[box_dark]En Venezuela, los ciudadanos tienen que hacer largas filas para comprar los productos más básicos.[/box_dark]
«Un gobierno revolucionario con poder económico como el que yo presido tiene planes para pasar cualquier situación así tiren los precios de petróleo a donde los tiren».
La frase es del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, durante una reunión del Consejo de Ministros en la que descartó la posibilidad de que la caída de los precios del crudo afectara a su país.
Era octubre de 2014.
15 meses más tarde, Maduro decretó la emergencia económica, una forma de estado de excepción prevista en la Constitución para hacer frente a la crisis que sufre el país.
Según cifras oficiales, Venezuela registró en 2015 la inflación más alta del mundo: 180%.
Y en su discurso anual ante la Asamblea Nacional, el 15 de enero pasado, Maduro se refirió a la situación como «una verdadera tormenta, catalogando de«catastróficas» las cifras sobre el desempeño de la economía de Venezuela.
La crisis se presenta luego de que el país suramericano viviera un extendido periodo de bonanza económica gracias a años de altos precios del petróleo, principal producto de exportación de Venezuela.
Pero, entonces, ¿cómo pasó Venezuela de esa bonanza a la emergencia económica?
¿De cuánto fue el boom?
Aunque en el año 1998, cuando fue electo presidente Hugo Chávez, el precio del petróleo venezolano se hallaba en US$11 por barril, a partir de 1999 las cosas empezarían a cambiar.
«Desde entonces los precios empezaron a crecer a tasas muy altas, que no eran las acostumbradas en los años anteriores», explicó Carlos Miguel Álvarez, economista de la consultora Ecoanalítica, en conversación con BBC Mundo.
«En 1999, la cesta petrolera venezolana promedió US$16 por barril y en 2004 ya se había duplicado al ubicarse en US$32», recordó el analista.
Los precios seguirían aumentando hasta llegar a US$88 por barril en 2008 y, aunque caerían en 2009 por la crisis financiera internacional, a partir de 2010 volverían a crecer y se mantendrían entre los US$84 y los US$103 de promedio entre 2011 y 2014.
«Entre 1999 y 2014, Venezuela recibió US$960.589 millones. Un promedio de US$56.500 millones anuales durante 17 años», asegura Álvarez.
Durante el mandato de Rafael Caldera, quien gobernó Venezuela entre 1993 y 1998, el ingreso promedio de Venezuela por exportación de petróleo fue de US$15.217 millones anuales.
Los recursos de la deuda
Adicionalmente a los ingresos por exportaciones petroleras, durante el período 1999-2014 Venezuela recibió miles de millones de dólares en ingresos adicionales por la vía del endeudamiento externo.
Según Álvarez, el gobierno aprovechó el ciclo de precios altos del petróleo para financiarse a bajo coste. Entre 1999 y 2011, se emitieron US$54.327 millones en bonos de la República y bonos de la petrolera estatal Pdvsa. Parte de ese monto ya se ha pagado.
Según estimaciones de Ecoanalítica, como consecuencia de estas emisiones,Venezuela enfrenta compromisos hasta 2027 por US$92.750 millones para pago de intereses y capital.
Adicionalmente, Venezuela contrajo deudas con países como Rusia y China.
Según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo, desde 2007 Pekín ha hecho varios préstamos a Caracas que suman US$65.000 millones. Parte de ese dinero ya se ha pagado con el envío de cargamentos de petróleo.
Los ingresos petroleros también permitieron a Venezuela aumentar sus reservas internacionales, que alcanzaron su nivel máximo en 2008, cuando se ubicaron en US$43.127 millones. En la actualidad suman US$15.000 millones.
¿De dónde viene la crisis?
Al justificar la declaración de emergencia económica, Maduro culpó de la crisis a la «guerra económica» que -según dice- promueven actores internos venezolanos junto a Estados Unidos, al que responsabiliza por la caída de los precios del petróleo.
Según el mandatario, Venezuela es objeto de un boicot económico que inlcuye ataques contra la moneda y el control de cambios, la fijación de precios especulativos y el contrabando hacia otros países de gasolina y de productos básicos, entre otros.
«En Venezuela, el sector capitalista se ha declarado en huelga de inversión y se ha declarado en huelga de cooperación con las leyes y con sus obligaciones en los sistemas distributivos, comercializador y de fijación de precios de la economia nacional», dijo Maduro en su discurso anual ante la Asamblea Nacional el pasado 15 de enero.
David Paravisini, experto petrolero y profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela, cree que la razón fundamental de la crisis venezolana es la «brutal» caída de los precios del petróleo.
«De un ingreso petrolero de US$40.000 millones en 2014 se pasó a US$12.000 millones en 2015. El precio estaba cerca de los US$90 el barril en 2014 y este año está en torno a los vientitantos dólares», dijo a BBC Mundo.
Paravisini asegura que cuando Maduro indicaba que estaba preparado para la disminución de los precios del petróleo era porque «pese a esa caída, Venezuela ha podido cumplir con sus compromisos internacionales en el pago la deuda y mantiene aún el sistema de apoyo y de inversión social».
El economista venezolano Ricardo Hausmann, director del Centro de Desarrollo Internacional y profesor de la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard, considera que la raíz del problema está en el gasto desmesurado de los recursos.
«Venezuela no usó el boom petrolero para ahorrar para la época de vacas flacas, sino para quintuplicar la deuda externa. Ese dinero se lo gastaron y ahora, como dice el dicho, que te quiten lo bailao», dijo Hausmann a BBC Mundo.
«Básicamente, el gobierno lo que hizo fue eliminar la capacidad de producción propia y ocultó temporalmente esa destrucción con gasto público e importaciones», añadió.
Para Hausmann, Maduro tiene ahora un Estado que no puede financiar con un déficit gigantesco. «Esta crisis es producto del manejo irresponsable de la economía», dijo.
Como ejemplo del gasto excesivo, el economista señaló lo ocurrido en 2012 cuando, pese a que el precio promedio del petróleo venezolano estaba en US$103, el gasto público tuvo un déficit de 17% del Producto Interno Bruto. «Es decir, que Venezuela gastó como si el petróleo hubiera estado en US$197 el barril», apuntó.
2012 fue justamente el año en el que Hugo Chávez ganó su última elección, para lo cual –según confesó en una carta pública el exministro de Planificación Jorge Giordani– hubo que hacer un gran «esfuerzo económico y financiero» para lograr la consolidación del poder.
Como ejemplos de lo que se hizo ese año, Giordani cita entre otras medidas las subvenciones a «empresas públicas con grandes déficits operacionales para velar en el corto plazo por el empleo y los salarios» y el mantenimiento de la tasa de cambio, lo que «favoreció las importaciones y redujo las exportaciones, ya limitadas de la economía privada».
Las cifras del petróleo venezolano
US$960.589 millones
ingresaron entre 1999 y 2014.
- US$56.500 millones recibió el país en promedio entre 1999 y 2014.
- US$15.217 millones fue el ingreso promedio anual durante el gobierno de Rafael Caldera (1993-1998)
- US$103,5 es el mayor precio promedio anual que alcanzado por la cesta petrolera venezolana (2012).
- US$300.000 millones es el monto que, según el exministro Jorge Giordani, pudo haber sido malversado en la última década.
El gobierno venezolano dispuso durante muchos años de «recursos extraordinarios», esto es, fondos que no estaban previstos en el presupuesto de la Nación, gracias a una subestimación de los precios del petróleo. Así, por ejemplo, el presupuesto de 2013 se elaboró sobre la base de estimar el precio del petróleo a US$55 por barril, pese a que en 2012 se había ubicado en US$103,42.
El Ejecutivo afirmaba que se trataba de cálculos conservadores para evitar problemas fiscales, mientras que la oposición decía que se trataba de una maniobra para aumentar la capacidad del gobierno de hacer uso discrecional de los fondos.
Según cálculos de Econanalítica a finales de 2011, por ejemplo, estos fondos contenían unos US$18.000 millones más una cantidad de bolívares equivalentes a US$34.000 millones al cambio oficial del momento.
Controles y expropiaciones
En 2003, el gobierno de Hugo Chávez tomó dos medidas que marcarían el rumbo de la economía venezolana hasta ahora: la instauración de un control de cambios y de un control de precios.
En su momento ambas medidas fueron presentadas como temporales. Las autoridades aseguraron que eran necesarias para enfrentar la fuga de capitales y la inflación derivadas del paro petrolero que vivió el país entre finales de 2002 y comienzos de 2003.
«El control de cambios lo que ha generado es una completa distorsión», aseguró Carlos Miguel Álvarez, de Ecoanalítica.
Explicó que al mantener durante tanto tiempo el tipo de cambio casi fijo mientras en el país crecía la inflación se generaron incentivos para que las empresas prefirieran importar que producir en Venezuela, porque resultaba más económico.
Afirmó que el control de precios también derivó en distorsiones para la producción, pues como los precios pasaban mucho tiempo sin ajustarse en una economía con tanta inflación, los productos se volvían demasiado baratos y se disparaba su demanda sin que hubiera producción suficiente para suplirla.
Al mismo tiempo, eso generaba incentivos para el contrabando porque el precio de esos productos controlados en Venezuela se vuelve muy inferior al costo en otros países.
La otra política económica que, según los economistas, marcó el desarrollo de la economía venezolana fueron las expropiaciones o estatizaciones.
Según cifras de la patronal Confederación Venezolana de Industriales, entre el año 2002 y febrero de 2015 se produjeron 1.322 intervenciones de este tipo. La mayor parte de ellas, entre los años 2007 y 2011.
Las expropiaciones afectaron desde pequeños comercios hasta las inversiones que tenían en Venezuela grandes multinacionales como la cementera mexicana Cemex, el español Banco Santander, la cadena hotelera Hilton, la fabricante de envases de vidrio estadounidense Owens-Illinois y las petroleras Exxon Mobil, Total y ConocoPhillips, entre muchos otros.
Con frecuencia, las autoridades venezolanas justificaron la intervención de estas empresas con el argumento de que pertenecían a sectores «estratégicos» como la alimentación, las telecomunicaciones, servicios básicos, la construcción, siderúrgicas o el petróleo.
En otros casos, la justificación era proteger los derechos laborales de los trabajadores o convertir estas compañías en empresas socialistas.
«Los trabajadores estaban esperanzados de que a través de estas compañías ellos iban a poder realizar la actividad empresarial y contribuir con sus comunidades«, dijo a BBC Mundo la economista Anabella Abadía, coatura del libro «Gestión en rojo», publicado en 2011 y en el que se analiza el desempeño de 16 empresas estatales venezolanas.
El texto valora los resultados del modelo socialista aplicado en Venezuela en tres tipos de empresas: expropiadas, nacionalizadas y otras creadas por el gobierno.
«Descubrimos que las empresas no eran financieramente sostenibles, pues todas dependían de recursos procedentes del gobierno», dijo Abadía.
El dirigente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela Freddy Bernal admitió los malos resultados en la gestión de las compañías estatales. «Por alguna razón no supimos gerenciar adecuadamente (…) las empresas expropiadas y las llevamos al fracaso», dijo en una entrevista en televisión en junio de 2014.
«Este es un gobierno que destruyó la economía del país. Expropió la siderúrgica Sidor y la quebró; expropió el sector del cemento y lo quebró; expropió la cadena de supermercados Éxito y la sustituyó por los Abastos Bicentenario, que ahora Maduro nos dice que son un desastre», dijo Hausmann.
El presidente venezolano anunció la semana pasada una reestructuración de los Abastos Bicentenario, luego de la detención de medio centenar de empleados, incluyendo a gerentes y subgerentes.
La empresa siderúrgica Sidor produjo 4,3 millones de toneladas de acero líquido en 2007, el último año que estuvo bajo control de la empresa argentina Ternium. En 2008, fue estatizada por el gobierno de Chávez. En 2015, reportó una producción de 1,11 millones de toneladas.
¿Dónde está el dinero?
Pero, ¿qué hizo Venezuela con el dinero de la bonanza?
Durante su discurso ante la Asamblea Nacional, Maduro afirmó que los gobiernos chavistas han construido un millón de viviendas y que el número de estudiantes universitarios en el país se incrementó de 500.000 a 2.000.000 entre 1999 y 2015.
David Paravisini dijo a BBC Mundo que los fondos que el país recibió fueron destinados principalmente a programas sociales.
Afirmó que el número de personas que reciben pensiones se incrementó desde 280.000 en 1998 hasta 3.000.0000 en la actualidad y que el sistema de atención de salud pública atiende al 80% de la población.
Además, refirió la creación del sistema nacional de empleo que, en su opinión, ha permitido mantener el desempleo en torno al 6%-7%, a pesar de la crisis económica.
El economista Carlos Miguel Álvarez señaló que además del gasto público, el gobierno destinó grandes fondos a otros países de América Latina y el Caribe a los que les vende petróleo en condiciones preferenciales. Como consecuencia de ello hay cuentas pendientes de cobro por US$148.000 millones.
Stephen Hanke, profesor de Economía de la Universidad John Hopkins (Estados Unidos), considera que gran parte del dinero se perdió por la ineficacia del aparato del Estado y otra parte se desvió por la «enorme corrupción».
«Mucho dinero fue a los bolsillos de los políticos y otra parte fue a los bolsillos de las personas que apoyan al gobierno», dijo en conversación con BBC Mundo.
Según cálculos de Ecoanalítica, sobre la base de cifras oficiales, entre 1999 y 2014 se destinaron US$554.000 millones a las importaciones.
Estas no fueron del todo limpias, a juzgar por la denuncia que realizó en 2013 la entonces presidenta del Banco Central de Venezuela, Edmée Betancourt, quien dijo que de los US$59.000 millones de dólares otorgados en 2012 a través del sistema estatal de control de cambios entre US$15.000 millones y US$20.000 habían sido entregados a empresas fantasma.
En esa misma línea, los exministros chavistas Jorge Giordani y Héctor Navarro anunciaron hace un par de semanas que pedirán una investigación penal, pues estiman que del billón de dólares que ingresó Venezuela durante la bonanza petrolera, unos US$300.000 millones habrían sido malversados.
En marzo de 2015, el gobierno de Andorra intervino la Banca Pública de Andorra, tras recibir acusaciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos sobre la existencia de depósitos hechos a través de empresas fantasmas para supuestamente ocultar y lavar allí unos US$2.000 millones de la estatal petrolera venezolana PDVSA.
¿Hacia el final de la crisis?
La semana pasada, Maduro anunció un conjunto de medidas para enfrentar la llamada emergencia económica y para «impulsar el nuevo modelo productivo».
Entre estas se incluía una devaluación de la moneda, una flexibilización del control de cambios y una subida en el precio de la gasolina por primera vez en 20 años.
Ricardo Hausmann es escéptico sobre la posibilidad de que estos anuncios sean suficientes para enfrentar la crisis.
«Esas medidas no alcanzarán para evitar la catástrofe. Venezuela tiene un problema de falta de divisas y con esto no se resuelve. Este año, los ingresos por exportaciones equivaldrán a unos US$22.000 millones y hay que pagar US$16.000 millones de deuda externa. Entonces, no quedan fondos para las importaciones requeridas», dijo.
El economista considera que Venezuela necesita asistencia financiera internacional y, probablemente, reestructurar la deuda.
En enero de 2009, cuando se comenzaban a notar los efectos de la crisis financiera internacional sobre el petróleo, Chávez afirmó que Venezuela podía soportar incluso el desplome del precio del barril.
«Póngame el precio del petróleo a cero y Venezuela no entra en crisis, pónganmelo a cero. La crisis es del capitalismo, no del socialismo», dijo entonces.
Su tesis está ahora puesta a prueba.