El proyecto de ley se enfoca en otorgar la opción de aspirar a la ciudadanía para los menores indocumentados que fueron ingresados a EE.UU. por sus padres.
Bajo la presión de los miembros de su propio partido, grupos religiosos e hispanos, republicanos de la Cámara de representantes revierten su posición tradicional de oponerse a la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados, a través de los niños, al asegurar que los niños deben recibir un indulto.
El proyecto de ley conocido como el “Kids Act”, está patrocinado por los legisladores republicanos Bob Goodlate, presidente de la comisión y Eric Cantor.
“Seguramente no comparten la culpabilidad de sus padres”, dijo el presidente del Comité Judicial de la Cámara Bob Goodlatte en una audiencia para examinar la cuestión.
Pero Goodlatte, cuyo comité es el encargado de escribir las leyes de inmigración, dejó en claro que los padres no deberían estar beneficiados con este indulto.
“No creo que los padres que tomaron la decisión de entrar ilegalmente a EE.UU., mientras que obligaron a sus hijos a unirse a ellos, deban contar con el mismo trato que a estos niños”, sotuvo Goodlatte.
La mayoría de los legisladores republicanos creen que ofrecer un camino a la ciudadanía para la población de inmigrantes indocumentados es similar a recompensar a los infractores, pero concuerdan en que los hijos de estos indocumentados, no tienen la culpa de las acciones de sus padres.
De los aproximadamente 11 millones de extranjeros que viven en situación irregular en el país, alrededor de 2 millones tienen 16 años o menos.
En el servicio militar
Jeff Denham de California sugiere que los niños indocumentados ser obligados a servir en el ejército para obtener un estatus legal en los Estados Unidos, mientras que Ted Poe de Texas les llama niños especiales que deben ser tratados de una manera especial que traería a la sociedad, ya que no tenía la intención de violar la ley.
Niños en desacuerdo
Sin embargo, los jóvenes y niños indocumentados rechazaron cualquier tipo de beneficio que no incluya a sus padres.
“Nuestros padres lo sacrificaron todo para ofrecernos un mejor futuro y no vamos a dejarlos atrás”, dijo Cristina Jiménez, de 29 años, quien testificó en la sala de audiencias, y contó cómo sus padres la trajeron a EE.UU. ilegalmente de Ecuador cuando tenía 13 años.