Josè Emilio Castellanos / Agencias
A pesar de las protestas de organizaciones de defensa de los derechos animales, continùa la cacería de focas de cientos de miles de focas en Canadá, con amparo delGobierno de esa naciòn.
Entretanto, como si se tratase de una venganza e la naturaleza, un centenar de pequeñas embarcaciones cargadas de cazadores de focas se encuentran atrapadas en las aguas heladas del océano Atlántico frente a las costas de Canadá.
De acuerdo a un informe de los servicios guardacostas, al menos una de ellas se ha convertido ya en un barco fantasma y otra de los propios guardacostas està atrapada.
Una testigo, A. J. Cady, del Fondo Internacional para el Bienestar Animal afirmò haber encontrado hoy un cachorrito de foca que estaba herido y perdido. Fue aporreado pero logró escapar, agonizando hasta morir bajo el hielo”.
Cady narrò que es “horrible” todo lo que están presenciando y que han visto focas agonizando en su propia sangre durante más de una hora. Confirmando el parte de los guardacostas, dijo que el mal tiempo está impediendo que los cazadores puedan trabajar en sus barcos a gran escala, porque el viento y la lluvia son extremadamente fuertes.
La masiva matanza de focas, autorizada por el gobierno de Canadà, es considerada cruel e insostenible desde un punto de vista ecológico.
El pasado fin de semana cerca de un centenar de embarcaciones con centenares de cazadores a bordo se habìn colocado en el borde de la capa de hielo que cubre los alrededores de las islas Magdalena, en la entrada del golfo de San Lorenzo, y sobre la que se encuentran varias decenas de miles de focas arpa.
De acuerdo a grupos ecologistas, esta constituye la mayor matanza masiva de animales en el mundo.
El repudio a esta matanza ha sido más duro èste año debido a los efectos del calentamiento global, las malas condiciones del hielo en la región y el aumento de las temperaturas, que han reducido el número de crías, las principales vìctimas de los cazadores.
Las focas necesitan el hielo para parir sus crías y para que estas sobrevivan durante las primeras semanas de vida, cuando todavía no tienen fuerzas para nadar