Por: MARIO SZICHMAN (TalCual *)
Las avionetas no son más rápidas que una bala, ni más poderosas que una locomotora. Y quienes las manejan no son extraños visitantes de otro planeta con poderes y habilidades mayores a las de cualquier mortal. En realidad, son miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, que transportan en sus avionetas cocaína rumbo a Estados Unidos.
Tras hacer escala en el Estado venezolano de Apure, las avionetas continúan su raudo vuelo hacia el norte. Una vez cruzado el espacio aéreo de Venezuela enfilan hacia el Caribe, hacen un brusco giro hacia la izquierda enrumbando hacia Centroamérica, y luego siguen hacia México, para concluir en las narices satisfechas, o en las venas, de muchos estadounidenses.
Buena, esa es al menos la versión nunca confiable de las autoridades norteamericanas. La versión antagónica es la de las autoridades venezolanas, quienes aseguran luchar de manera incansable para combatir el flagelo de la droga. Y lo demuestran exhibiendo sus pruebas.
HISTORIAS PARALELAS
El Gobierno de Venezuela cortó en el 2005 toda cooperación con la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, tras acusar a sus funcionarios locales de espiar para el Gobierno de Estados Unidos.
A partir de ese momento, las autoridades de Washington han acusado a las autoridades venezolanas de hacer la vista gorda al narcotráfico. Se trata de una plausible táctica para descalificar al adversario.
A su vez, las autoridades venezolanas han intentado demostrar que lejos de ser permisivos con los barones de la cocaína, han intensificado sus esfuerzos para reprimir el contrabando de drogas. Se trata de otra plausible táctica para mostrar un Gobierno proactivo.
Ahora bien, existe un territorio en Venezuela donde puede verificarse quien está diciendo menos mentiras. Ese territorio es el Estado Apure, una especie de gran laboratorio en que se puede dirimir la lucha contra el narcotráfico en Venezuela.
¿SIGUE PERTENECIENDO APURE A VENEZUELA?
Un corresponsal del New York Times visitó recientemente el Estado Apure, luego que las autoridades venezolanas informaron de una serie de éxitos contra las bandas de narcotraficantes provenientes de Colombia.
En fotografías y videos, las fuerzas de seguridad de Venezuela exhibieron numerosos barriles de cocaína líquida confiscados en Apure, avionetas capturadas, pistas de aterrizaje destruidas, y laboratorios de droga allanados.
El corresponsal del periódico norteamericano observó que una pista de aterrizaje que había sido inutilizada «parecía estar nuevamente funcionando». Los restos de dos avionetas que el ejército destruyó «habían sido sacadas del lugar».
Y traficantes «que trabajan para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y que operan con sorprendente libertad de este lado de la frontera, parecían haber recuperado la pista de aterrizaje para continuar sus vuelos secretos enviando cocaína colombiana hacia usuarios en los Estados Unidos».
Una manera segura de inutilizar una pista de aterrizaje es sembrarla de agujeros. O poner obstáculos en su pavimento. Pero no se había tomado precaución alguna para poner esas pistas de aterrizaje fuera de servicio.
«Nuestro espacio aéreo ha sido confiscado por los narcotraficantes», dijo Luis Lippa, un ex Gobernador de Apure, que piensa postularse nuevamente como Candidato por la oposición en las elecciones de Diciembre. Y al aludir a la vasta presencia de los narcotraficantes en Apure, Lippa añadió: «Nuestro territorio nacional se ha reducido».
De nuevo, hay que tomar las cosas con pinzas. Después de todo, Lippa es un opositor. El punto de vista del Gobernador chavista de Apure, Ramón Carrizález, es diametralmente opuesto.
Carrizález declaró en Mayo pasado que las autoridades venezolanas habían destruido 36 pistas de aterrizaje que estaban usando los narcotraficantes. El Gobernador dijo que los narcotraficantes habían recibido una dura paliza de las fuerzas de seguridad de Venezuela. «Escasos países están llevando a cabo una política como la nuestra», indicó Carrizález.
También el Gobierno venezolano anunció en Mayo que había reducido a la mitad los vuelos ilícitos de la aerolínea nacional de los narcos. Pero existe un problema: el Gobierno de Caracas se negó a ofrecer datos para corroborar su aseveración.
¿A QUIÉN CREER?
La Oficina Nacional de Control de la Droga, que depende de la Casa Blanca, calcula que alrededor del 24 por ciento de la cocaína que se envía desde Sudamérica pasó en el 2010 por territorio venezolano, usando los servicios de la aerolínea montada por los narcos. Eso representaría unas 200 toneladas anuales del estupefaciente.
Según analistas obviamente enemigos del Gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías, más de la mitad de esa carga partió de pistas de aterrizaje de Apure.
The New York Times publicó un mapa de seguimiento de vuelos hecho por el Gobierno de Estados Unidos usando datos de radares de largo alcance. El mapa es muy interesante. Muestra una espesa maraña de líneas serpenteantes, que representan vuelos de avionetas de narcotraficantes. Todas esas líneas parten de Apure.
Una de las razones sería que alrededor de 2005 Colombia, que tiene relaciones casi carnales con Estados Unidos, comenzó a ejercer un mayor control de su espacio aéreo, gracias a la ayuda norteamericana.
Tal vez a raíz de eso, los narcos decidieron enfilar hacia Apure, que tiene una ventaja sobre otros estados venezolanos: además de ser fronterizo con Colombia, cuenta con vastas planicies. Y allí, dijo el corresponsal de The New York Times, es posible fabricar una pista de aterrizaje en pocas horas, «arrastrando el tronco de un árbol detrás de una camioneta para alisar el terreno».
Por lo tanto, si las fuerzas de seguridad venezolanas destruyen una pista de aterrizaje, los narcos pueden construir otra en escasas horas.
No sólo los miembros de las FARC protegen las avionetas que parten con drogas, sino que también patrullan algunas zonas en motocicleta, y preguntan a los campesinos si observaron alguna actividad sospechosa cerca de las pistas de aterrizaje, pues al parecer, algunas bandas de narcos no pagan derecho de peaje por usar las pistas.
En los ratos libres, los miembros de las FARC cobran dinero a hacendados y empresarios para protegerlos (de las FARC). Residentes entrevistados por el periódico también expresaron temor de las autoridades locales, diciendo que no desean denunciar la presencia de los narcos pues tanto funcionarios como militares colaboran con las FARC.
* http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=74116&tipo=AVA