Entre los tiranuelos de pequeños o medianos países actualmente activos es posible mencionar a Nicolás Maduro en Venezuela y a Daniel Ortega en Nicaragua.
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La gran afición de los tiranos por el uniforme o disfraz militar
Gustavo Coronel
Análisis Libre
El extraordinario politólogo estadunidense Robert C. Tucker, en su ensayo: “The Dictator and Totalitarianism”, WORLD POLITICS, #4, 1965, analiza la personalidad autoritaria y apunta que su desarrollo se inicia con la expresión de una ideología aplicada a la escena doméstica de su país pero con frecuencia ello es seguido por un mayor campo de expresión en la dimensión geopolítica. A medida que su dominación doméstica se afianza, en esa medida comienza a pensar en trascender fuera de sus fronteras,, en lo que llama Tucker una externalización del terror.
Pronosticar esta progresión le permitiría a la comunidad internacional desarrollar una política de prevención basad en actuar contra el dictador en su etapa de agresión doméstica. Sin embargo, ello requeriría, añade Tucker, una modificación de la doctrina tradicional de la no intervención., la cual le da al dictador la facultad de hacer con su país prácticamente lo “que le dé la gana”, siempre y cuando parezca respetar normas básicas de la ley internacional .
Esta tesis de Tucker ha sido comprobada una y otra vez por dictadores tales como Hitler, Stalin, Mussolini y algunos otros. Inclusive, en el caso de dictadores en países más pequeños, sin mucho peso geopolítico como lo fueran Trujillo en la República Dominicana y Hugo Chávez en Venezuela, esta tendencia a salir de sus fronteras se llevó a cabo. Trujillo mandó a asesinar a Rómulo Betancourt y Hugo Chávez, respaldado por el dinero petrolero, trató de convertirse en líder mundial de lo que pomposamente denominó el “socialismo del siglo XXI”.
Entre los tiranuelos de pequeños o medianos países actualmente activos es posible mencionar a Nicolás Maduro en Venezuela y a Daniel Ortega en Nicaragua, quienes ya se encuentran en una etapa avanzada de agresión interna en sus respectivos países. Los dos manejan en este momento situaciones de gran peligro para su permanencia en el poder. Este es más el caso de Maduro que de Ortega, debido a que su régimen enfrenta fracturas internas importantes y una oposición unificada e inteligente. De los dos Maduro es quien más riesgos presenta de ir fuera de sus fronteras, buscando una crisis regional que le permita solidificar su tambaleante régimen. Por ello, está tratando de buscar un pleito con Guyana, a pesar de que tal pleito pueda acelerar su salida en lugar de consolidarlo en el poder.
Un autócrata incipiente es Bukele, en El Salvador. Ya se ha hecho re-elegir, cambiando disposiciones constitucionales. Como todos los líderes civiles de naturaleza autoritaria tiene una vena militarista, la cual se evidencia en sus actitudes y en el atuendo que utiliza. En su reciente ceremonia de inauguración presidencial mostró una especie de uniforme no muy diferente al que utilizaba el déspota dominicano, Trujillo. Maduro es otro que se viste con uniformes seudo militares que aumentan su carácter cursi.