[box_dark]Algunos creen que «emigrante» es un término que deshumaniza, un peyorativo descortés.[/box_dark]
Las imágenes de personas gateando bajo alambre de púas en Calais, Francia, o cruzando el Mediterráneo en barcos pesqueros han dominado los medios de comunicación en meses recientes. E incluso está emergiendo un debate sobre las palabras que deben utilizarse para describir a la gente.
La palabra migrante está definida en el diccionario como alguien «que se traslada de un lugar, área o país a otro, ya sea temporal o permanentemente».
Se utiliza como un término neutro por las organizaciones de comunicaciones -incluida la BBC- pero ha habido críticas por ese uso.
El sitio de internet de Al Jazeera decidió que no usará migrante y «en lugar de ello, donde sea apropiado, dirá refugiado«.
Un editor de la cadena escribió: «El término ha evolucionado de las definiciones del diccionario para convertirse en una herramienta que deshumaniza y distancia, un peyorativo descortés«.
Y un artículo en el Washington Post preguntó si había llegado el momento de descartar la palabra
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A algunos les disgusta el término porque implica algo que es voluntario pero que está siendo aplicado a personas que enfrentan un peligro.
Un documento de la ONU sugiere: «El término ‘migrante’… debe entenderse comoalgo que incluye todos los casos donde la decisión de emigrar se toma libremente por el individuo implicado, por razones de ‘conveniencia personal’ y sin intervención de un factor externo forzoso».
«Migrante solía tener una connotación bastante neutral», explica Alexander Betts, director del Centro de Estudios de Refugiados de la Universiad de Oxford.
«Éste no dice nada sobre su derecho a cruzar la frontera o si deben hacerlo». Pero algunas personas creen que la palabra recientemente ha desarrollado un significado amargo. Se le usa para referirse a «no un refugiado», argumenta Betts.
Las búsquedas en internet de migrante se han incrementado desde que Google comenzó a reunir esta información en 2004. Y en el último mes (hasta el 25 de agosto en la base de datos Nexis), el término más comúnmente usado en los periódicos nacionales de Reino Unido (excluyendo The Times, The Sun y Financial Times) es migrante: con 2.541 casos.
Esto es dos veces más popularidad que la siguiente palabra más usada: refugiado.
Un refugiado, según la Convención de Refugiados de 1951, es «cualquier persona que, debido a un temor bien fundado de ser perseguido por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular u opinión política, está fuera del país de su nacionalidad y es incapaz de, o debido a ese temor no quiere, buscar protección en ese país».
«Refugiado implica que tenemos una obligación con esa gente«, dice Betts. «Implica que tenemos que dejarlos entrar a nuestro territorio y darles la oportunidad de buscar asilo».
Pero puede haber mucha gente que es cautelosa al etiquetar a alguien como refugiado hasta que esa persona haya pasado por el proceso legal de demandar asilo.
En Reino Unido, y otros lugares, primero se analizan las demandas de «estatus de refugiado«, antes de que éste sea otorgado o negado.
«El momento en que se puede decir oficialmente que ellos son refugiados o migrantes económicos es el momento en que el Estado de la Unión Europea que está procesando su solicitud toma esa decisión», dice Tim Stanley, historiador y columnista del Daily Telegraph.
«No estoy cuestionando la validez de su narrativa, no estoy diciendo que alguien esté mintiendo sobre ello. Lo que estoy diciendo es que es el Estado al que llegan el que debe definir lo que son».
Solicitante de asilo se refiere a alguien que ha pedido acceder al estatus de refugiado y está esperando el resultado. Pero es algo que a menudo usan los que están tratando de entrar a un país particular para hacer su solicitud.
La palabra asilo es muy antigua. Se usó por primera vez en 1430 para referirse a «un santuario o lugar inviolable de refugio y protección para criminales y deudores, del cual no pueden ser retirados de mantera forzosa sin sacrilegio».
La descripción más común usada junto con solicitante de asilo en periódicos de Reino Unido entre 2010 y 2012 fue la palabra fallido.
Pero mientras el término solicitante de asilo fallido describe a alguien que ha pasado por un proceso bien definido, hay términos que se aplican de forma menos específica.
Uno de los términos más controvertidos es inmigrante ilegal, junto con migrante ilegal.
Un estudio del Observatorio de Migración de la Universiad de Oxford analizó 58.000 artículos de períodicos británicos y encontró que ilegal fue la descripción más común usada para la palabra inmigrantes.
«El término es peligroso», argumenta Don Flynn, director de la Red de Derechos de Migrantes. «Es mejor decir migrantes irregulares o indocumentados«.
Llamar a alguien un migrante ilegal se asocia con conducta criminal, agrega.
Otros críticos de la expresión indican que ésta da la impresión de que es la persona la que es ilegal y no sus acciones.
«Una vez que entran a Reino Unido y solicitan asilo, ya no son ilegales. E incluso si su solicitud de asilo es rechazada, no son migrantes ilegales», afirma Zoe Grumbridge de Refugee Action.
La ONU y el parlamento de la UE han pedido poner fin a la frase. Algunas personas también han criticado el uso de clandestino.
En 2013, la agencia de noticias AP y Los Angeles Times cambiaron sus guías de estilo y recomendaron no usar «inmigrante ilegal» para describir a alguien sin una visa válida.
Pero otros no están de acuerdo, dicen que puede ser una descripción útil.
«Si vienes de un país sin permiso y lo haces fuera de la ley, eso es ilegal«, afirma Alp Mehmet, vicepresidente de MigrationWatch Uk.
«Si la persona no ha entrado no es inmigrante ilegal, aunque potencialmente esté emigrando usando medios ilegales».
Es claro que hay quienes desean hacer una distinción entre las personas que usan el canal legal aceptado para entrar a un país y aquéllos que están entrando por otros médotos.
«Entiendo por qué la gente se siente incómoda con ese término, pero es preciso cuando te refieres a alguien que ha violado la ley al entrar a un país o a quien se le ha dicho que salga del país y está violando la ley al quedarse», dice Stanley.
Otra crítica del término inmigrante, con o sin la palabra ilegal como agregado, es que éste tiene menos probabilidades de ser utilizado para describir a personas que vienen de países de Occidente.
Algunos comentaristas han sugerido que cuando se habla de europeos se los describe como expatriados.
«Muy a menudo cuando hablamos sobre británicos que emigran -dice Emma Briant, autora del libro Bad News for Refugees (Malas Noticias para los Refugiados)- solemos hablar de ellos como expatriados. Ellos no son inmigrantes».
Ha habido comentarios satíricos sobre las diferencias entre los términos.
Algunos creen que migrante no está exento de ofensa.
Judith Vonberg, periodista que ha escrito para la Red de Derechos de Migrantes sobre el asunto, dice que la palabra «puede realmente reforzar la dicotomía que tenemos entre la idea de un buen refugiado y un mal migrante«.
Pero Alp Mehmet, de Migration Watch, cree que migrante debe ser utilizado porque es una palabra fácil de entender. «Todos… sabemos exactamente lo que quiere decir migrante».
Algunas personas también creen que migrante es una palabra que debe usarse cuando un grupo de gente incluye tanto refugiados como migrantes económicos.
Tim Stanley argumenta que ésta refleja con precisión un número importante de personas que están cruzando hacia Europa.
«Es por eso que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) está absolutamente en lo correcto al describir al grupo de personas tanto como migrantes como refugiados», afirma.
El uso del término migrante económico ha sido muy debatido.
El término «está siendo usado para implicar tanto libre elección como coacción», dice Betts. «Se usa para sugerir que hay razones voluntarias para el movimiento y no un movimiento forzado».
Hay palabras que ya casi no se usan.
Según Betts, desde el fin de la Guerra Fría, «exiliado ha caído en desgracia«. El término «tenía una especie de connotación solemne y noble», argumenta.
Fue usado para describir a alguien que ha sido forzado a salir de su país pero que aún estaba políticamente comprometido con él y estaba planeando regresar algún día. «Creo que hoy en día, muchos sirios están en esa posición», dice Betts.
El cambio de lenguaje en la migración podría parecer insignifcante para algunas personas pero para los que están involucrados en el debate no hay duda de su importancia.
«Las palabas importan en el debate sobre migración», afirma Rob McNeil del Observatorio de Migración.