Gobernanza, capital social y democracia

.Imagen:  http://iesmed.eu/es/qui-som/governanca/

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José Ignacio Moreno León

 La tradicional democracia liberal representativa ya no luce como un sistema adecuado de intermediación entre el ciudadano y las instituciones de gobierno. Ahora se observa el surgimiento de distintas expresiones organizadas de la sociedad civil como renovación tanto en el estilo, como en el funcionamiento de la actividad política, al margen del caudillismo y de las viejas estructuras clientelares y excluyentes de los partidos históricos y que pueden surgir como un antídoto frente a la plaga del populismo.

Para John Locke, la democracia supone la vigencia de los derechos humanos, la división de poderes, la libertad de expresión y la tolerancia; reconociendo además el derecho de los ciudadanos a defenderse y revelarse contra el gobierno que no cumpla con el mandato popular. Alexis de Tocqueville señala que la educación es fundamental para que la democracia tenga éxito, al igual que la igualdad de oportunidades, la libertad de expresión y la protección de la propiedad privada. Este autor advierte sobre el peligro de la apatía política e indica que el poder ilimitado de la mayoría es especialmente peligroso cuando se asocia a la mediocridad y cuando hombres ambiciosos y poco inteligentes, tienen la oportunidad de conectar con las masas, mediante lemas electorales simplistas. Así surgieron las dictaduras plebiscitarias de Hitler y Mussolini y la apatía política de la República de Weimar permitió el surgimiento del nefasto régimen Nazi.

Modernamente se entiende la gobernanza en democracia como la forma mediante la cual se ejerce el poder basado en un sistema de instituciones políticas, en el fortalecimiento de los poderes locales, en la transparencia y rendición de cuentas en la gestión pública, la promoción de la autogestión y de redes de desarrollo social. Todo ello con independencia de los poderes públicos y goce de las libertades y derechos civiles, sociales, políticos y culturales. Por ello para asegurar la gobernanza y una democracia genuinamente participativa, es imprescindible acrecentar el activo de capital social individual y colectivo, es decir, el fortalecimiento de la sociedad civil expresado en una sólida cultura cívica, vigencia de principios éticos, y la responsabilidad ciudadana. Solo así se puede asegurar la gobernanza en democracia y establecer una barrera contra la corrupción y el populismo.

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