El Cartel de Ladrones latinoamericanos

EFE

 

Gustavo Coronel

Poco a poco se van descubriendo las ramificaciones de la gran pandilla de ladrones y sátrapas que han saqueado a América Latina. En Venezuela pensábamos que estos ladrones estaban reducidos a la pandilla de Chávez y Maduro. En Argentina creían que era solo  la pandilla de los  esposos Kirchner. En Brasil,  la de Lula y Dilma. En Bolivia  la de Morales y García Linera. En Nicaragua  la de Ortega y la tenebrosa cónyuge Murillo, en Cuba a la castrista  y en Honduras a  la de Zelaya. 
 Cada país pensaba en que solamente tenía que lidiar con pandillas de acción local, gente torpe y codiciosa envuelta en sus mezquinas maquinaciones que les permitían acumular su dinero mal habido.
Pero lo que estamos viendo hoy nos demuestra que no es así, que se trata de una inmensa pandilla regional, de ladrones latinoamericanos muy sofisticados, con métodos modernos de lavado de dinero, de narcotráfico, de captación de comisiones en inmensa escala, de depósitos bancarios de miles de millones de dólares y una red de banqueros, militares, asistentes, transporte aéreo propio y mansiones en todo el planeta que les permite llevar una vida protegida, impune y  totalmente privilegiada, en comparación con la miseria que aflige a los pobres ciudadanos de sus países.
Uno lee, por ejemplo, el caso de Joao Santana, jefe de las campañas presidenciales de Lula y de Dilma Roussef, con orden de captura en Brasil, acusado de haber recibido millones de dólares de la empresa ODEBRECHT y se da cuenta de las extensas ramificaciones de esta pandilla brasileña. ODEBRECHT estuvo y está activa en Venezuela, recibiendo inmensos contratos de Chávez y de Maduro. Santana asesoró a Chávez y a Maduro en sus campañas presidenciales y recibe millones de dólares de ODEBRECHT. ¿Qué es esto sino parte de una red de ladrones intercontinentales?
Uno se entera de  los dineros recibidos por Morales de Chávez para pagar a militares y alcaldes amigos, dinero que Morales con descaro entregaba personalmente y en público. O sobre el ex-embajador de Chávez, Julio Montes, quien es ahora alto ejecutivo de empresas en Bolivia cuyo dueño paraguayo-venezolano ha comprado diarios en Bolivia para apuntalar a Evo. ¿Qué significa esto sino un conspiración de gente sin escrúpulos para perpetuarse en el poder mediante un toma y dame sin reglas o transparencia?   
Cuando leemos acerca de los maletines llenos de dinero que fueron recibidos por los Kirchner desde Venezuela, a través de Petróleos de Venezuela y sus gerentes corruptos, ¿en qué podemos pensar que no sea la existencia de un Cartel de Políticos corruptos, utilizando los dineros de sus pueblos para permanecer en el poder?
corruptos
Muchos creyeron que estos líderes: Lula, Néstor, Cristina. Dilma, Hugo, Nicolás, Evo, Daniel, el obispo gozón Paraguayo y Rafael, representaban una respetable corriente ideológica favorable a los pobres, eran paladines de la justicia social, enamorados de la inclusión y de la gente pequeña. Y por algunos años los analistas políticos hablaron del dramático viraje a la izquierda en América Latina, como una corriente de simpatía por los desposeídos, en contraste con los políticos acartonados de la «derecha explotadora».
Pero, ¿qué sucede ahora?  En una sociedad justa quienes ya murieron, como Hugo y Néstor serían los más  afortunados porque ya no podrían vestir los trajes de rayas que se merecían por ladrones, corruptos y mentirosos, por traidores a su misión presidencial, por haberse transformado en groseros promotores de sus  agendas personales y del culto a la personalidad. Los que viven están siendo progresivamente sacados al sol, como vampiros en toda su podredumbre: Nicolás, Daniel, Evo, Cristina, Lula, personajes despreciables, más apropiados para alimentar las páginas rojas y frívolas de la prensa que para las funciones responsables de gobierno.
 
Nicolás: un analfabeta, ignorante y cruel, quien ha destruido a Venezuela y se niega a renunciar y a llevarse con él a su narco-familia y a sus ministros y presidentes de las empresas del Estado para Zimbabue o Corea del Norte. Daniel: pedófilo y ladrón, todavía tratando de montar inmensos fraudes como el del Canal de Nicaragua, cómplice de Chávez en ALBANISA y en proyectos ridículos como la refinería llamada “El Sueño de Bolívar”. Evo: tratando de perpetuarse indefinidamente en el poder, rechazado en el referendo, ladrón a través de personas interpuestas como la amante Gabriela Zapata. Cristina: ridiculizada y execrada por los argentinos, tanto por su ignorancia como por su fortuna mal habida. Lula: a punto de ser arrestado por las diversas pruebas de corrupción ya establecidas en su contra. 
No eran ni son simples delincuentes parroquiales. Quizás comenzaron así, con modestas pretensiones de ser ladrones en pequeño y jefes de sus gallineros pero, al poco tiempo, se dieron cuenta de que podían ponerle mano a la región a través de movimientos de dinero, sobornos, empresas cómplices, banqueros complacientes, funcionarios dispuestos a lamer botas, toda una fauna de cómplices, ayudados por organizaciones regionales en manos de funcionarios corruptos e invertebrados morales como José Miguel Insulza o por embajadores de carrera como Roy Chaderton o a la carrera como María Gabriela Chávez  o Rafael Ramírez.
Hoy en día no solo tendremos que batallar en contra de la pandilla local venezolana, la cual está integrada por unos 500-600 miembros principales, quienes deberán enfrentar la acción de la justicia, sino que hay que enfrentar una conspiración hemisférica de la corrupción, representada por las pandillas arriba mencionadas, las cuales – ahora sabemos –  están claramente inter-conectadas. 
 Este es un enfoque relativamente nuevo sobre uno de los problemas fundamentales de la región latinoamericana como es la corrupción, el cual deberá apuntar a una estrategia regional. Los indicios de que estamos lidiando con una mafia que se enlaza a través de países son tan evidentes que no debe haber dudas sobre la manera de proceder. Hay que investigar un crimen no ya local sino  a nivel de la región.  
 

Si el  narcotráfico es un problema a nivel de toda la región, no hay dudas de que la corrupción de estos líderes también lo es. Propongo que esta alianza de líderes corruptos e ineptos sea considerada como un Cartel, igual a los carteles de la droga. Es un cartel del poder político manejado por delincuentes, tan o más amenazante que los carteles de la droga. 

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