Ambos Jorge se estrecharon en un apretón de manos, y el purpurado le dijo al dirigente judío: «Ustedes serán nuestros hermanos mayores en la fe, pero vos sos hijo nuestro»… Kirzsenbaum lo miró desconcertado y con una sonrisa pícara Bergoglio le aclaró: «¿No sos de Boca, vos? Bueno, adiviná de qué cuadro soy yo…»
Cualquier posible tirantez que podría haberse generado se diluyó con la referencia futbolera a su condición de hincha de San Lorenzo del desde ayer papa Francisco I. Después de desayunar en la AMIA, el prelado fue hasta el barrio de Belgrano -junto con Kirzsenbaum y otros dirigentes- a ver una muestra sobre Maimónides (el primer exégeta de la Torá en estudiar las Sagradas Escrituras desde la lógica aristotélica) en el Museo Larreta.
A lo largo de los años, Bergoglio no ocultó su cariño y su cercanía con el pueblo judío. En broma, mezcla de cariño y admiración, muchos feligreses de los templos que frecuentaba para las Altas Fiestas (Rosh HaShaná, Iom Kipppur) y para Janucá (que suele coincidir con Navidad) lo llamaban «el rabino Bergoglio».
Belgrano, se sabe, alberga la mayor concentración de sinagogas del país. Dos de ellas lo tuvieron a Bergoglio como asiduo visitante. Una, NCI Emanu-el, en la calle Arcos; la otra, Benei Tikvá, en la calle Vidal. El Gran Templo de la calle Libertad también lo tuvo como concurrente obligado en los festejos del Año Nuevo judío y el Día del Perdón. En la última celebración de Janucá, la Fiesta de las Luminarias (en la que se encienden velas de un candelabro de nueve brazos para recordar un milagro que tiene que ver con la luz), Bergoglio, flanqueado por los rabinos Sergio Bergman y Ale Avruj, fue invitado a encender la vela correspondiente al quinto día del festejo.
«Janucá se une en un símbolo con la Navidad y es el símbolo de la luz, ya que en el relato del nacimiento de Jesús, los ángeles anunciaban la presencia de la luz, o sea que la luz está en ambas fiestas. En el caso de Janucá, tiene un significado histórico muy concreto, pero también se proyecta hacia adelante y da lugar a luces propias», explicó Bergoglio a los feligreses congregados esa tarde-noche.
Su cercanía y su amistad con Bergman (que oficia en Libertad) es tan fuerte como la que mantiene con Abraham Skorka, del templo de Vidal, ubicado en una postura opuesta a la del hoy legislador por el PRO, al menos en lo que hace a la interna comunitaria. Con «Abi» Skorka compartieron un programa de cable y son coautores del libro «Sobre el cielo y la tierra», una recopilación de diálogos entre ambos religiosos. Ayer Skorka se deshizo en elogios hacia su amigo y declaró a la Agencia Judía de Noticias que es «el papa que necesita el cristianismo». Quizá se dejó llevar por el entusiasmo, y se internó en aguas naturalmente vedadas para religiosos de otras confesiones. Sin embargo, lo que seguramente quiso hacer Skorka fue reflejar la inocultada alegría que en la comunidad judía argentina provocó la designación de Bergoglio al frente de la Iglesia Católica. Por su doble condición de argentino y de orgulloso amigo de los judíos.
«Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor» Esta información me ha llenado de orgullo judeo-cristiano, como me siento cuando estoy en mis oraciones; como me siento cuando hago lecturas de los web hebreos; cuando hago mis compilaciones de los calendarios judío y católico buscando la cor
relación y el sentido de las respectivas festividades, etc. etc. D´os es nuestro único Señor. Vendrán días..mejores y, al final, nos encontraremos en la Jerusalem que bajará del cielo…