Un documento interno de PDVSA reveló en mayo las intenciones del gobierno venezolano de retomar el sistema de concesiones privadas y dinero extranjero para conseguir niveles de producción de la década de 1990.
Meses después del llamado de PDVSA para atraer inversión extranjera, el grito de socorro de la petrolera estatal venezolana llega a los oídos de China.
Según información publicada por la agencia Bloomberg, el principal productor de petróleo de Beijing, China National Petroleum Corporation, estaría sentando las bases para reactivar la producción en Venezuela, mientras el presidente Nicolás Maduro finaliza la legislación para atraer a más capital internacional.
Según Robert Evan Ellis, profesor del Colegio de Guerra del Ejercito de Estados Unidos, los planes del legislativo son “una indicación de que en su desesperación Venezuela ahora está listo para ceder a su patrocinador principal lo que desea”.
El pasado mes de mayo, un documento interno de PDVSA revelaba las intenciones del gobierno venezolano de retomar el sistema de concesiones privadas y dinero extranjero, para recuperar los niveles de producción de petróleo previos a la llegada de Hugo Chávez al poder.
De acuerdo con el documento, bajo estos contratos, los inversores financiarían el 100 % de las operaciones y su comercialización. No así la titularidad, que seguiría siendo del Estado venezolano.
“Es un sistema prácticamente concesionario, aunque la palabra no lo usan porque eso suena a pre-nacionalización”, asegura Juan Szabo, Consultor energético, expresidente de Exploración y Producción de PDVSA.
Según las fuentes de PDVSA citadas por la agencia Bloomberg, la estatal china, también conocida como CNPC, ya habría enviado ingenieros y personal comercial para examinar compañías de servicios locales para impulsar la producción de PDVSA y de otras cinco empresas vinculadas a la petrolera.
Y si bien las medidas de la empresa china CNPC son preliminares, los expertos aseguran que hay señales que indican que Beijing está seriamente considerando regresar al país, tras años de escasa inversión. Analistas creen que las recientes conversaciones entre gobierno y oposición son una prueba de ello.
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Según Evan Ellis “ahora con las conversaciones en México y el fracaso de la oposición en diciembre pasado en las elecciones hay evidencia de que Maduro sí va a seguir. Creo que con esta nueva legislatura que va a pasar su nueva ley por lo menos hay un marco legal que permite que China pueda reclamar esos pagos en el futuro”.
Y mientras Maduro pondera las ganancias políticas y económicas de las reuniones de México en su particular partida de ajedrez, a mediados de agosto sorprendía relevando al titular de Exteriores por el hasta ahora embajador en China, Félix Plasencia.
Un nombramiento, que según los analistas, podría avanzar la agenda política de Maduro, pero también los lazos económicos con su socio asiático.
“Esto probablemente haya sido bienvenido por Beijing, el tener una figura con una trayectoria en Asia, con un bajo perfil que les permite llevar a cabo negociaciones de forma discreta sin levantar alarmas en países de occidente”, opina Parsifal D’Sola, director del Centro de Investigación chino-americano Andrés Bello.
Sin embargo, con una producción de 614.000 barriles de crudo en el mes de julio, según cifras de la OPEP, el objetivo del gobierno de llegar a los 3,4 barriles diarios que se produjeron en el año 1998 pareciera una meta inalcanzable, al menos, en el corto plazo.