Ricardo Escalante, Texas
Urgente, necesito ayuda: Si entre mis millones de lectores usted es el único con acceso directo al presidente Nicolás Maduro (¡Presidente y punto!), comuníquese de manera inmediata conmigo. La posteridad y Sabaneta se lo agradecerán y remunerarán.
Yo, el peor discípulo del único Profesor Emérito (con mayúsculas) de la elitista universidad del Metro de Caracas, de manera interminable he tratado de comunicarme con el Erudito Maestro (otra vez con mayúsculas), pero las múltiples ocupaciones y alguna partidita de dominó con grandes conductores, le impiden escucharme. Por eso, en vez de un artículo, hoy lanzo al voleo este desesperado llamado. Y que conste, si los fines de semana voy a Playa Pantaleta no es para escribir en la arena este SOS con mayúsculas, porque ya esa sería tarea de los aduladores de oficio. Con mi habitual desvergüenza confieso que voy solo para extasiarme con la exuberante “flexibilidad dinámica” de las venezolanas…
Pero bueno, yo, al fin y al cabo amigo de Nicolás y reconocedor de su encumbrada raigambre intelectual, trato de entregarle las pruebas inequívocas de la malvada conspiración para fraguar un magnicidio en su contra. Y lo hago porque ni la V ni la VI repúblicas me perdonarían la omisión. Venezuela no puede, no tiene por qué perderse el singular privilegio de ser presidida por un filósofo constitucionalista autor de grandes obras y, como si fuera poco, creador de una catajarra de frases célebres para cualquier ocasión. Hoy, por eso, deberíamos felicitarnos porque el país está a punto de ser manejado con destreza, sin choques ni frenazos…
Así que… ¡Hey, un momento! En este instante me llega un email suscrito por un supuesto PhG (no Phd) Jorge Giordani, ministro. Lo transcribo: “Si usted tiene las pruebas desembúchelas, porque ya el presidente Maduro ha advertido a Sabaneta y al mundo, lo que esos sinvergüenzas Adam Smith, John K. Galbraith , Milton Friedman y Obama, han inventado para hacer nugatorias nuestras teorías económicas no maduradas con carburo sino en laboratorios de la universidad del Metro. Y entiendo, porque estudié en Gran Bretaña, que usted anduvo tratando de asesorarse con Mrs Thatcher con el mismo malsano objetivo, pero ella no ”… No. No debo continuar la transcripción de ese irreflexivo mensaje porque alguien podría pensar que yo también formo parte de la confa…
¡Qué cosas! Uno no sale del asombro. Ayer una amiga me hablaba por casualidad de los éxitos de la planificación económica de Giordani: Cero inflación; falta de pollo, carne y azúcar; cero desempleo, creciente economía privada estimulada por expropiaciones; inexistencia de papel para el baño, pasta dental y medicinas; cero dependencia de los Estados Unidos; escasez de cemento y cabillas; el reino del hampa que comienza en el despacho de Miraflores… Y cuando quise saber algo sobre el pensamiento económico del doctor Giordani, mi bien enterada amiga afirmó: “La economía venezolana es una de las más sólidas del mundo, porque Giordani aprendió tanta ingeniería eléctrica como cualquier economista, y tanta economía como cualquier electricista. Ahí está el secreto”…
Yo, a veces preocupado por el destino nacional, en estas líneas trataba de encontrar ayuda para abrirle los ojos a Nicolás. Quería decirle que Diosdado es el verdadero autor de la confabulación magnicida. ¿Pruebas? Ahh, Chávez, Giordani, Adán y muchos más, las han tenido a mano: Aquellos afiches que decían “Diosdado Presidente”, todo aquello que en una época él firmaba como “Presidente Ejecutivo de la República”, armas escondidas, amenazas de desconocimiento del fuero de los diputados d oposición, la macolla militar que mueve a su antojo y otras cosas… ¡Cuídate Nicolás! ¡Tu eres sabio!