Un manifestante durante protestas en Caracas. (30.04.2019).
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¿Cuán “quirúrgica” y factible es una operación militar para derrocar el régimen chavista? DW habló con expertos sobre la propuesta de algunos opositores venezolanos para terminar con la crisis del país sudamericano.
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DW
Una operación moderna, quirúrgica, del siglo XXI, para derrocar al presidente venezolano, Nicolás Maduro. Es lo que propuso María Corina Machado en entrevista con DW, cuando se le preguntó si una intervención extranjera seguía siendo parte de la estrategia opositora. La dirigente del movimiento Vente Venezuela precisó que «intervención no es invasión militar”, sino que es «algo mucho más complejo y sofisticado”, con apoyo de la comunidad internacional.
Sus dichos levantaron una serie de críticas y cuestionamientos. Expertos en seguridad y conflictos internacionales consultados por DW coinciden en que, tras 20 años de régimen chavista, Venezuela enfrenta una profunda crisis social, económica, política y de derechos humanos, con la oposición perseguida y las libertades restringidas, pero la fórmula del uso de la fuerza, que algunos opositores esgrimen cada cierto tiempo, es mucho menos sencilla, efectiva y legítima de lo que se cree.
«El régimen venezolano no es solo Maduro»
Hasta ahora, ni las sanciones, ni la diplomacia, ni el plan «Transición Democrática”, propuesto por Estados Unidos para retirar las sanciones a cambio de que un gobierno de transición organice nuevas elecciones, han dado resultado. En cambio, resuenan las palabras del presidente Donald Trump: «todas las opciones están sobre la mesa”.
La propuesta de la opositora venezolana María Corina Machado de una acción militar para sacar al presidente Maduro ha sido fuertemente cuestionada.
Estados Unidos ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por información que conduzca a la captura del líder chavista, acusado de narcotráfico internacional. La semana pasada, Maduro denunció que Trump tendría un plan para asesinarlo con francotiradores entrenados en Colombia. ¿Cuán reales son los planes de intervención? Difícil predecirlo, más allá de los alardes de Trump y la estrategia del gobierno venezolano de demonizar al enemigo.
«Basado en la experiencia internacional, si hay un actor como Estados Unidos o una alianza de Estados que tenga la capacidad de hacerlo, la operación es factible. Pero el régimen venezolano no es sólo Maduro, hay muchos más actores”, indica Jonas Wolff, del Instituto de Investigación de la Paz de Frankfurt (PRIF), en entrevista con DW.
Tras siete años como presidente, Maduro no es un líder solitario aislado en un pequeño país. Los analistas prevén que una incursión armada en Venezuela sería una operación de gran magnitud y larga duración, con una extensa fase de estabilización y reconstrucción postconflicto. Un desafío mucho mayor que las incursiones estadounidenses en Panamá o Granada, en la década de 1980.
Con una superficie de más de mil millones de kilómetros cuadrados -el doble de Irak-, Venezuela tiene 33 millones de habitantes y es la quinta mayor fuerza militar de América Latina, con 343 mil miembros, según el ranking Global Firepower.
¿Cuán leales son a Maduro? La gran mayoría de los militares se ha formado en el chavismo. «El grueso del sostenimiento del régimen es que las fuerzas armadas no han decidido hacer algo diferente”, dice la politóloga argentina Marcela Donadio, Secretaria Ejecutiva de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (RESDAL).
¿Qué tipo de operación militar?
En un análisis publicado en la revista Foreign Affairs, Frank Mora, quien fuera subsecretario adjunto de Defensa para América Latina del presidente Barack Obama, señala que «hay dos formas en que Estados Unidos podría usar la fuerza en Venezuela: una campaña de bombardeos de precisión y una invasión a gran escala”.
Una invasión terrestre es larga, cara y compleja y, según Mora, requeriría de al menos 150 mil soldados para tomar y asegurar instalaciones militares y de gobierno. En un país pequeño como Panamá, Estados Unidos necesitó 27.000 soldados y 300 aviones. La invasión tomó 42 días y las operaciones militares posteriores más de cuatro años, detalla el experto del Centro para América Latina y el Caribe Kimberly Green.
Un ataque de precisión parece una operación más efectiva, rápida y «del siglo XXI”, dirigida a destruir infraestructura clave, con apoyo de armas de precisión a distancia y drones, cercar a Maduro y forzar su rendición. Pero no siempre se obtienen resultados óptimos. En Libia, el 2011, Gadafi cayó tras siete meses de ataques.
Si el régimen venezolano resiste, igualmente podría ser necesaria una invasión. En ambos casos, habría que intervenir las fuerzas armadas, desarmar el masivo aparato de inteligencia y enfrentar grupos paramilitares y milicias de Cuba y Rusia, además de bandas criminales asociadas al narcotráfico. Los expertos prevén destrucción, muerte, millones de refugiados y una trabajosa reconstrucción, dado el tamaño del país.
«Un asesinato selectivo con drones que maten a Maduro y su gobierno es posible, pero estaríamos frente a crímenes internacionales. ¿Tropas que llegan y lo toman prisionero? Es menos grave, pero lo veo descabellado. El entramado social que está detrás del chavismo tampoco lo va a aceptar y se detonaría una guerra civil”, dice José Julio Fernández.
El director del Centro de Estudios de Seguridad (CESEG) de la Universidad de Santiago de Compostela aclara que una extracción, acción concreta destinada a proteger nacionales o líderes opositores perseguidos, tampoco resolvería la grave crisis de Venezuela.
Hay acuerdo en que ingresar al país sudamericano es la parte más fácil. ¿Intervención quirúrgica? Fernández lo descarta: «Hay intervenciones quirúrgicas como fue matar a Bin Laden. Pero perseguir a un terrorista o criminal de guerra no puede servir de ejemplo para, usando mecanismos antidemocráticos, cambiar un régimen para hacer una transición hacia una mejor democracia”.
Stefan Peters, director del Instituto Colombo-Alemán para la Paz (CAPAZ), corrobora: «Se sugiere que es posible hacer un golpe en forma quirúrgica. Pero la acción no ocurriría en un lugar apartado como en el caso de Bin Laden, sería en una ciudad, en Caracas. Y hay que decirlo muy francamente: eso significa sangre”.
El politólogo alemán considera que «es irresponsable creer que con capturar o matar a Maduro el conflicto termina. Hay sectores en Venezuela que están con el gobierno. Podría darse una cacería de brujas y un estallido”.
«El chavismo no es un régimen formal fantasma, sino que tiene una base social amplia. Millones de personas que no van a cambiar fácilmente de posición política”, apunta Fernández. El escenario es además complejo, en medio de la pandemia, con la oposición dividida, sin consenso regional ni internacional y Trump en medio de un incierto panorama electoral.
«Además, en un país con altas cifras de homicidios, una intervención militar es agregar combustible a una situación que ya es explosiva”, advierte Donadio.
Éxito vs. costos
En mayo pasado, la Operación Gedeón, liderada por el exmilitar estadounidense Jason Goudrau, terminó con dos muertos y decenas de detenidos, entre ellos dos norteamericanos, cuando fueron interceptados los dos botes en que intentaban desembarcar en Macuto.
Quienes contactaron a Goudrau para explorar posibles escenarios que forzaran la salida de Maduro aseguran que habían cortado todo vínculo y el combatiente habría actuado por su cuenta. Trump negó estar detrás de la maniobra, sobre la que hay versiones contradictorias. La oposición denuncia que el grupo fue infiltrado por el gobierno, y este, un intento de golpe.
El régimen de Maduro mantiene alerta máxima ante una eventual invasión por la costa. Ya en marzo acusó de espionaje a un crucero que viajaba rumbo a Curazao, en medio de un confuso incidente que terminó con un buque guardacostas venezolano hundido.
Ya sea una intervención humanitaria o apelando al concepto de responsabilidad de proteger, Fernández subraya que «el único mecanismo legítimo para una intervención militar en Venezuela es el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas” sobre acción en caso de amenazas y quebrantamientos de la paz, o actos de agresión. La acción requiere de autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual muy probablemente vetarían Rusia y China.
Si finalmente -con o sin autorización- se lanzara una ofensiva, el escenario más seguro es que las fuerzas chavistas serían vencidas. La interrogante de los expertos, tras casos como Irak o Libia, es a qué costo y con qué consecuencias. «Podría ser exitosa en el sentido de tumbar un presidente o un gobierno. El asunto es si eso va a solucionar o crear más problemas”, dice Wolff.
Un tema clave es el destino de la cúpula de gobierno, que podría enfrentar la justicia y terminar en prisión. «Una condición que ya se discute es la cuestión de impunidad y amnistía para quienes están dentro del régimen y no van a dejar el poder si sólo existe la amenaza de ir a la cárcel. Para enfrentar esta situación hay que negociar también estos temas”, adelanta Wolff.
Más allá de una eventual acción militar, la Corte Penal Internacional de la Haya ya investiga a Maduro por crímenes de lesa humanidad, tras la denuncia presentada hace dos años por seis países. La fiscalía ha reconocido avances y debiera decidir próximamente si hay méritos para un juicio.
(cp)