! qué mundo se encierra en esa frase.

Ví, continúa, a una chica israelí joven, muy joven, a quien introducen en un vehículo rústico, con la entrepierna y el culo bañados de sangre después de haber sido sodomizada y violada. ¿Son violentas estas imágenes que relato? Sí, porque de omitirlas, obviarlas, es negarle la justicia a esas víctimas y allanar el camino del negacionismo, que puedo jurar que viene en breve, de la más putrefacta “hipocresía mundial”. Esa izquierda farsante en la que las feministas desdeñan la violación, el rapto y el asesinato de mujeres si son judías. Mujeres judías, madres judías.

La misoginia, añade, es inherente al fundamentalismo islámico y el terrorismo contra la mujer judía, es la venganza contra el esclavo que se libera, como el pueblo judío, como la mujer occidental, y el odio por quien alguna vez fue cautivo, y hoy prevalece libre”.

En lo que la hipocresía se refiere, supe que en muy pocas horas, “los de siempre” ( como ordenaba el capitán Luis Renault arrestar a los sospechoso de siempre, en el clásico filme Casablanca) saldrían a condenar la natural reacción de Israel que, en lo particular, sentí que la respuesta debía ser inmediata, hasta las arenas del Mediterráneo en Gaza. No puede quedar impune tal agresión, porque la primera obligación de un gobierno es garantizar la seguridad de su pueblo, no otra.

El primero que rompió el silencio fue Nicolás Maduro, colocándose al lado de Hamás, no del pueblo palestino, que es prisionero del grupo terrorista. Y Maduro, si quisiera, no podría actuar de otra forma, dado que igualmente es prisionero del fundamentalismo islámico. Detectadas están células de Hamás en territorio venezolano, de Guardianes de la Revolución de Irán, igual que de Hezbolá y de la no extinta ETA española.

Petro hizo lo mismo, hasta amenazó con romper relaciones; España secuestrada por esa izquierda decimonónica se pronunció a favor de Hamás y condenó a Israel. Y así, se han ido sumando la ONU y aquellos gobiernos timoratos invadidos por la nueva oleada islamista, que supera la otomana del pasado.

Por ello, la declaración oportuna, valiente, veráz del presidente Bukele, siendo él descendiente de palestinos, condenando de primero la masacre de Hamás en Israel, diferenciándose del grupo terrorista, semejante a sus maras locales en vías de extinción, cobra un valor de bizarría y honestidad intelectual que apunta hacia donde deben ir los valores y cultura de Occidente, que pasa por neutralizar de raíz el regreso a la Edad Media.

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