Gustavo Coronel / Washington
Por donde se le mire Fernando es un formidable escritor y un destacado filósofo. Ello le permite en ocasiones caminar, en lo conceptual, sobre el filo de la navaja. En su hermoso artículo “Los Héroes de nuestro Tiempo” lleva a cabo, en mi criterio, una de estas caminatas, cuando compara al recién fallecido Oswaldo Payá y al Ché Guevara y los define, a ambos, como héroes. Para hacerlo explica que ambos fueron héroes “
en los respectivos tiempos que vivieron”. Es preciso decir, de entrada, que el objetivo de la comparación es resaltar el heroísmo de vida de Payá frente al culto de la muerte que caracterozó al Ché Guevara. No hay dudas sobre las preferencias de Mires. Mis dudas se refieren a su concepto de heroísmo que me parecería correcto solo en un sentido histórico muy estrecho pero esencialmente incorrecto desde un punto de vista ético, el cual es – en mi criterio – un ingrediente importante del heroísmo.
Fernando Mires dice: “ambos [Guevara y Payá] fueron héroes en los respectivos tiempos que vivieron. Así, mientras el Che signó con su vida un periodo marcado por la violencia, la guerra y la muerte, Oswaldo Payá entregó su persona a los ideales de la libertad, de la paz y de la democracia. Y agrega: “los dos nombres aquí señalados llevaban en su frente la marca indeleble del tiempo que habitaron. Guevara, hijo de las tradiciones de los siglos XlX y –sobre todo- del XX: el más tétrico de la historia universal (tres guerras mundiales; dos calientes y una fría que también fue muy caliente) fue –qué duda cabe- un héroe de su tiempo: Una de las razones por las cuales tantos jóvenes se identificaron con su figura”.
Este párrafo sugeriría que Guevara fue un héroe de su tiempo porque la violencia representaba entonces un valor predominante. Uno entendería que la violencia era como la moda a ser imitada, digna de ser adoptada como línea de conducta. Y allí pienso que Mires se equivoca. Lo creo así porque esa época de Guevara coincidió, por ejemplo, con el heroísmo de muchos quienes defendían valores totalmente opuestos.Por ejemplo, en esos años comenzó la larga prisión de Nelson Mandela, por defender valores esencialmente contrarios a los que defendía Guevara. Los tiempos de Guevara también fueron los tiempos de quienes condenaban la violencia y la muerte predicada por Guevara. No sería, quizás, más acertado describir a Guevara como un anti-héroe, si es que el heroísmo es una vida de hazañas excepcionales o, al menos, un acto excepcional, para mejorar a la humanidad? O es que el heroísmo debe despojarse de toda condición ética para representar simplemente lo excepcional pero no lo digno de ser imitado? Si esto último es cierto, no objeto la definición de héroe para Guevara, pero he pasado toda mi vida pensando que el heroísmo debe tener un contenido ético.
Mires añade: “Che Guevara, héroe de su tiempo, nunca habría podido serlo en el nuestro. En el mejor de los casos habría sido un terrorista, como los criminales de las FARC. Del mismo modo, un hombre como Payá que predicaba la reconciliación, los derechos humanos y la democracia, habría sido considerado en el tiempo de Che Guevara, un burgués ingenuo, o simplemente un loco”. Y aquí tampoco me alíneo con Fernando. En los tiempos de Guevara la gesta de Payá hubiese sido percibida por millones de habitantes del planeta como igualmente heróica, quizás más aún que hoy, cuando Cuba ya no es tan Cuba ni Raúl tan Fidel. Y la actividad de Guevara, su invasión de Bolivia, su intento de convertir a los Andes en una gran Sierra Maestra era ya vista en sus tiempos como anti-heróica. Recordemos que Guevara se quejaba de que los aldeanos lo veían con ojos de indiferencia, cuando no de hostilidad. Para los bolivianos de esos tiempos Guevara no fue un héroe aunque ahora el gobierno de Morales lo haya canonizado como tal. En esa época en la cual vivió y murió Guevara la noción de heroísmo estaba tan fuertemente asociada a la búsqueda de la justicia y de la libertad como lo está hoy. Quien sea lo suficientemente viejo ha vivido en ambos tiempos y recuerda que la definición de lo bueno y de lo malo no ha cambiado durante esos años, ciertamente no con la rapidez con la cual cambiaría la moda femenina.
Creo que el artículo de Fernando Mires representa un hermoso tributo a Oswaldo Payá pero hace un elogio innecesario y, por lo menos, controversial, del Ché Guevara.