Poderosos barcos de guerra, aviones espía y miles de tropas estadounidenses van rumbo al mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela.
Menos de una semana después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos acusara por narcotráfico al presidente Nicolás Maduro y a una decena de altos funcionarios o exfuncionarios de Venezuela, el gobierno de Donald Trump anunció este miércoles el inicio de una operación antinarcóticos ampliada que implica la duplicación de las fuerzas estadounidenses presentes tanto en el mar Caribe como en el Pacífico oriental.
¿Su misión oficial? Reducir la entrada de drogas ilegales en EE.UU., pero también «reducir el soporte financiero para el narcotráfico que provee al régimen corrupto de Maduro en Venezuela y a otros actores perniciosos de los fondos necesarios para realizar sus actividades malignas», de acuerdo con el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien.)
El despliegue militar estadounidense fue anunciado apenas 24 horas después de que el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, presentara una propuesta para la conformación de un gobierno de transición en Venezuela.
En un giro a posturas anteriores más radicales, la propuesta establece la participación de representantes chavistas en condiciones de igualdad con la oposición para llevar al país a la celebración de unas elecciones presidenciales y legislativas en un plazo de seis a 12 meses.
En un comunicado divulgado el miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, acusó al gobierno estadounidense de querer distraer la atención de la crisis del coronavirus y de atacar a Venezuela con infamias y amenazas.
Arreaza descalificó la propuesta de transición como un acto de injerencia.
Maduro, por su parte, tachó los señalamientos en su contra de «falsos» y acusó a Trump y a los miembros de su gobierno de actuar como «cowboys racistas del siglo XXI».
La Casa Blanca no reconoce a Maduro como gobernante legítimo de Venezuela, pues considera que su reelección en 2018 fue fraudulenta.
Motivaciones aparte, lo cierto es que un caso como este no se presentaba en la región desde finales de la década de 1980, cuando las autoridades estadounidenses imputaron por narcotráfico a otro presidente en ejercicio al que tampoco reconocían: el panameño Manuel Antonio Noriega.
«Si yo acabara de ser imputado por narcotráfico, con una recompensa de US$15 millones por mi captura, tener al Comando Sur realizando una operación antidrogas cerca de mi costa con un grupo de destructores, Awacs, una brigada del ejército y agentes de operaciones especiales no sería algo muy tranquilizador», escribió en un tuit el senador por Florida Marco Rubio, un conocido crítico de Maduro.
Pero ¿qué detalles se conocen sobre este inusual despliegue militar que lanzó Estados Unidos?
Barcos de guerra y fuerzas especiales
Lo más destacado de esta «operación ampliada antinarcóticos» es el gran despliegue de fuerzas y tropas.
De acuerdo con el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de EE.UU., en la operación participan miles de guardacostas, soldados de infantería, marinos, así como miembros del cuerpo de Marines y de la Fuerza Aérea.
También se incluye a Fuerzas de Operaciones Especiales.
En respuesta a una consulta de BBC Mundo, el Comando Sur de Estados Unidos -el brazo del Pentágono responsable de la ejecución de esta operación- señaló que por razones de seguridad operacional no pueden ofrecer detalles sobre la cantidad de tropas y de recursos involucrados, ni tampoco su cronograma.
Sin embargo, se sabe que la operación comenzó oficialmente el miércoles, luego de que la Armada estadounidense sumara barcos de guerra adicionales procedentes de su Comando Europeo (EUCOM) y de su Comando del Pacífico (PACOM) a naves de la Flota Atlántica con sede en Norfolk (Virginia) que ya se encontraban navegando por el Caribe.
Pero ¿de qué tipo de barcos se trata?
- Destructores: se trata de barcos de guerra multifunción, con capacidades defensivas y ofensivas. Pueden realizar operaciones antiaéreas, antisubmarinos y antisuperficie. Entre sus sistemas de ataque cuentan con los temibles misiles Tomahawk. Los destructores USS Porter y USS Ross fueron los responsables de lanzar los más de medio centenar de misiles guiados que fueron empleados en el ataque de castigo que Estados Unidos lanzó en contra de instalaciones militares en Siria en abril de 2017.
- Buques de combate litoral: son barcos de guerra de última generación, diseñados para operaciones cercanas a la costa. Son considerados rápidos y ágiles. Están dotados de sistemas que les permiten enfrentar amenazas «asimétricas» como minas y submarinos de diésel. Pueden servir como transporte de una pequeña fuerza de asalto, sirviendo de plataforma para lanchas de desembarco, vehículos acorazados o vehículos no tripulados. Cuentan con un hangar en el que pueden transportar hasta dos helicópteros MH-60 Seahhawk. Son consideradas naves adecuadas para perseguir y capturar a traficantes y piratas.
- Barcos guardacostas: al menos 10 barcos guardacostas participan en la «operación ampliada antinarcóticos». Estados Unidos cuenta con una amplia variedad de buques de este tipo que cuentan con capacidades distintas, aunque en general se destinan a operaciones de seguridad marítima.
Estados Unidos anunció que desplegará helicópteros tanto en los barcos guardacostas como en los destructores.
Otras naves aéreas que se usarán en la operación son:
- Aviones P8: los aviones de vigilancia P8 son una versión modificada y militar del Boeing 737. Cuentan con un avanzado sistema de radares y sensores, así como con una amplia capacidad ofensiva que les permite lanzar misiles, torpedos y minas. Están especialmente dotados para los combates aire-mar y aire-tierra.
- Aviones E-3 Awacs: reconocibles a simple vista por el enorme radar rotatorio que llevan en su parte superior, estas naves son una herramienta avanzada para operaciones de vigilancia, comando, control y comunicaciones. Su producción se detuvo en 1992, cuando solamente había 68 unidades de su tipo. Ofrecen una lectura completa y en tiempo real del espacio aéreo sobre un área de más de 310.000 kilómetros cuadrados. Pueden detectar aviones que vuelan a baja altitud y seguir simultáneamente objetivos en el aire y en el mar. Jugaron un papel fundamental durante las guerras de Irak y Afganistán, así como en el combate contra el autodenominado Estado Islámico.
- Aviones E-8 JStars: es una nave radar capacitada para detectar, hacer seguimiento y clasificar vehículos en tierra u otras aeronaves, proveyendo de imágenes y mapas tácticos en tiempo real. Ha sido utilizado extensamente en las guerras de Afganistán e Irak, así como en la operación internacional sobre Libia en 2011.
Muchas agencias, muchos gobiernos
En la «operación ampliada antinarcóticos» participan varias agencias e instituciones de Estados Unidos, incluyendo el Cuerpo de Guardacostas, el Departamento de Seguridad Nacional, la Agencia Antidrogas (DEA), el Departamento de Justicia, miembros de la comunidad de inteligencia y el Departamento de Defensa.
Según explicó el secretario de Defensa, Mark Esper, se contará además con la colaboración de otros 22 países que aportarán diversas «capacidades de inteligencia y operativas».
«En cooperación con 22 naciones asociadas, el Comando Sur de EE.UU. aumentará la vigilancia, interrupción y captura de cargamentos de droga, además de dar apoyo adicional a los esfuerzos de erradicación (de cultivos)», señaló Trump durante la rueda de prensa.
El despliegue se realiza tanto en el mar Caribe como en el Pacífico oriental porque EE.UU. cree que así puede obtener mejores resultados.
«Durante años, los carteles han usado estas rutas para traer la cocaína principalmente desde Colombia, pero ahora también desde Venezuela. Y estas rutas marítimas en ambas costas se han convertido en las vías principales para traer cocaína a EE.UU.», señaló el fiscal general estadounidense, William Barr.
Queda por ver si los resultados de esta ofensiva contra el «narcotráfico» hacen justicia a los recursos que esta operación implica.
Excelente analisis